A sus 60 años, Ricardo Arjona Rompe su silencio dejando al mundo conmocionado
Ricardo Arjona, el trovador guatemalteco que ha conquistado corazones por décadas, ha sorprendido a todos con una revelación que ha generado conmoción en el mundo del espectáculo.
Con su tono reflexivo y sincero, el artista ha roto el silencio sobre aspectos personales y profesionales que muchos desconocían.
Su testimonio no solo conmueve por lo que dice, sino por la crudeza con la que lo comparte.
En medio de una pausa obligada en su carrera, Arjona se ha abierto como nunca antes, provocando reacciones de admiración, nostalgia y preocupación entre sus seguidores.
Desde sus humildes comienzos en Jocotenango, Guatemala, Arjona ha recorrido un camino lleno de obstáculos y decisiones difíciles.
Su infancia, marcada por una educación estricta y un ambiente familiar que no siempre apoyó su pasión por la música, moldeó su carácter rebelde y perseverante.
A pesar de las críticas de su madre y los castigos en su escuela religiosa, encontró en la guitarra un refugio y una herramienta para expresarse.
Su pasión por el deporte también marcó su juventud, destacando como basquetbolista al punto de representar a su país.
Pero fue su amor por la música el que finalmente lo llevó a abandonar todo para seguir su verdadero llamado.
Los primeros pasos de Arjona en el mundo artístico fueron duros.
Desde escribir canciones para otros artistas hasta cantar en bares y hoteles a cambio de comida y alojamiento, el camino al éxito fue largo y solitario.
Incluso cuando logró componer éxitos como La mujer que no soñé, no obtuvo el reconocimiento económico merecido.
Su primer álbum, Déjame decir que te amo, fue una decepción para él mismo, y por años intentó borrar su existencia comprando todas las copias posibles.
Sin embargo, con Animal Nocturno encontró su voz auténtica, y ese fue el punto de inflexión en su carrera.
A partir de allí, su música comenzó a resonar en millones de personas en todo el mundo.
A lo largo de su carrera, Arjona ha sido un narrador de historias con letras cargadas de sentimiento, crítica social y poesía urbana.
Pero su vida personal ha sido un reflejo de esa misma intensidad emocional.
Sus relaciones amorosas, muchas veces fallidas, lo marcaron profundamente.
Su matrimonio con Lesli Torres, que terminó en un largo y conflictivo divorcio, inspiró canciones como Para bien o para mal.
También vivió otras relaciones significativas, incluyendo la que tuvo con Daisy Arbelo, madre de su tercer hijo.
A pesar de su fama y éxito, su vida íntima ha estado llena de altibajos, demostrando que el amor, como en sus canciones, puede ser tanto un paraíso como un infierno.
En 2017, la vida golpeó a Arjona con la pérdida de sus padres, una tragedia que lo sumió en un profundo duelo.
Estos acontecimientos lo llevaron a replantearse su vida y su carrera.
Más recientemente, durante el cierre de su gira Blanco y Negro, el artista sorprendió al anunciar su retiro temporal de los escenarios debido a problemas de salud.
Aunque no dio detalles específicos, se especula que sufre una enfermedad degenerativa en la columna, lo que le ha provocado un dolor constante al estar de pie.
Esta revelación ha sido especialmente dolorosa para sus fans, que esperaban seguir disfrutando de su música en vivo por muchos años más.
A pesar del retiro, Arjona ha dejado claro que no se trata de un adiós definitivo.
A través de un emotivo mensaje en Instagram, expresó su gratitud hacia sus seguidores y su deseo de reencontrarse consigo mismo antes de regresar al escenario.
También criticó duramente la industria musical actual, asegurando que ya gastó toda su “falsedad” en los primeros años de su carrera, y que ahora necesita reencontrar un motivo más grande para seguir creando.
Su mensaje ha sido interpretado como una declaración de principios, una reafirmación de su autenticidad y una señal de esperanza para quienes aún creen en la música con alma.
Ricardo Arjona ha logrado lo que pocos artistas en español han alcanzado: mantenerse vigente por más de tres décadas con una propuesta artística sólida, comprometida y profundamente humana.
Ha vendido millones de discos, llenado estadios en toda América Latina, y se ha convertido en una voz crítica y poética dentro del panorama musical.
Ahora, a sus 60 años, su silencio roto no solo revela vulnerabilidad, sino también una sabiduría que solo el tiempo otorga.
Su historia, más allá de los escenarios y los reflectores, es la de un hombre que ha amado, sufrido, creado y vivido con intensidad.
El mundo espera que esta pausa no sea el final, sino el preludio de una nueva etapa en su trayectoria.
