Frank Morris y los hermanos Anglin ejecutaron en 1962 un escape audaz de Alcatraz utilizando cabezas de maniquí y una balsa improvisada.

Durante más de cinco décadas, el mundo ha estado cautivado por la leyenda del escape de Alcatraz, la prisión más temida y supuestamente inexpugnable de Estados Unidos.
Desde su apertura en 1934, Alcatraz se convirtió en un símbolo de control absoluto, donde los reclusos eran sometidos a condiciones extremas y un aislamiento implacable.
Sin embargo, lo que muchos consideraron un mito ha dado un giro sorprendente gracias a nuevas investigaciones que sugieren que los hombres que desaparecieron aquella fatídica noche de junio de 1962 no solo sobrevivieron, sino que han vivido ocultos durante todos estos años.
La historia comienza con tres hombres: Frank Morris, John Anglin y Clarence Anglin. Estos prisioneros, conocidos por sus astutas habilidades, se unieron para planear una fuga que desafiaba todas las expectativas.
Durante meses, observaron cada movimiento de los guardias, estudiaron la rutina diaria y encontraron debilidades en la seguridad de la prisión.
Con ingenio, transformaron objetos cotidianos en herramientas de escape, creando un elaborado plan que culminaría en la noche del 11 de junio de 1962.
Esa noche, mientras los guardias realizaban sus rondas, los tres hombres llevaron a cabo su audaz plan. Con cabezas de maniquí hechas de jabón y papel, lograron engañar a los guardias, quienes no sospecharon que las camas estaban vacías.
Con gran sigilo, se deslizaron a través de respiraderos y túneles que habían excavado durante meses, hasta llegar al tejado de la prisión. Allí, inflaron una balsa improvisada hecha de impermeables y se lanzaron a las frías aguas de la bahía de San Francisco.
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Al amanecer, los guardias descubrieron que los prisioneros habían desaparecido, dejando tras de sí solo un rastro de confusión y asombro. Se desató una intensa búsqueda que involucró a la Guardia Costera, el FBI y la policía local, pero no encontraron rastro alguno de los hombres.
Las teorías sobre su destino comenzaron a surgir: algunos creían que se habían ahogado en las gélidas aguas, mientras que otros especulaban que habían logrado escapar y vivir en libertad.
Durante años, la historia del escape se convirtió en una leyenda, alimentada por la falta de pruebas concluyentes sobre lo que realmente había sucedido. Sin embargo, en 2013, una carta llegó a una comisaría de policía en San Francisco que cambiaría todo.
El autor de la carta afirmaba ser John Anglin y aseguraba que él, su hermano Clarence y Frank Morris habían sobrevivido a la fuga.
En su mensaje, Anglin describía con detalles inquietantes cómo habían vivido bajo identidades falsas en distintas partes del país, y revelaba que se estaba muriendo de cáncer y deseaba entregarse a cambio de un trato con las autoridades.
La carta desató una nueva ola de interés en el caso, y las autoridades comenzaron a investigar su autenticidad.
Aunque las pruebas forenses no fueron concluyentes, la carta contenía detalles que solo alguien involucrado en la fuga podría conocer. Esto llevó a muchos a preguntarse si los hombres realmente habían logrado el imposible y si estaban vivos.

No solo la carta reavivó el interés en el caso, sino que también surgió una fotografía tomada en Brasil en 1975.
Esta imagen, que había circulado discretamente entre investigadores durante décadas, mostraba a dos hombres de mediana edad que se parecían a los hermanos Anglin.
Con el avance de la tecnología, se realizó un análisis forense digital que sugirió que los hombres en la foto podrían ser John y Clarence Anglin, lo que avivó aún más la creencia de que habían sobrevivido.
A medida que la historia se desarrollaba, la familia Anglin compartió sus propios relatos. Siempre habían creído que sus hermanos habían sobrevivido y que, de alguna manera, habían encontrado la manera de vivir en paz lejos de la prisión.
Su madre, antes de fallecer, incluso afirmó haber visto a dos hombres que se parecían a ellos en su funeral, lo que alimentó aún más la leyenda familiar.
La combinación de la carta y la fotografía ha llevado a muchos a reconsiderar la narrativa de la fuga de Alcatraz. La idea de que los hombres no solo escaparon, sino que también lograron vivir libres durante tantos años, ha capturado la imaginación del público.
Las investigaciones continúan, y aunque el caso nunca se ha cerrado oficialmente, la historia de la fuga de Alcatraz ha pasado de ser un simple mito a convertirse en un fenómeno cultural que sigue intrigando a generaciones.
Ahora, con la posibilidad de que Frank Morris y los hermanos Anglin hayan burlado a la prisión más segura del mundo, la pregunta persiste: ¿qué otras verdades se esconden detrás de esta legendaria fuga?
La fascinación por Alcatraz no se detiene, y su historia continúa desafiando la lógica y la razón, dejando a todos preguntándose si, después de todo, lo imposible se puede lograr.