🚨👑 El último capo intocable: los secretos del legendario Don Neto, el padrino del narco en México

😱💣 Don Neto: el hombre que fundó un imperio criminal y desafió a la ley durante décadas

A finales de los años setenta, cuando el narcotráfico en México aún se movía en las sombras y los capos eran casi invisibles, Don Neto ya estaba construyendo un imperio.

Él es Ernesto Fonseca Carrillo, "Don Neto", fundador del Cártel de  Guadalajara; pagó condena por el asesinato de "Kiki" Camarena | El Universal

Nacido en Badiraguato, Sinaloa —la misma tierra que vio surgir a otros nombres legendarios como Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero—, Fonseca Carrillo aprendió pronto que el poder no se gana con balas, sino con alianzas.

Tenía algo que lo diferenciaba de los demás: una mente calculadora y una habilidad innata para la negociación.

En un país donde la violencia era la moneda más común, Don Neto prefería el silencio y la estrategia.

No buscaba fama ni titulares, solo control.

Fue él quien, junto a Félix Gallardo y Caro Quintero, fundó el Cártel de Guadalajara, la organización que sentó las bases del narcotráfico contemporáneo.

A finales de los ochenta, ese grupo controlaba las rutas más importantes de cocaína hacia Estados Unidos, y su estructura operaba con precisión militar.

Don Neto" Fonseca pide la liberación anticipada - Cenzontle400.MX

Mientras Caro Quintero se encargaba de la siembra y Félix Gallardo de los contactos con Sudamérica, Don Neto era el cerebro financiero y logístico.

Todo pasaba por sus manos.

Las autoridades estadounidenses lo sabían, pero capturarlo resultaba casi imposible.

Vivía entre lujos, pero nunca de forma ostentosa.

Sus casas eran discretas, sus movimientos, calculados.

“Era invisible, pero todos sabían que estaba ahí”, relataría años después un exagente de la DEA.

La fama del cártel creció exponencialmente hasta que un suceso cambió el rumbo de la historia: el secuestro y asesinato del agente Enrique “Kiki” Camarena, en 1985.

Ese crimen marcó un antes y un después en la relación entre México y Estados Unidos.

Fue entonces cuando los reflectores internacionales se posaron sobre los tres hombres más poderosos del narcotráfico mexicano.

Caro Quintero fue arrestado, Félix Gallardo cayó poco después… pero Don Neto, el más silencioso de los tres, parecía intocable.

Su nombre aparecía en los informes, pero su paradero seguía siendo un misterio.

Cuando finalmente fue capturado, años después, su historia dio un giro inesperado.

En lugar de pasar sus últimos días tras las rejas, logró convertir su sentencia en una especie de retiro dorado.

En 2017, tras más de tres décadas de procesos judiciales, la justicia mexicana le concedió el beneficio de prisión domiciliaria, argumentando su avanzada edad y problemas de salud.

Desde entonces, Don Neto vive en una lujosa residencia en Atizapán de Zaragoza, Estado de México, desde donde, según rumores, aún mantiene contacto con viejos aliados.

Su historia, sin embargo, está envuelta en leyendas.

Algunos afirman que sigue moviendo hilos desde la distancia, otros aseguran que se retiró por completo del mundo del crimen.

Pero hay un detalle que nadie discute: Don Neto fue, y sigue siendo, una figura clave en la evolución del narcotráfico.

Su estilo marcó diferencia frente a otros capos más mediáticos.

Mientras muchos buscaban poder a través del miedo, él lo hizo a través del respeto.

“Don Neto no gritaba, ni amenazaba.

Bastaba con que te mirara para que entendieras que estabas en deuda”, declaró un exmiembro del cártel en una entrevista.

Su autoridad era casi paternal, y sus hombres lo llamaban “El Viejo” con una mezcla de temor y devoción.

Lo más sorprendente de su historia es que, a pesar de haber sido uno de los fundadores del narcotráfico moderno, su figura no fue tan mediática como la de otros.

No hay canciones que lo glorifiquen ni películas que lo retraten fielmente.

Don Neto prefirió la sombra a la fama, y fue precisamente eso lo que lo mantuvo con vida.

A diferencia de otros capos que terminaron abatidos o traicionados, él supo cuándo retirarse.

Su legado, sin embargo, sigue vivo.

Muchos de los grandes cárteles actuales —Sinaloa, Juárez, Tijuana— nacieron de la estructura que él ayudó a construir.

Fue el padrino de una generación que aprendió de su modelo, pero que luego lo llevó al extremo con violencia y caos.

Hoy, a más de 90 años, su nombre aún provoca escalofríos en los pasillos del poder y la justicia.

Porque Don Neto no solo fue un criminal: fue un estratega, un arquitecto de la sombra.

En un país marcado por la guerra contra el narcotráfico, su figura permanece como un símbolo de los tiempos en que el crimen tenía rostro de poder y pacto.

Nadie sabe si alguna vez volverá a hablar.

Tal vez no lo necesite.

Su historia ya está escrita en los rincones más oscuros de México.

Y aunque muchos intentaron derribarlo, Don Neto jamás cayó del todo.

Porque hay hombres que, aun desde el silencio, siguen gobernando el miedo.

 

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