🏚️👠 Bolso de 5 millones, mansiones ocultas y una orden de arresto internacional
Inés Gómez Mont era sinónimo de lujo.
Vestía Chanel, Saint Laurent y Dior como quien elige una camiseta del armario.
Lucía joyas que valían más que un auto, botas que costaban lo que una casa y bolsos tan exclusivos que ni las celebridades de Hollywood podían conseguirlos fácilmente.
El símbolo de su estilo de vida: un Hermès Birkin Himalaya, uno de los bolsos más codiciados y caros del mundo, elaborado con piel de cocodrilo niloticus y valorado en más de cinco millones de pesos.
Solo estrellas como Kim Kardashian o Jennifer López pueden presumir de tener uno.
Y ella lo tenía.
Pero ¿cómo lo consiguió?
Esa fue la pregunta que comenzó a inquietar cuando la imagen de Inés Gómez Mont pasó de los programas de entretenimiento a los expedientes judiciales.
La Fiscalía General de la República de México la acusa, junto a su esposo Víctor Manuel Álvarez Puga, de estar detrás de un esquema multimillonario de corrupción y lavado de dinero.
Según los reportes, la pareja habría desviado más de 3000 millones de pesos mediante contratos públicos fraudulentos, y desde 2021 están prófugos, con una orden de arresto emitida y una ficha roja de Interpol
activa.
Mientras los medios estallaban con la noticia, el círculo íntimo de la presentadora se desmoronaba.
La familia, desesperada por obtener liquidez, comenzó a vender propiedades y objetos personales.
Entre ellos, una lujosa mansión en Acapulco y otra en la exclusiva zona de Rancho San Francisco, en la Ciudad de México.
Esta última, con más de 2900 metros cuadrados, contaba con bodega de vinos subterránea, techos altos, mármol en cada rincón y espacio para más de diez autos.
El precio de salida: 63 millones de pesos.
Pero no era solo el tamaño o el lujo lo que llamaba la atención, sino el hecho de que la propiedad, al parecer, no estaba registrada a nombre de la pareja, sino de un familiar, presuntamente para protegerla de los
embargos.
El rastro del dinero es confuso, pero las señales son claras.
En redes sociales, Inés mostró durante años una vida de excesos: viajes a Europa, fiestas privadas, bolsos de edición limitada, y todo documentado para sus más de un millón de seguidores.
En retrospectiva, muchos de esos lujos parecen haber sido pagados con recursos cuyo origen está ahora bajo investigación.
Incluso uno de sus icónicos bolsos reapareció recientemente en venta a través de un distribuidor de artículos de lujo en Guadalajara.
Un Himalaya Birkin.
¿El mismo que ella había presumido años atrás? Nadie lo confirmó, pero las sospechas fueron inevitables.
El caso se complica aún más con los rumores de desesperación.
Según fuentes cercanas, la pareja está vendiendo todo lo que puede: casas, ropa, autos, lo que sea para conseguir efectivo y negociar un acuerdo legal.
Pero las autoridades no están dispuestas a ceder fácilmente.
Los delitos por los que se les persigue son graves y podrían acarrear penas de hasta 60 años de prisión.
Mientras tanto, la ubicación de la pareja sigue siendo un misterio.
Algunos aseguran que están en Centroamérica, protegidos por figuras poderosas.
Otros creen que se ocultan en Europa del Este.
Pero nadie lo sabe con certeza.
La caída de Inés Gómez Mont ha sido tan dramática como su ascenso.
Proveniente de una de las familias de abogados más influyentes de México, su camino parecía asegurado.
Su tío fue secretario de Gobernación, su padre un respetado jurista.
Pero ella rompió con ese legado para seguir una carrera en los medios, desafiando las expectativas familiares.
Lo logró, se convirtió en conductora de Ventaneando, protagonizó momentos virales como su atrevida propuesta de matrimonio a Tom Brady, y se volvió una figura omnipresente en la televisión.
Pero detrás de ese éxito había grietas profundas.
Los escándalos comenzaron a acumularse.
Se enfrentó a su exesposo Javier Díaz por la custodia de sus hijos.
Fue acusada de violencia doméstica.
Y más recientemente, la Fiscalía de la Ciudad de México exigió evaluaciones psicológicas para los menores.
Inés respondió con una contra demanda alegando que esos exámenes podían causarles daño emocional.
El juez le dio la razón, pero el proceso continúa.
Su imagen de madre ejemplar, de mujer poderosa e influyente, ahora está contaminada por acusaciones de abuso, corrupción y vínculos con redes de desvío de recursos públicos.
El escándalo también sacó a la luz secretos personales que habían permanecido enterrados.
Su boda con Víctor Manuel Álvarez Puga fue secreta, lejos de los reflectores, y justo cuando estaba embarazada.
Una unión que parecía de cuento, hoy se ve como la alianza entre dos piezas clave de una trama que involucra a empresas fantasma, cuentas ocultas y contratos gubernamentales inflados.
Inés Gómez Mont no es solo una celebridad en caída.
Se ha convertido en símbolo de una época donde el lujo extremo se confundía con el éxito legítimo.
Su historia es la de una mujer que lo tuvo todo: fama, fortuna, belleza, familia… y lo perdió todo en cuestión de meses.
Hoy vive en la clandestinidad, lejos de las cámaras que la adoraron, lejos de los millones que deslumbraban a sus fans.
Quizás aún con la esperanza de volver.
Pero como dijo uno de sus seguidores: “¿De qué sirve tener bolsos de 5 millones si no puedes salir de casa a usarlos?”
El desenlace aún no llega.
Pero una cosa es segura: el brillo de los diamantes no siempre refleja una vida limpia.
Y en el caso de Inés Gómez Mont, el precio del lujo podría ser la libertad misma.
