En tiempos inciertos, donde la salud física y mental parece estar constantemente amenazada, encontrar consuelo espiritual se vuelve más importante que nunca.
Para este 2025, el renombrado evangelista Billy Graham nos deja un mensaje profundamente reconfortante, basado en el poder espiritual del Salmo 91, uno de los pasajes más poderosos de las Escrituras en cuanto a protección y sanidad.
Este salmo no solo ofrece esperanza, sino una promesa firme de que aquellos que habitan bajo el abrigo del Altísimo estarán cubiertos ante todo mal, incluyendo las enfermedades.
Billy Graham inicia su mensaje reconociendo una verdad que muchas personas viven diariamente: el peso de la enfermedad.
Muchas veces, la dolencia no es únicamente física; también se aloja en el alma.
El estrés, la ansiedad, la culpa, el miedo y la duda pueden debilitar tanto el cuerpo como el espíritu.
En una época donde los diagnósticos difíciles, las enfermedades crónicas y los desafíos médicos son cada vez más comunes, Graham nos recuerda que Dios no es indiferente a nuestro sufrimiento.
Él señala que es precisamente en esos momentos de fragilidad que debemos acudir a la fuente eterna de fortaleza: la presencia de Dios.
El Salmo 91 ha sido durante siglos un pasaje de consuelo para quienes buscan seguridad.
Graham lo describe como una especie de escudo invisible, una barrera espiritual contra los males que nos rodean.
Este salmo comienza con una declaración poderosa: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.
” Para Graham, esto no es una metáfora poética, sino una realidad espiritual disponible para todo creyente que decide vivir en comunión diaria con Dios.
Billy Graham recalca que no basta con leer o recitar el Salmo 91 como un amuleto.
Hay una gran diferencia entre visitar la presencia de Dios de vez en cuando y habitar permanentemente en ella.
Es una invitación a vivir bajo su cobertura con una fe activa y constante, en la que se confía plenamente en que Dios tiene el poder de sanar, proteger y restaurar.
Este 2025, dice Graham, será un año con sus propios desafíos, pero también con oportunidades para ver milagros.
La diferencia estará en dónde y cómo decidimos anclar nuestra fe.
Una parte esencial del mensaje de Graham se centra en la actitud del creyente.
La fe, más que una creencia pasiva, debe ser un músculo espiritual que se ejercita cada día.
Enfrentar enfermedades —ya sean del cuerpo o del alma— requiere de una fe que no se quiebra ante el diagnóstico o el dolor.
Por eso, el mensaje no solo es de consuelo, sino también de acción.
Graham insiste en que la fe se alimenta con la oración, el ayuno, y la constante meditación en la Palabra.
Vivir bajo el abrigo del Altísimo significa mantener una conexión íntima y diaria con Dios, que fortalece tanto el cuerpo como el corazón.
Billy Graham invita a los creyentes a no subestimar el poder de la oración.
Para él, orar no es solo una forma de hablar con Dios, sino un acto de guerra espiritual.
La oración es una línea directa con el cielo, y cuando se eleva con sinceridad y fe, tiene el poder de cambiar circunstancias, sanar cuerpos y restaurar almas.
Recomienda que las personas escriban sus peticiones de sanidad, declaren su fe abiertamente, y las compartan en comunidades de oración, donde varias voces puedan unirse en un mismo clamor.
Esta unión de corazones crea una atmósfera espiritual en la que lo sobrenatural puede manifestarse.
Otro punto clave en el mensaje de Graham es que la sanidad que Dios ofrece no es únicamente física.
Muchas personas necesitan ser sanadas emocional o espiritualmente.
Las heridas del alma, causadas por traumas, rupturas, fracasos, o incluso por enfermedades prolongadas, también deben ser atendidas.
“Dios sana las heridas que nadie ve,” afirma Graham, y por eso es vital entregar a Él todas nuestras cargas, tanto las visibles como las invisibles.
Solo así puede ocurrir una sanidad completa, donde el cuerpo se alinea con un alma libre de culpas, miedos y resentimientos.
En su mensaje, Graham también comparte el testimonio de personas que, al apropiarse del Salmo 91, experimentaron transformaciones sorprendentes.
Desde sanidades médicas que los doctores no pudieron explicar, hasta personas que recuperaron la paz mental después de años de ansiedad o depresión.
Estos testimonios no solo sirven para motivar, sino para confirmar que la promesa del Salmo 91 sigue vigente, y que la fe sí mueve montañas cuando se vive con sinceridad.
El mensaje final de Billy Graham para este 2025 es claro: no debemos temer al futuro si habitamos en Dios.
La enfermedad puede tocar nuestras puertas, pero no tiene por qué gobernar nuestras vidas.
Cuando decidimos refugiarnos en el Altísimo, nuestras batallas se transforman en oportunidades para ver Su gloria y Su poder.
Él nos invita a comenzar cada día con este salmo en nuestros labios, no como un ritual vacío, sino como una declaración de fe, una promesa viva que nos acompaña en cada paso.
El Salmo 91 no es solo un pasaje inspirador, es una estrategia espiritual para vivir bajo cobertura divina.
Billy Graham, con la sabiduría que lo caracterizaba, nos recuerda que la verdadera protección y sanidad no vienen únicamente de los médicos o tratamientos, sino de habitar constantemente en la presencia de Dios.
Este año 2025, decide no vivir con miedo, sino con fe.
Decide no luchar solo, sino de la mano de Dios.
Porque cuando habitas bajo Su sombra, no hay enfermedad ni angustia que pueda vencerte.
Dios te cubre, te fortalece, y te sana… cuerpo, alma y espíritu.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.