😢🎬 De Ícono del Cine a un Final en Soledad: La Tragedia que Marcó la Vida de Martha Roth
La historia de Martha Roth, una de las figuras más brillantes de la época de oro del cine mexicano, es un relato marcado por el dolor y la soledad.
A pesar de la fama que la encumbró y la belleza que cautivó al público, su vida estuvo llena de contrastes y luchas emocionales profundas.
Reconocida por la fascinación que provocaban sus ojos, Martha deslumbró a todos con su talento, pero tras ese brillo se ocultaban secretos que la llevaron a un destino trágico.
Originaria de Italia, Martha Roth se trasladó a México donde conquistó al público mexicano, convirtiéndose en una de las actrices más adoradas de la cinematografía nacional.
En su época de mayor esplendor, era imposible no quedar fascinado por su mirada, considerada una de las más cautivadoras de la época dorada del cine mexicano.
Sin embargo, detrás de esa imagen de perfección se encontraba una mujer marcada por tragedias que la llevaron a tomar decisiones difíciles, apartándola del cariño del público en sus últimos años.
Martha eligió refugiarse en la Casa del Parque, un asilo en el sur de la Ciudad de México, donde pasó sus últimos días rodeada de recuerdos de su juventud, pero también de un profundo vacío emocional.
A pesar de su brillo en la pantalla, su final fue el de una mujer que, aunque había sido venerada por millones, se enfrentó a la soledad en sus últimos años.
A lo largo de sus últimos años, Martha vivió en la Casa del Parque con tranquilidad, rodeada solo por recuerdos.
Decidió vivir allí para no ser una carga para su familia ni para aquellos que alguna vez la admiraron.
En palabras de su segundo esposo, Fernando Pérez Gavilán, Martha optó por mantenerse alejada del público, buscando paz y serenidad lejos de las tensiones del mundo exterior.
Sin embargo, su salud se deterioró, afectada por enfermedades cardíacas que finalmente se cobrarían su vida.
El 7 de octubre de 2016, a los 84 años, Martha Roth falleció inesperadamente mientras estaba comiendo.
Según quienes la acompañaban, su partida fue rápida y, aunque dolorosa, casi pacífica.
Su muerte sacudió al mundo del entretenimiento mexicano, que la había venerado tanto, y las muestras de cariño y tributos llegaron de todos los rincones del país.

Fernando Pérez Gavilán, su esposo en el momento de su muerte, confesó que, aunque sabía que su partida era inminente, la rapidez de su fallecimiento fue en cierto modo un alivio para ella, quien había sufrido tanto a lo largo de los años, especialmente tras la pérdida de sus hijos.
Arturo Pérez Gavilán, su hijastro y miembro de la familia de Martha, recordó a la actriz como una mujer increíblemente amorosa y llena de bondad.
“Nunca dejó de dar amor a los demás a pesar de todo lo que vivió”, afirmó.
Su partida fue una pérdida irreparable, pero su legado sigue siendo un ejemplo de fortaleza.
En un gesto simbólico, las cenizas de Martha Roth fueron colocadas junto a las de sus dos hijos, Leonardo y Alejandro Fuentes, quienes también fallecieron antes que ella.
La muerte de Martha marcó un hito en la historia del cine mexicano, pues aunque su partida fue silenciosa, su huella en la industria es imborrable.
Martha Roth vivió una breve pero comentada relación con el actor Armando Calvo durante la década de 1950.
Calvo, un galán consolidado de la época, representaba la imagen del hombre ideal en la pantalla, y juntos formaban una pareja deslumbrante.
Sin embargo, la presión del entorno y las exigencias de sus carreras llevaron a su romance a un final inevitable.
A lo largo de su vida, Martha también se vio brevemente involucrada con el cantante chileno Lucho Gatica, célebre por su voz cálida y romántica.
Aunque su vínculo causó revuelo en el ámbito del entretenimiento latinoamericano, al igual que su relación con Calvo, este romance no estuvo destinado a perdurar, y la fama de ambos creó una dinámica compleja que no sobrevivió a las exigencias de sus respectivas carreras.

A pesar de sus romances fugaces, Martha nunca experimentó plenamente el amor en su totalidad.
Su carrera demandante la alejó de relaciones estables a largo plazo.
Fue hasta que conoció a Rubén Fuentes, uno de los compositores más importantes de la música mexicana, con quien se casó en 1960.
Juntos tuvieron dos hijos, Leonardo y Alejandro, y aunque su familia parecía el modelo perfecto de felicidad, esa dicha se desvanecería rápidamente.
Después de casi 20 años de matrimonio, Martha y Rubén se divorciaron en 1980, dando inicio a un ciclo de tragedias personales para la actriz.
En 1984, sufrió la desgarradora pérdida de su hijo mayor, Leonardo, en un accidente automovilístico, lo que devastó a la actriz y dejó una herida profunda en su existencia.
A pesar del sufrimiento inmenso, Martha decidió seguir adelante, enfocándose en su carrera y encontrando consuelo en su hijo restante, Alejandro.
Sin embargo, otro golpe fatal llegó en el año 2000 cuando su hijo menor, Alejandro, falleció debido a una enfermedad prolongada.
Esta tragedia dejó a Martha completamente devastada, y su dolor por la muerte de sus dos hijos marcó su vida emocionalmente, afectando profundamente su bienestar.
La determinación de Martha de refugiarse en la Casa del Parque fue una consecuencia directa de la profunda aflicción que experimentó tras la pérdida de sus hijos.
Quienes estaban cerca de ella revelaron que solicitó ser dejada en paz, con el deseo de morir serenamente sin causar más sufrimiento a los que la rodeaban.
Aunque su segundo esposo, Fernando, continuó visitándola y atendiéndola, la petición de Martha de ser dejada sola reflejaba su anhelo de no incomodar a nadie con su salud deteriorada.
A pesar de las tragedias, Martha Roth continuó siendo una figura incansable en la industria del entretenimiento mexicano, participando en más de 15 telenovelas y consolidándose como una estrella muy querida por el público.
Sin embargo, detrás de las cámaras, luchaba constantemente con el dolor de la pérdida de sus hijos, lo que la hizo aún más reservada en su vida personal.

A lo largo de su carrera, Martha fue sumamente protectora con sus hijos, especialmente después de las trágicas muertes de Leonardo y Alejandro.
En entrevistas, admitió que muchos de sus colegas y familiares la criticaban por ser demasiado protectora, pero ella nunca se arrepintió de haber estado allí para ellos.
La muerte de sus dos hijos dejó una huella imborrable en su alma y definió su vida emocionalmente.
La historia de Martha Roth es un recordatorio de que la fama, aunque llena de glamur, a menudo viene acompañada de sacrificios personales y desafíos emocionales que pocos pueden comprender completamente.
Su legado vive en los corazones de quienes la conocieron y en las películas que todavía nos permiten admirar su talento.
Martha Roth no solo fue una actriz talentosa, sino también una mujer valiente que enfrentó el dolor y la soledad con dignidad.
Su vida estuvo marcada por tragedias, pero su espíritu perdura en la memoria colectiva del cine mexicano, recordándonos la importancia de la resiliencia y el amor en medio de la adversidad.