🎤 “A mi hermano lo mató la negligencia”: Declaraciones desgarradoras de la hermana de Rubby Pérez conmocionan al país
La voz quebrada, los ojos llenos de rabia contenida y el corazón aún roto.
Así reapareció públicamente la hermana de Rubby Pérez, no como figura política ni como artista, sino como una mujer que perdió a su hermano en condiciones que califica de inadmisibles.
Y no, no se trató de una despedida tranquila, ni de una partida inesperada sin explicación.
Según ella, lo de Rubby no fue un simple accidente.
Fue una tragedia anunciada.
Una tragedia que se pudo evitar.
Dice que aún recuerda cada llamada que Rubby le hacía solo para decirle “te amo”.
Que su hermano era el alma de la familia, el pegamento que los mantenía unidos, el que incluso en medio de su agenda apretada siempre se hacía espacio para los suyos.
Por eso su muerte dejó un vacío tan grande… y tantas dudas.
Lo que debía ser un evento de celebración, una gira más, terminó en un silencio ensordecedor.
Pero ahora, la verdad empieza a salir.
Durante la entrevista, su hermana reveló que todo estuvo a punto de ser cancelado.
El homenaje, los ensayos, el tributo… nada parecía tener sentido sin él.
Pero fue un llamado de su otro hermano lo que la sacó de la cama.
“Si tú no me ayudas, esto no se va a poder”, le dijo.
Esa frase la obligó a levantarse.
Y lo que ocurrió después fue casi milagroso: artistas, productores, músicos, todos empezaron a unirse sin pedir un peso.
Más de 25 artistas dijeron sí, sin contratos, sin condiciones, solo por respeto a Rubby.
El evento fue colosal.
Una producción de alto nivel, con la Sinfónica Nacional, visuales impactantes y 36 músicos en escena.
Todo pensado para que cada nota dijera lo mismo: “Rubby, lo hicimos como tú lo merecías”.
Pero ese homenaje fue solo una parte.
La otra, la más dolorosa, es la búsqueda de justicia.
Y aquí es donde la hermana no se guarda nada.
“A mi hermano no lo mató el destino, lo mató la negligencia”, sentenció.
Y lo dijo mirando de frente, sin miedo.
Asegura que lo ocurrido fue resultado de omisiones, de irresponsabilidades, de personas que sabían que había peligro y no hicieron nada.
Que eso tiene nombres y apellidos.
Y que los responsables van a tener que enfrentarlo en la justicia.
Las hijas de Rubby ya están en proceso de demanda.
Los abogados trabajan, las pruebas se recolectan y la familia no va a quedarse de brazos cruzados.
“Esto no se tapa con flores ni homenajes”, repite.
“Esto se enfrenta y se paga.
” Porque detrás de la música también hay víctimas.
Y Rubby, según ellos, lo fue.
Pero no todo es dolor.
También hay legado.
Un disco inédito, cristiano, que Rubby dejó grabado poco antes de morir.
Un proyecto que su familia ha decidido dejar en manos de sus hijos, como señal de respeto y amor.
No se ha lanzado aún, no por falta de interés, sino porque están esperando el momento adecuado.
Ese disco no es solo música.
Es un testamento emocional, un último regalo.
La entrevista también tocó temas políticos.
Su hermana, ahora diputada, fue tajante al hablar del incidente de JE, calificándolo de “zona de guerra” y “tragedia evitable”.
Dijo que ya hay una comisión bicameral trabajando en la reforma del código penal y en una nueva ley para supervisar infraestructuras.
Porque no basta con castigar a los culpables cuando ya hay víctimas, hay que prevenir.
Y para eso hacen falta leyes actualizadas, herramientas que estén a la altura del dolor.
El mensaje fue claro: esto no va a quedar así.
Y si alguien pensaba que el caso iba a apagarse con el tiempo, está muy equivocado.
La familia de Rubby no va a descansar hasta que todo salga a la luz.
Porque, como ella misma dijo, “si alguien merecía ser cuidado, era Rubby.
Y no lo hicieron”.
Esa frase lo resume todo.
La familia está dolida, sí, pero también decidida.
Decidida a honrarlo no solo con aplausos, sino con verdad.
A proteger su legado, pero también a señalar a los culpables.
Y lo más impactante es que, según ellos, Rubby lo dejó todo preparado.
Su música, sus papeles, su homenaje.
Como si supiera que se iba.
Como si hubiera sentido que el tiempo se le acababa.
Hoy su historia no se cierra con una canción.
Continúa en tribunales, en micrófonos, en declaraciones como esta.
Continúa en la voz de su hermana, que sin miedo mira a la cámara y dice lo que muchos no quieren oír.
Que lo de Rubby fue más que una pérdida.
Fue una injusticia.
Y no se va a quedar así.
La familia está lista para todo.
Y mientras el país recuerda su música, ellos preparan el contraataque legal.
Porque Rubby Pérez no fue solo una voz del merengue.
Fue un padre, un hermano, un símbolo.
Y si alguien lo dejó caer, ahora va a tener que responder.
