Humberto Elisondo, uno de los actores más icónicos y reconocibles de la cineografía mexicana, está ahora a punto de cumplir 80 años, y su vida ha sido una mezcla de éxito, tragedia y resistencia.
Con una carrera que abarca varias décadas, Elisondo no solo es conocido por suspapeles en telenovelas y películas, sino también por la valentía con la que enfrentó múltiples adversidades, incluyendo enfermedades graves, una carrera marcada por conflictos con el poder y un destino que parecía estar predestinado a la tragedia.
Hoy, a casi 80 años, su historia sigue siendo un ejemplo de fortaleza y resiliencia frente a la adversidad.
Desde sus inicios en la televisión y el cine, Humberto Elisondo logró destacarse por su presencia imponente y su talento para interpretar villanos y personajes complejos.
Su rostro inconfundible y su forma de actuar lo convirtieron en uno de los actores más solicitados en los años 70 y 80.
En esa época, su popularidad alcanzó niveles que pocos podían igualar, y su nombre se convirtió en sinónimo de calidad en la actuación mexicana.
Sin embargo, su éxito en la pantalla no estuvo exento de dificultades fuera de ella.
Elisondo también se desempeñó como secretario del trabajo en la Asociación Nacional de Actores (ANDA), bajo la dirección del famoso actor David Reynoso.
En su rol sindical, defendió los derechos de los actores, luchando contra prácticas laborales abusivas, salarios injustos y condiciones laborales precarias en la industria del entretenimiento.
Su activismo en defensa de los derechos laborales, sin duda, fue una de las facetas más destacadas y admiradas de su vida.
Su participación activa en la defensa de los derechos laborales le costó caro.
En 1979, lideró una huelga en Televisa, exigiendo un aumento salarial justo y mejores condiciones laborales.
La huelga duró cuatro días y, aunque lograron un aumento del 12.5% en los salarios, Elisondo pagó un precio muy alto por su valentía: fue vetado y silenciado en la industria.

La conocida “lista negra” no fue oficialmente publicada, pero en la práctica, todos en la industria sabían que su nombre estaba en ella.
Desde entonces, su carrera fue marcada por periodos de silencio y exclusión.
Durante casi una década, Elisordo no fue convocado para participar en proyectos televisivos o cinematográficos, y gradualmente cayó en el olvido mediático.
Sin embargo, nunca abandonó su lucha por los derechos y continuó defendiendo los ideales que creía justos y necesarios.
En 1986, logró regresar brevemente a los escenarios con su participación en “Cuna de Lobos”, un clásico de Televisa que en ese momento ayudó a recuperar algo de su reconocimiento.
Tras su regreso en 1986, Elisondo participó en varias producciones, pero el rechazo y la desconfianza persistían en algunos círculos de la industria.
No fue hasta principios de los años 90, cuando Televisa empezó a abrir nuevamente las puertas, que logró recuperar un respeto silencioso.
Participó en telenovelas como *Triángulo* (1992) y *Los parientes pobres* (1993), en las cuales dejó huella con su talento y profesionalismo.
Poco a poco, la industria dejó atrás los viejos prejuicios, y Elisondo volvió a ser considerado uno de los actores más respetados, no solo por su talento artístico, sino también por su lucha sindical y sus principios firmes.
En 1994, fue elegido para encabezar la secretaría general del sindicato, un cargo que asumió con orgullo y que utilizó para fortalecer la relación entre actores, productores y sindicatos.
Elisondo, sin embargo, no solo enfrentó los obstáculos laborales.
Su vida personal también estuvo marcada por momentos duros y pérdidas importantes.
Hace cinco años, sufrió una grave crisis de salud provocada por una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Estuvo en terapia intensiva durante 26 días, en coma inducido, y los médicos le dieron pocas esperanzas de recuperación.
Él mismo relata que estuvo al borde de la muerte y que esa experiencia le cambió profundamente su percepción de la vida y la muerte.
Consciente de la fragilidad de su existencia, Elisondo ahora expresa que sabe exactamente cómo quisiera morir.
Su deseo es hacerlo en escena, en el lugar que más ha marcado su vida: el escenario.
“Me gustaría tener una muerte justa, quizás de repente o quedarme dormido y no despertar.
El jefe allá arriba es quien manda”, dice con cierta serenidad, aceptando que la muerte es parte del ciclo natural de la vida.
Después de su recuperación, su perspectiva ha cambiado: valora cada respiración, cada paso y cada pequeño momento.
En sus palabras, “cuando enfrenté la muerte, la vida cambió”, y agradece a su familia y a sus amigos por estar a su lado.
Actualmente, continúa trabajando en la obra teatro *La Reina del Sur*, y, a pesar de los problemas de salud propios de su edad, sigue disfrutando de su trabajo y de la compañía de sus seres queridos.
Uno de los aspectos que ha llamado mucho la atención en los últimos años ha sido su vida amorosa.
En 2023, Elisondo presentó públicamente a su novia, Catrina Zaragoza, una instructora certificada en físicoculturismo, que es 31 años menor que él.
La relación ha sido vista como un ejemplo de que la edad no es un impedimento para amar y ser feliz.
Ambos se muestran felices y en armonía, acompañándose en eventos públicos y compartiendo momentos en las redes sociales.
El actor afirma que su relación le ha traído energía y que la diferencia de edad no es un problema para él.
“Lo importante es la emoción y la conexión que podemos generar con la compañía del otro”, comenta con una sonrisa.
Para Elisondo, la felicidad ahora radica en disfrutar de la vida al máximo, sin conflictos ni problemas, y aprovechando cada momento con quienes ama.
Humberto Elisondo mantiene una relación muy especial con su madre, Fanny Kaufman, conocida como Vitola.
A pesar de su fallecimiento en 2007, siempre conserva sus cenizas en casa, sobre su mesa de noche.
La decisión, que ha generado cierta controversia, es algo que él tomó desde hace años con total tranquilidad.
“Yo me miro al espejo cada mañana y digo, ‘buenos días, señor Elisondo’.
No tengo miedo ni arrepentimiento por ello”, afirma.
Su devoción por ella y su amor incondicional quedaron evidenciados en su respeto y cariño hacia su madre, quien fue fundamental en su vida y en su formación como actor y activista.
La pérdida de su madre representó uno de los golpes más duros en su vida, pero también una fuente de inspiración y fortaleza para seguir adelante.
Humberto Elisondo es, sin duda, uno de los actores más emblemáticos y respetados del cine y la teatro mexicano.
Su vida, marcada por altos y bajos, por el éxito y por la adversidad, es un ejemplo de resistencia y compromiso.
A sus casi 80 años, sigue vivo, tanto en la memoria del público como en sus acciones cotidianas, demostrando que la fortaleza interior y la pasión por lo que uno ama pueden superar cualquier obstáculo, incluso la sombra de la muerte.
Su legado, no solo en el arte, sino también en su lucha por los derechos laborales y en su ejemplo de perseverancia, permanecerá en la historia del entretenimiento mexicano.
La historia de Humberto Elisondo nos enseña que, incluso en medio de la tristeza y los desafíos, la vida puede ser vivida con intensidad y dignidad.