¿Qué fue de Hassan Pérez? El misterio del ‘Talibán’ DESAPARECIDO de FIDEL: ¡La verdad que nadie conocía!

El video que describes examina la historia de Hassan Pérez Casabona, un personaje polémico en la historia reciente de Cuba, cuyas tres transformaciones ilustran perfectamente cómo el poder en Cuba utiliza a sus figuras políticas para adaptarse a sus necesidades cambiantes. Aquí está el resumen de su historia:

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Hassan Pérez Casabona, apodado “El Talibán” debido a su radicalismo y fervor político en los primeros años del siglo XXI, fue una figura clave en la Cuba de Fidel Castro. Nacido en Cuba y educado en la ideología comunista, fue elevado a una posición de gran prominencia dentro de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Fue el rostro del fervor antiimperialista durante la llamada “Batalla de Ideas” en los 2000, especialmente al ser elegido para defender la causa cubana contra la administración de Estados Unidos durante una visita de Jimmy Carter.

Sin embargo, la radicalidad de Pérez Casabona lo hizo demasiado visible para las nuevas estrategias del gobierno de Raúl Castro. Su imagen de orador incendiario, visto por muchos como excesiva y fuera de lugar, llevó a su caída en 2008. Tras ser removido de su puesto, pasó a una “purga” y fue destinado a ser un profesor universitario en el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR), un destino que, aunque aparentemente tranquilo, era en realidad un exilio interno.

El giro más sorprendente en su carrera llegó años después, en 2019, cuando se descubrió que Hassan Pérez Casabona había comenzado a trabajar como consultor para el gobierno de Bolivia bajo Evo Morales. Su radicalismo, ya incómodo en Cuba, fue revalorizado como un activo ideológico en un país aliado.

Finalmente, en un giro inesperado, Pérez Casabona se ha transformado en un académico. Ahora, con el título de “Doctor” en ciencias históricas, se desempeña como profesor en el Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana. Su carrera ha sido una lección de supervivencia política: de líder juvenil radical a intelectual académico, siempre en servicio al sistema cubano, sea bajo la figura de Fidel o Raúl Castro.

Este viaje de ascenso, caída y reinvención demuestra los mecanismos de control del poder en Cuba, donde el sistema es capaz de reciclar a sus figuras políticas, adaptándolas a nuevas funciones mientras mantienen sus lealtades intactas.

¿Qué opinas de su metamorfosis? ¿Es una verdadera transformación o una estrategia del gobierno cubano para adaptar a sus figuras políticas a los tiempos modernos?

Hassan Pérez Casabona, conocido por su apodo “El Talibán”, es un personaje que ha experimentado una evolución fascinante en su carrera política, reflejando la capacidad del régimen cubano para reciclar y reubicar a sus figuras según las necesidades del poder. Su historia es un testimonio de cómo el sistema cubano maneja las transformaciones ideológicas y las figuras políticas dentro de su estructura.

El ascenso de Hassan: El radical del régimen

La historia de Hassan Pérez Casabona comienza a finales de los años 90, durante la presidencia de Fidel Castro, cuando la “Batalla de Ideas” se desató como respuesta a la crisis económica y a la necesidad de revitalizar la revolución cubana. Fue un periodo donde el fervor revolucionario se utilizó para movilizar a la juventud cubana y para enfrentar, ideológicamente, a Estados Unidos. En ese contexto, Hassan, con su energía radical y discurso incendiario, se destacó como uno de los oradores más carismáticos y virulentos del régimen.

Durante el inicio de los 2000, fue ascendido a presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y más tarde, se convirtió en el segundo secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), lo que lo colocó en una posición privilegiada dentro del Partido Comunista. Su creciente protagonismo en la escena internacional, donde fue enviado a defender las causas cubanas, consolidó su posición como uno de los principales cuadros ideológicos del régimen de Fidel.

El Talibán: La radicalidad como sello personal

Su radicalismo no tardó en ganar reconocimiento y un apodo que lo marcaría para siempre: “El Talibán”. En un momento donde la lucha contra el “imperialismo yanqui” alcanzaba un fervor sin precedentes, Hassan se convirtió en el líder juvenil ideal, un hombre que no dudaba en gritar consignas y en presentar una imagen de resistencia firme, casi militar, ante las cámaras. Su estilo, que incluía una estética de tipo paramilitar, su cabello corto y sus constantes discursos vehementes, lo consolidaron como un símbolo de la juventud revolucionaria.

A pesar de su éxito y apoyo dentro del régimen, su figura también comenzó a generar incomodidad, incluso dentro de su propia facción. Su tono extremo y su actitud confrontacional no encajaban con el giro pragmático que la administración de Raúl Castro estaba empezando a implementar en Cuba, lo que selló su destino.

La caída: La purga del Talibán

En 2008, con la transición de poder hacia Raúl Castro, las figuras radicales como Hassan Pérez Casabona se volvieron obsoletas. Raúl, conocido por su enfoque más pragmático y menos confrontacional, necesitaba figuras que reflejaran la nueva imagen del régimen cubano. La radicalidad de Hassan, que en su momento fue un activo del “periodo especial”, se convirtió en un lastre.

En un movimiento sorpresivo, Hassan fue destituido de su cargo como segundo secretario de la UJC y relegado a un puesto sin la visibilidad que había disfrutado anteriormente. Fue asignado a una tarea aparentemente tranquila: enseñar en una universidad del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR). En el contexto cubano, esta transición representaba un castigo, un exilio interno dentro de la misma estructura del sistema. A pesar de que el régimen lo mantenía dentro de la órbita del poder, su influencia se redujo drásticamente.

La reinvención: De radical a académico

Sin embargo, lo más sorprendente de la historia de Hassan Pérez Casabona es su sorprendente resurgimiento en 2019. En un giro inesperado, se reveló que había comenzado a trabajar en Bolivia, bajo el gobierno de Evo Morales. En lugar de ser el orador radical que una vez fue, Hassan se transformó en un académico. Tras escribir un libro titulado El dedo en la llaga, que analiza la injerencia de Estados Unidos en América Latina, fue promovido como un intelectual antiimperialista. Este renacer ideológico en un contexto internacional reflejaba la flexibilidad del régimen cubano para adaptar a sus figuras políticas a nuevas realidades geopolíticas.

A través de su trabajo en Bolivia, Hassan se convirtió en un valioso activo del gobierno de Morales, donde utilizó su conocimiento ideológico para fortalecer las relaciones entre ambos países. La misma radicalidad que lo hizo desaparecer en Cuba se transformó en una herramienta útil para el gobierno boliviano, que también compartía posturas anticapitalistas y antiimperialistas.

El académico: El doctor que cerró su ciclo

Hoy en día, Hassan Pérez Casabona es conocido como “Doctor C.” Su reinvención como académico es el último capítulo de una historia que demuestra la capacidad del poder cubano para reciclar a sus figuras políticas. Ahora, con un doctorado en ciencias históricas, ocupa un puesto de profesor en el Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana, un centro de pensamiento clave para la política exterior cubana. Publica regularmente en revistas académicas y sigue defendiendo los mismos principios que en sus discursos de juventud, pero con un lenguaje más académico y elaborado.

Su ascenso, caída y reinvención son un claro reflejo de cómo el régimen cubano utiliza a sus figuras políticas, adaptándolas a las necesidades del poder en diferentes momentos. La historia de Hassan Pérez Casabona no es solo la de un hombre con tres caras, sino la de un sistema que se reinventa constantemente, manteniendo su lealtad inquebrantable a la revolución cubana, sin importar las transformaciones políticas.

Reflexión final: La persistencia del proyecto ideológico

El caso de Hassan Pérez Casabona es una lección de adaptación y supervivencia en el contexto político cubano. Cada una de sus transformaciones fue una respuesta a las necesidades del régimen en su momento. Primero fue el fervoroso orador, luego el consultor ideológico de un aliado internacional y, finalmente, el académico que da legitimidad intelectual a las mismas ideas radicales de siempre.

Su historia demuestra que, en Cuba, el poder no solo utiliza a sus figuras políticas para mantener el control, sino que también las recicla, las reubica y las transforma según los intereses del momento. Sin importar los cambios de escenario o las figuras que ocupen los puestos, el objetivo principal del régimen sigue siendo el mismo: defender la revolución y mantener su lucha contra el imperialismo.

Lo que está claro es que, en la historia de Hassan Pérez Casabona, el proyecto ideológico cubano sigue intacto.

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