Laura Branigan, una de las cantantes más talentosas y bellas de los años 80, dejó una huella imborrable en la música mundial.
Nacida el 3 de julio de 1952 en Nueva York, Laura Ann Branigan, de ascendencia irlandesa e italiana, demostró desde joven su pasión por la música y la actuación.
A pesar de los desafíos económicos que enfrentó su familia, su determinación y talento la llevaron a convertirse en un ícono de la música pop.
Desde muy joven, Laura mostró interés por la música y la actuación.
Creció en un entorno donde su familia no contaba con muchos recursos económicos, lo que la llevó a trabajar como camarera para poder costear sus clases de actuación en la Academia de Artes Dramáticas de Nueva York.
Su dedicación pronto dio frutos, ya que comenzó su carrera musical como corista del cantautor canadiense Leonard Cohen.
Esta experiencia le permitió pulir su voz y estilo, además de darle la oportunidad de presentarse en diversos escenarios.
Laura también formó parte de una banda llamada Mido, pero fue en 1979 cuando firmó su primer contrato con Atlantic Records.
Sin embargo, su debut discográfico no llegó de inmediato; la disquera dudaba sobre cómo promocionarla debido a su potente voz, que abarcaba un rango de cuatro octavas.
A pesar de este obstáculo, Laura no se rindió y continuó trabajando arduamente en su música.
A los 24 años, Laura conoció al abogado Laurence Crutch, quien era 20 años mayor que ella.
Su relación se desarrolló rápidamente, y se casaron solo nueve meses después de conocerse.
Este matrimonio marcó el inicio de una nueva etapa en su vida personal y profesional, y aunque su carrera musical estaba despegando, Laura también valoraba su vida familiar.
En marzo de 1982, Laura lanzó su álbum debut titulado “Branigan”, que la catapultó al estrellato internacional gracias al éxito de la canción “Gloria”.
Este tema, escrito e interpretado originalmente por el italiano Umberto Tozzi, se convirtió en un fenómeno mundial.
La versión en inglés de Laura no solo la hizo famosa, sino que también se consolidó como una de las canciones más reconocibles de la historia de la música.
La canción “Gloria” se convirtió en un himno de empoderamiento y resonó con muchos oyentes, lo que llevó a Laura a una exposición masiva.
El álbum “Branigan” no solo destacó por su gran éxito comercial, sino también por la belleza física y la calidad vocal de Laura, lo que le valió su primera nominación al Grammy en 1983.
Este reconocimiento fue un hito importante en su carrera, consolidando su lugar en la industria musical.
Su segundo álbum, “Branigan 2”, lanzado en 1983, reafirmó su talento y popularidad.
Este trabajo incluyó el tema “How Am I Supposed to Live Without You”, escrito por Michael Bolton, que se convirtió en un gran éxito.
La historia detrás de esta canción es interesante, ya que originalmente iba a ser cantada por otra artista, pero debido a diferencias creativas, la disquera decidió cederla a Laura, quien se convirtió en la primera intérprete de este famoso tema.
Laura continuó su ascenso en la industria musical con su tercer álbum, “Self Control”, lanzado en 1984.
Este álbum incluyó versiones de canciones europeas que fueron muy populares, como “Self Control”, que había sido grabada en Italia por su autor, el cantante Raf.
Ambas versiones alcanzaron los primeros puestos de las listas en Estados Unidos y Europa, consolidando aún más la carrera de Laura.
En 1985, lanzó su cuarto álbum, “Hold Me”, que contenía temas exitosos como “Spanish Eddie” y “I Found Someone”.
Su gran popularidad la llevó a aparecer en importantes series de televisión como “CHiPs” y “Automan”, y sus canciones formaron parte de bandas sonoras de películas exitosas como “Ghostbusters” y “Flashdance”.
Estas apariciones no solo ampliaron su audiencia, sino que también la establecieron como una figura reconocible en la cultura pop.
Laura también se presentó en el prestigioso Festival de Viña del Mar en Chile en 1986, donde fue aclamada por el público, aumentando su popularidad en América Latina.
En 1987, tuvo otro éxito con su versión de “Power of Love”, originalmente cantada por Jennifer Rush, y realizó un dueto en español con el famoso cantante mexicano Luis Miguel titulado “Sin Hablar”.
Este dueto fue un gran éxito y demostró la versatilidad de Laura como artista.
A inicios de los años 90, Laura tuvo algunos éxitos adicionales, como “Moonlight on Water” y “Never in a Million Years”.
Sin embargo, en este momento decidió alejarse del ambiente musical para cuidar de su esposo Laurence, quien fue diagnosticado con un agresivo cáncer de colon.
Esta decisión fue difícil para Laura, ya que había alcanzado un gran éxito, pero su compromiso con su familia fue más fuerte.
Lamentablemente, Laurence falleció en 1996, lo que fue un duro golpe para Laura.
La pérdida de su esposo la afectó profundamente, y durante un tiempo se alejó de la música para procesar su dolor y enfocarse en su bienestar emocional.
Sin embargo, su amor por la música nunca desapareció, y eventualmente regresó a la escena musical.
Durante la década del 2000, Laura continuó haciendo giras y grabando, y también interpretó a Janis Joplin en un musical de Broadway llamado “Love Janis”, recibiendo excelentes críticas por su actuación.
Esta experiencia le permitió reconectar con su pasión por la música y el escenario, y fue un momento de renacimiento personal y profesional.
A inicios de agosto de 2004, Laura comenzó a experimentar fuertes dolores de cabeza.
A pesar de que estos síntomas duraron cerca de dos semanas, la cantante no buscó atención médica, pensando que se trataría de un malestar pasajero.
Lamentablemente, el 26 de agosto de 2004, Laura Branigan falleció repentinamente mientras dormía debido a un aneurisma cerebral.
Tenía solo 52 años, y su muerte fue un gran shock para sus fans y seres queridos.
El legado de Laura Branigan perdura en la música.
Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas fueron esparcidas sobre Long Island, Nueva York, un lugar que siempre tuvo un significado especial para ella.
A lo largo de su carrera, Laura dejó una marca indeleble en la industria musical, y sus canciones siguen siendo escuchadas y apreciadas por nuevas generaciones.
Laura Branigan es recordada no solo por su impresionante voz y su belleza, sino también por su capacidad para conectar con el público a través de su música.
Sus canciones continúan resonando en la cultura popular y son consideradas clásicos.
Temas como “Gloria” y “Self Control” siguen siendo interpretados y versionados por artistas contemporáneos, lo que demuestra la atemporalidad de su obra.
En conclusión, Laura Branigan fue más que una cantante; fue una artista que dejó una marca indeleble en la industria musical.
Su talento, dedicación y pasión por la música la convierten en una figura legendaria de los años 80, y su legado sigue vivo en el corazón de sus admiradores.
A través de su música, Laura Branigan continúa inspirando a nuevas generaciones y recordándonos la belleza y el poder de la música.
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