🔥 ¡BOMBAZO! Harfuch Captura al Temido ‘El M-47’ del Cártel del Golfo y Este Confiesa Cómo Ejecutó a los Músicos
Omar García Harfuch, el alto mando de seguridad conocido por su historial implacable contra el crimen organizado, ha vuelto a sacudir el tablero del narcotráfico con un golpe quirúrgico y certero.
Esta vez, logró capturar a uno de los criminales más buscados del noreste mexicano: Mario Alberto “N”, alias ‘El M-47’, identificado como líder regional del Cártel del Golfo, y vinculado a múltiples delitos de alto impacto.
Sin embargo, lo que ha puesto a temblar al país entero no es solo la caída del capo… sino lo que confesó minutos después de ser arrestado.
La operación fue rápida, precisa y llevada a cabo en un domicilio ubicado en Matamoros, Tamaulipas.
Según fuentes de inteligencia, ‘El M-47’ se encontraba escondido bajo una identidad falsa y con seguridad mínima, convencido de que su bajo perfil lo mantendría fuera del radar.
Pero se equivocó.
Harfuch, al frente de un equipo de élite, lo cercó y capturó sin un solo disparo.
Lo que nadie esperaba era que, al ser interrogado, el capo soltara una confesión brutal sobre una de las masacres más comentadas en los últimos meses: la ejecución de un grupo de músicos en la frontera norte.
“Sí, fui yo.
Ordené matarlos porque se burlaron.
Cantaron una canción en un evento que no debían”, fueron las palabras textuales, frías y sin remordimiento alguno que ‘El M-47’ soltó frente a los agentes.
Según relató, los músicos —cuyo nombre aún no ha sido revelado por respeto a las familias— interpretaron en una fiesta privada un corrido que hacía alusión a un rival del cártel.
Eso bastó para sentenciar sus vidas.
“Eso no se perdona.
Menos si lo hacen en nuestra tierra”, añadió el capo sin un solo gesto de culpa.
El relato detallado del crimen dejó sin aliento incluso a los elementos con más experiencia.
‘El M-47’ explicó cómo mandó a detener al grupo al día siguiente del evento, fingiendo que se trataba de una nueva contratación.
Fueron llevados a un rancho aislado y ahí, uno a uno, fueron ejecutados.
“Ni gritaron.
Estaban paralizados.
Sabían que era su final”, declaró con una frialdad escalofriante.
También aseguró que grabó el acto como mensaje a otros artistas del género, dejando claro que “en su territorio no se canta sin permiso”.
Harfuch, quien ha sobrevivido a atentados y tiene una reputación de hierro dentro del sistema de seguridad mexicano, calificó la confesión como una muestra clara del nivel de barbarie al que han llegado algunos líderes criminales.
“No solo matan, sino que lo cuentan como si fuese un trofeo”, declaró ante la prensa, visiblemente afectado.
Aseguró que esta captura es solo el inicio de una serie de operativos más contundentes para desarticular toda la red de protección y complicidad que mantenía a ‘El M-47’ intocable.
La noticia desató una ola de indignación en redes sociales y medios internacionales.
Artistas del regional mexicano exigieron justicia, mientras otros revelaron que han recibido amenazas similares por parte de grupos del crimen organizado si interpretan ciertas canciones.
“No es ficción, es real.
Nos quieren callar”, dijo uno de los vocalistas que prefirió no dar su nombre por seguridad.
Incluso algunos sellos discográficos han comenzado a cancelar presentaciones en el norte del país por miedo a represalias.
La captura de ‘El M-47’ no solo representa un golpe al Cártel del Golfo, sino una exposición directa del terror que viven músicos y artistas en regiones controladas por estos grupos.
Lo que alguna vez fue cultura, ahora se ha convertido en campo minado.
Y la confesión del capo no deja dudas: cantar lo “incorrecto” puede costarte la vida.
Mientras tanto, ‘El M-47’ ya fue trasladado a una prisión federal de máxima seguridad, donde se espera que enfrente múltiples cargos por homicidio, delincuencia organizada y secuestro.
A pesar de la contundente confesión, fuentes judiciales indican que el capo no parece dispuesto a colaborar más allá de lo ya dicho.
“No me arrepiento.
Lo volvería a hacer”, fue su última frase antes de ser ingresado.
México se enfrenta así, una vez más, al rostro descarnado de una violencia que no respeta ni la música, ni la cultura, ni la vida misma.
La verdad dicha por ‘El M-47’ es una herida abierta en el alma de un país que canta.
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aunque le cueste la voz.
