Enrique Peña Nieto, nacido en 1966 en Atlacomulco, Estado de México, fue una figura central en la política mexicana durante más de una década.
Su carrera estuvo marcada por un meteórico ascenso al poder, una presidencia llena de promesas y reformas ambiciosas, pero también por escándalos, controversias y tragedias personales que terminaron por empañar su legado.
Esta es la historia de un hombre que soñó con cambiar México, pero que enfrentó el peso de la realidad, la crítica pública y los secretos que rodearon su vida y su gobierno.
Enrique Peña Nieto creció en una familia con profundas raíces políticas.
Desde niño escuchaba las historias de su tío, un respetado gobernador local, lo que despertó en él el interés por la política.
A los 11 años se mudó a Toluca, donde comenzó a forjar su camino.
Participó en campañas políticas locales desde muy joven y estudió derecho en la Universidad Panamericana.
Aunque no fue el estudiante más brillante, su determinación y carisma lo impulsaron a seguir adelante.
Más tarde obtuvo una maestría en administración, que fortaleció sus herramientas para la política.
En 1984, con apenas 18 años, Peña Nieto se unió al Partido Revolucionario Institucional (PRI), el partido dominante en México durante décadas.
Su apellido y habilidades sociales le abrieron puertas, pero fue su trabajo constante lo que lo llevó a escalar posiciones.
Entre 1988 y 1990 fue profesor universitario, lo que le ayudó a perfeccionar su capacidad de comunicación, una herramienta clave para su futuro político.
El gran salto llegó en 2005 cuando fue elegido gobernador del Estado de México, uno de los cargos más importantes del país.
Su campaña fue ambiciosa, prometiendo 608 compromisos, desde hospitales hasta carreteras.
Su imagen cuidada y discurso optimista lo convirtieron en un ídolo para muchos, apodado el “golden boy” del PRI.
Sin embargo, solo una parte de sus promesas se cumplió, lo que generó críticas y cuestionamientos sobre su capacidad para transformar la realidad.
Durante su gobierno, un episodio oscuro marcó su gestión: la represión en San Salvador Atenco en 2006, donde protestas campesinas fueron sofocadas con violencia, generando denuncias de abusos y afectando su imagen pública.
En julio de 2012, Peña Nieto alcanzó la cima de su carrera al ser elegido presidente de México con el 38% de los votos.
Su discurso prometía renovar la política y devolver la esperanza al país.
Apostó por reformas ambiciosas, destacando la educativa y la energética, esta última permitiendo la privatización parcial de Pemex, algo inédito en décadas.
Estas reformas fueron bien recibidas por inversionistas y aliados internacionales, pero generaron descontento entre sindicatos y trabajadores que veían beneficios para las élites más que para el pueblo.
La prensa y la opinión pública comenzaron a cuestionar su autenticidad y compromiso.
A lo largo de su mandato, Peña Nieto enfrentó múltiples escándalos que erosionaron su imagen.
En 2016, su tesis de derecho fue acusada de plagio, lo que dañó su reputación y alimentó críticas sobre su integridad.
El caso más sonado fue el escándalo de “La Casa Blanca” en 2014, donde se reveló que su esposa, Angélica Rivera, había comprado una mansión de lujo a un contratista cercano al gobierno, generando sospechas de conflicto de intereses y corrupción.
Este episodio marcó un punto de quiebre en la percepción pública sobre la honestidad del presidente y su círculo cercano.
Además, la desaparición de 43 estudiantes en Ayotzinapa en 2014 fue un golpe devastador para su gobierno.
La lenta y confusa respuesta oficial, junto con las investigaciones que apuntaban a redes de corrupción y colusión entre autoridades y criminales, provocaron protestas masivas y condena internacional, dañando aún más su imagen.
La vida personal de Peña Nieto estuvo marcada por momentos de alegría y profundas pérdidas.
En 1994 se casó con Mónica Pretelini, quien fue su apoyo durante sus primeros años políticos y con quien tuvo tres hijos.
Sin embargo, en 2007 Mónica murió repentinamente a causa de una parada cardíaca relacionada con complicaciones por epilepsia, un golpe devastador para Peña Nieto que marcó un antes y un después en su vida.
En medio de su carrera política, Peña Nieto admitió públicamente haber sido infiel durante su matrimonio y reconoció tener dos hijos fuera del matrimonio, uno de ellos fallecido en la infancia, lo que generó controversia y críticas en una sociedad conservadora.
En 2010 se casó con la actriz Angélica Rivera, matrimonio que fue muy mediático pero que terminó en 2019 tras varios escándalos y la presión pública.
Posteriormente, tuvo una relación con la modelo Tania Ruiz, que terminó en 2023.
A partir de 2016, la popularidad de Peña Nieto cayó dramáticamente, alcanzando niveles históricos de desaprobación.
La percepción de un líder desconectado y rodeado de corrupción se hizo dominante.
Las protestas en las calles, los escándalos mediáticos y las críticas constantes minaron su autoridad.
Tras dejar la presidencia en 2018, Peña Nieto optó por un perfil bajo, alejándose de la política activa y evitando la prensa.
Sin embargo, las acusaciones legales no cesaron, incluyendo investigaciones por cohecho y corrupción relacionadas con sobornos y contratos gubernamentales.
El aislamiento político y social se intensificó, y su figura pasó de ser un símbolo de esperanza a un ejemplo de decepción y fracaso.
Los memes y burlas en redes sociales reflejaban el rechazo popular, mientras que antiguos aliados se distanciaban para proteger sus propias carreras.
La historia de Enrique Peña Nieto es un reflejo de cómo el poder puede transformar y destruir a una persona.
Sus logros y ambiciones quedaron opacados por los escándalos y la tragedia personal.
La muerte de su esposa Mónica Pretelini fue un golpe emocional que lo marcó profundamente, humanizando a un político que enfrentó no solo las presiones del cargo sino también el dolor íntimo.
Su legado es complejo: por un lado, reformas estructurales que buscaban modernizar México; por otro, una serie de errores y controversias que erosionaron la confianza ciudadana.
Su caída vertiginosa muestra que la política es un campo minado donde cada paso puede ser decisivo.
Peña Nieto dejó una enseñanza sobre la fragilidad humana detrás de la figura pública y el costo personal que implica el ejercicio del poder.
Más allá de los titulares y escándalos, su historia invita a reflexionar sobre la responsabilidad, la integridad y el precio de las ambiciones políticas.
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