Ángel Infante Cruz, nacido el 1 de octubre de 1914 en Nayarit, México, fue un actor y cantante que vivió toda su vida bajo la sombra de su hermano menor, Pedro Infante, una de las figuras más emblemáticas de la Época de Oro del cine mexicano.
Aunque su carrera fue extensa y significativa, nunca logró el reconocimiento ni la fama que alcanzó Pedro.
Su vida estuvo marcada por la dedicación a su familia, la lucha por su propio espacio artístico y un triste final lleno de limitaciones físicas y olvido.
Ángel comenzó su vida lejos del ambiente artístico, trabajando inicialmente en la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas.
Sin embargo, su destino cambió cuando se convirtió en el primer apoyo de Pedro Infante en su llegada a la Ciudad de México para abrirse camino en el mundo del espectáculo.
Pedro no solo le brindó apoyo económico, sino que se convirtió en su guía moral y artístico.
Su carrera cinematográfica arrancó gracias a la intervención de su madre, quien convenció a Pedro para que apadrinara a Ángel en el medio artístico.
Así, Ángel pasó de ser un figurante a integrar el reparto de más de 120 películas, destacando en producciones como *ATM a toda máquina*, *Ahí viene Martín Corona*, *Los Gavilanes* y *El Gran Premio*.
Compartió pantalla con grandes luminarias como Silvia Pinal, Fernando Soler, Luis Aguilar, Mario Moreno Cantinflas y Sara Montiel.
Además de su carrera actoral, Ángel incursionó en la música, grabando en solitario y en dúo con Pedro temas como *Nocturnal* y *Sea mi suerte*.
La relación entre ambos hermanos fue estrecha y compleja; mientras Pedro alcanzaba la fama masiva, Ángel buscaba su propio camino, enfrentando la constante comparación con su hermano.
Pedro aconsejó a Ángel aceptar papeles antagonistas para destacar y diferenciarse, pero Ángel rechazó esta ruta porque quería ser admirado y no relegado a papeles secundarios.
Esta decisión limitó su proyección artística y contribuyó a que su carrera quedara opacada.
En lo personal, Ángel contrajo matrimonio con la actriz Eser Lukin, con quien tuvo cinco hijos antes de separarse.
Posteriormente mantuvo una relación con Consuelo López, madre de cuatro hijos, entre ellos Sonia Infante, quien también se destacó como actriz.
Ángel tuvo afinidades políticas y una estrecha relación con un joven Fidel Castro, visitando Cuba en varias ocasiones y colaborando con la revolución como gesto de simpatía.
Este aspecto poco conocido de su vida muestra su compromiso con causas sociales y políticas que trascendieron su carrera artística.
La muerte de Pedro Infante en 1957, a la edad de 39 años, fue un golpe devastador para Ángel.
No solo perdió a su hermano y apoyo emocional, sino que también enfrentó la pérdida económica, ya que el representante Antonio Matau se adjudicó gran parte de los bienes de Pedro, dejando a varios familiares sin patrimonio ni vivienda.
A pesar de la tristeza, Ángel reunió fuerzas para continuar trabajando y mantuvo una carrera estable hasta finales de la década de 1970.
Compuso e interpretó canciones en homenaje a Pedro, como *A mi hermano Pedro*, y comenzó a aceptar papeles antagonistas para ganar presencia en escena.
Los últimos años de Ángel estuvieron marcados por un deterioro progresivo de su salud debido a la diabetes mellitus.
El uso constante de calzado demasiado ajustado provocó inflamaciones persistentes y alteró su respuesta a la insulina, desarrollando diabetes tipo 2 que afectó severamente su vista, energía y movilidad.
En 1975, las complicaciones eran evidentes: cansancio continuo, visión nublada y episodios de debilidad que lo obligaron a abandonar los sets de filmación.
En uno de sus últimos trabajos, sufrió una caída al intentar montar un caballo, quedando con lesiones que lo llevaron a depender de una silla de ruedas, marcando el fin definitivo de su carrera actoral.
Ángel Infante falleció el 15 de diciembre de 1987 a los 73 años debido a un paro cardíaco.
Su despedida fue íntima y reservada, con la presencia de sus hijos y familiares cercanos.
Sus cenizas fueron cremadas y permanecen bajo resguardo familiar, sin un monumento público, en consonancia con su deseo de no ser sepultado de manera ostentosa, consciente de que su figura artística había sido eclipsada por la inmensa fama de Pedro.
Aunque nunca alcanzó la fama de su hermano, Ángel dejó un legado propio, con una carrera sólida en cine y música, y una vida dedicada a su familia y convicciones.
Su historia es la de un hombre que luchó por hacerse un lugar bajo la sombra de una leyenda, enfrentando dolor, comparaciones y olvido, pero manteniendo siempre la dignidad y el amor fraternal.
