‘Esto es nuestra herencia siendo ridiculizada’: la cultura de la cancelación finalmente alcanza al Thor de Marvel, quien fue hecho ‘obeso y patético’ para provocar risas
Cuando Marvel Studios presentó a Thor en un estado depresivo y con sobrepeso en Avengers: Endgame, la reacción del público fue mixta.
Algunos lo vieron como un intento valiente de mostrar vulnerabilidad masculina y salud mental, mientras que otros lo consideraron una burla injustificada a un personaje emblemático.
Ahora, años después del estreno, las críticas resurgen con más fuerza.
Voces en redes sociales y foros culturales denuncian que esa representación de Thor no fue una exploración emocional profunda, sino una forma insensible de hacer humor a costa del cuerpo y la dignidad de un personaje inspirado en la mitología nórdica.
Lo que inicialmente parecía ser un giro inesperado en la trama, con Thor enfrentando el dolor tras la derrota frente a Thanos, hoy se analiza desde una perspectiva más crítica.
El dios del trueno fue presentado como una figura patética, adicta a la cerveza y los videojuegos, que vive recluido sin propósito ni fuerza de voluntad.
Aunque el objetivo del guion era mostrar cómo incluso los héroes pueden quebrarse, muchos consideran que el enfoque visual y narrativo cruzó la línea entre empatía y ridiculización.
En lugar de fomentar la comprensión, se utilizó su estado físico como fuente constante de chistes, lo cual ha generado un debate cultural más amplio.
Los defensores del personaje argumentan que convertir a Thor en una caricatura de sí mismo fue una falta de respeto, no solo hacia su evolución dentro del universo Marvel, sino también hacia la figura mítica que representa.
Thor no es solo un superhéroe: es una deidad venerada en la mitología nórdica, símbolo de fuerza, honor y resistencia.
“Esto es nuestra herencia siendo ridiculizada”, expresó recientemente un activista de la comunidad escandinava, señalando cómo Hollywood ha distorsionado sus raíces culturales en favor del entretenimiento masivo.
Esta crítica se suma al creciente malestar de audiencias que sienten que sus símbolos ancestrales han sido trivializados.
La cultura de la cancelación ha comenzado a fijarse en este episodio como un ejemplo de doble moral en Hollywood.
Mientras otros estudios son duramente cuestionados por representaciones ofensivas, Marvel ha evadido hasta ahora mayores consecuencias por su tratamiento del Thor obeso.
Algunos críticos señalan que si se hubiera hecho lo mismo con un personaje femenino o con un héroe de otra cultura, las reacciones habrían sido mucho más intensas.
Esta aparente impunidad alimenta la indignación de quienes exigen una revisión más seria del contenido de masas, sobre todo cuando se juega con temas tan delicados como el cuerpo, la salud mental o la identidad cultural.
Por otro lado, hay quienes defienden la decisión de Marvel como una apuesta arriesgada y necesaria para humanizar a sus personajes.
Para estos espectadores, mostrar a Thor en un estado vulnerable fue un acto de valentía narrativa.
“No siempre los dioses tienen que ser invencibles”, comentan.
“A veces, los verdaderos héroes también fracasan y se pierden”.
Sin embargo, incluso estos argumentos encuentran dificultades para justificar el uso excesivo de la comedia física y los comentarios sarcásticos en torno al cuerpo del personaje.
La ejecución, más que el concepto, parece haber sido el error más grande del estudio.
A medida que el debate continúa, muchos se preguntan si Marvel tomará nota de estas críticas en futuras entregas.
¿Se atreverán a devolverle a Thor su majestuosidad sin burlarse de su pasado? ¿O seguirán utilizando el humor como escudo ante cualquier riesgo narrativo? Lo cierto es que, en la era de la sensibilidad cultural, los errores ya no pasan desapercibidos.
El público ya no es el mismo de hace diez años, y exige respeto, coherencia y responsabilidad.
Si bien la figura del héroe imperfecto tiene valor, el límite entre representar una caída emocional y convertirla en un espectáculo cómico es más fino de lo que parece.