Mujer lanza a su hija de 10 meses al río Bogotá y policías se tiran al agua para rescatarla

La tarde del martes, el cielo gris cubría la localidad de Suba, en el norte de Bogotá, cuando una escena desesperada rompió la tranquilidad del barrio Lisboa.

Una mujer, en un momento de angustia y confusión, tomó una decisión impensable: lanzó a su hija de apenas diez meses al río Bogotá.

Lo que pudo haber terminado en tragedia se transformó en un acto de heroísmo y esperanza, gracias a la valentía de dos policías que no dudaron en arriesgar sus vidas por salvar a la pequeña.

Los hechos ocurrieron a orillas del contaminado río Bogotá, un lugar que pocas veces es escenario de historias con final feliz.

Testigos del hecho alertaron de inmediato a las autoridades, pero fueron el subintendente Cristian Ortiz y el patrullero Eric Echeverría, quienes sin pensarlo dos veces se lanzaron a las frías y turbias aguas para rescatar a la bebé y a su madre.

 

Según relataron los uniformados, al llegar al lugar intentaron hablar con la mujer, que sostenía a la menor entre brazos, visiblemente alterada.

“La intentamos persuadir para que cambiara de decisión, pero de un momento a otro tomó a la niña y la lanzó al río, para luego tirarse ella también”, contó el subintendente Ortiz.

Sin tiempo para razonar, ambos oficiales se arrojaron al agua sin medir las consecuencias.

 

El río Bogotá no es un sitio cualquiera. Sus aguas son densas, frías y contaminadas.

Aun así, los dos policías, impulsados por el instinto de salvar vidas, nadaron contracorriente en medio del barro y los desechos.

“Al ver que la mujer lanzó a la niña, yo sin pensarlo me tiré con mi compañero. Logré rescatar a la menor con vida. Gracias a Dios, sentí que Él me puso ahí como un ángel para salvar a esa pequeña”, relató emocionado el patrullero Echeverría ante las cámaras de Noticias Caracol.

Hablaron policías que salvaron a madre que se lanzó con bebé al río Bogotá  | Alerta Bogotá

El rescate duró apenas unos minutos, pero cada segundo fue eterno.

Mientras Ortiz sostenía a la madre, Echeverría cargaba a la bebé en sus brazos, intentando mantener su cabecita fuera del agua.

Al llegar a la orilla, recibieron la ayuda de un transeúnte que también se había lanzado para apoyar en el rescate.

La bebé fue reanimada y trasladada de inmediato al Hospital de Engativá, junto con su madre.

 

Ambas sobrevivieron. Sin embargo, la mujer fue internada bajo observación psiquiátrica mientras la policía investiga los motivos que la llevaron a cometer tal acto.

“Hasta el momento, la madre no ha explicado las razones de su comportamiento. Está en estado de shock”, informaron las autoridades.

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar asumió la custodia temporal de la bebé mientras se define su situación.

 

El heroísmo de los dos uniformados ha sido reconocido en toda Colombia. En la estación de policía de La Gaitana, donde prestan servicio, sus compañeros los llaman ahora “los ángeles de la policía”.

No es una exageración: lo que hicieron fue más que un acto de deber. Fue una demostración de humanidad pura en medio de una sociedad que muchas veces parece olvidar la empatía.

 

El comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá destacó la valentía de Ortiz y Echeverría, resaltando que “estos hombres representan el verdadero espíritu de servicio policial.

Juraron proteger la vida y hoy lo cumplieron de la manera más noble posible”.

Mujer fue enviada a prisión tras lanzar a su hija al río Bogotá: la menor  sigue bajo observación médica - Infobae
Los videos del rescate, grabados por vecinos de la zona, se hicieron virales en cuestión de horas, provocando una oleada de mensajes de admiración y gratitud en redes sociales.

 

“Dios los bendiga, héroes sin capa”, escribió una usuaria en X (antes Twitter).

“En medio de tanta noticia triste, ver que todavía hay personas dispuestas a dar la vida por otro es un rayo de luz”, comentó otro.

 

Mientras tanto, los dos policías restan importancia al reconocimiento.

“No hicimos nada extraordinario —dice Ortiz con humildad—. Solo cumplimos con nuestro deber: salvar una vida”. Pero para la opinión pública, su gesto es mucho más que eso.

En un país marcado por la violencia y la desconfianza hacia las instituciones, ver a dos agentes arriesgando su propia seguridad por una niña desconocida es un recordatorio poderoso del valor del servicio y la compasión.

 

El caso también ha abierto un debate sobre la salud mental y la falta de apoyo psicológico para madres en situación de vulnerabilidad.

Según datos del Ministerio de Salud, cada año se registran decenas de casos de mujeres que, en medio de crisis emocionales o económicas, atentan contra sí mismas o contra sus hijos.

Expertos en psicología instan a no juzgar a la madre con dureza, sino a entender el contexto de desesperación que la llevó a ese punto.

“Nadie lanza a su hijo al río desde la maldad pura —explica la psicóloga clínica Laura Peña—. Lo hace desde un dolor insoportable, desde una mente que pide auxilio”.

Ciudadanos rescataron junto a la Policía a madre que saltó con su bebé al  río Bogotá

Ahora, tanto la madre como la hija permanecen bajo observación médica. La bebé, según los reportes, se encuentra fuera de peligro.

Los policías que la rescataron también recibieron atención por posible exposición a contaminantes del agua, aunque se reportan en buen estado de salud.

 

Días después del rescate, en la estación de Suba, una pequeña placa fue colocada en honor a los dos hombres que desafiaron el río para salvar una vida.

“Por su valor, su humanidad y su ejemplo”, dice la inscripción.

Ortiz y Echeverría sonríen con modestia ante las cámaras, sabiendo que, aunque no buscaban reconocimiento, su historia ya se ha convertido en símbolo de esperanza para miles.

 

En un país donde tantas noticias diarias hablan de violencia, corrupción y desesperanza, esta historia recordó que los héroes aún existen.

Que, a veces, un acto de coraje y amor puede cambiar el curso de una tragedia.

Que, incluso en las aguas más sucias del río Bogotá, pueden reflejarse los destellos más limpios del alma humana.

 

Y así, mientras el río sigue su curso entre los barrios de la capital, las voces de quienes presenciaron aquel rescate aún repiten con emoción: “Los ángeles sí existen”.

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