La vida de Maju Mantilla se ha convertido, involuntariamente, en un drama público de proporciones épicas, donde el dolor personal se mezcla sin tregua con el escarnio mediático y la controversia matrimonial.
En un giro trágico de los acontecimientos, la ex Miss Mundo 2004 enfrenta la pena más profunda: el fallecimiento de su madre, Elvia Elizabeth García Linares, a los 75 años de edad.

La noticia de su partida, confirmada el 27 de octubre de 2025, ha sumido a la exconductora de televisión en un luto que llega en el peor momento posible.
Maju Mantilla atraviesa ya una crisis existencial y marital, marcada por el reciente escándalo de infidelidad que puso a su matrimonio en el ojo de la tormenta.
Pero si el dolor de la pérdida no fuera suficiente, el velorio de Doña Elvia, que inició el martes 28 de octubre, se convirtió en el escenario de una nueva polémica protagonizada por su todavía esposo, Gustavo Salcedo.
La Controversial Presencia de Gustavo Salcedo

La asistencia de Gustavo Salcedo al velorio de su suegra, la madre de Maju Mantilla, ha generado un debate encendido en la opinión pública y en los medios especializados.
La controversia no radica en su presencia como familiar, sino en el contexto de su aparición.
Hace muy poco tiempo, el matrimonio de Maju Mantilla y Gustavo Salcedo se vio sacudido por un escándalo de supuesta infidelidad.
Se reportó que el propio Gustavo Salcedo “evidenció” a Maju Mantilla, sugiriendo públicamente que la exreina de belleza había sido una “mujer infiel”.
Este escándalo no solo afectó a la pareja, sino que, por extensión, causó “daño directo a su madre, a su padre y a sus hermanos,” exponiendo a la familia a un nivel de vergüenza y dolor innecesario en un momento en que la matriarca familiar, Doña Elvia, ya luchaba contra una enfermedad.
El hecho de que Salcedo se hiciera presente en el velatorio de la madre de la mujer a la que supuestamente “le causó todo el daño” ha sido interpretado por muchos como un acto de desfachatez o una estrategia de relaciones públicas.
“Pero al parecer el empresario se ha olvidado de esto y tras el fallecimiento de la progenitora Mahu Mantilla, las cámaras de Instarándula captaron a Gustavo Salcedo saliendo del velatorio en compañía de sus dos hijos,” reportaron los medios.
La Estrategia de los Hijos como Escudo

La aparición de Gustavo Salcedo en el velorio fue meticulosamente orquestada para minimizar el rechazo.
La presencia de sus dos hijos en el velatorio, de la mano del empresario, ha sido señalada como un “escudo” o una excusa para “hacerse presente”.
La conjetura periodística es fuerte: “no creemos que él sea una persona grata para la familia de la ex reina de belleza.”
La entrada a un velorio, en circunstancias normales, podría haberle sido negada o al menos fuertemente cuestionada por la familia de luto, dado el dolor y la vergüenza que él les habría infligido.
Sin embargo, “claro, de la mano de los dos niños es imposible que le nieguen la entrada.”
Sus hijos, nietos de la fallecida, se convierten en el pasaporte de Salcedo para ingresar al recinto y demostrar su apoyo, a pesar de las reservas que pueda tener la familia Mantilla.
La puesta en escena fue igualmente notable.
Gustavo Salcedo fue captado “bien vestido porque sabían que las cámaras de televisión iban a estar afuera.”
Su vestimenta sobria y su comportamiento público, saliendo “como si nada, como si todavía fuera el esposo de Majo Mantilla,” refuerzan la percepción de que su asistencia tenía un componente de figuretti, una necesidad de proyectar una imagen de unidad matrimonial a pesar de la crisis.
“Y aunque hasta el momento no hay imágenes de ella, Gustavo sí quiso ser figuretti y se mostró así.
Saquen ustedes mismos sus propias conclusiones,” es el veredicto no oficial de los medios y el público.
Su presencia, por lo tanto, no es vista únicamente como un acto de piedad filial, sino como un intento de recuperar la narrativa de su matrimonio en un momento de gran exposición mediática.
El Desgarrador Momento de Maju Mantilla

La noticia del fallecimiento de Doña Elvia Elizabeth García Linares, madre de Maju Mantilla, a la edad de 75 años, es un golpe devastador que llega cuando la exreina de belleza se encuentra en uno de sus puntos más bajos.
La prensa ha reportado que Maju Mantilla “estos meses no le ha estado pasando nada bien.”
Los rumores que circularon en el medio sugirieron que, a raíz del escándalo, Maju Mantilla supuestamente “se ha quedado prácticamente sin propiedades, sin la custodia de sus hijos y ahora se queda sin madre.”
Si bien la veracidad de la pérdida de “propiedades” y “custodia de sus hijos” no ha sido verificada con absoluta certeza por los medios independientes y parece ser parte de la especulación exagerada que rodea a la farándula, el hecho innegable es que la pérdida de su madre, sumada a la profunda crisis matrimonial, constituye un “golpe muy bajo para ella.”
La partida de su madre el 27 de octubre de 2025, el inicio del velorio el martes 28 de octubre y el sepelio programado para el miércoles 29 de octubre al mediodía en el campo santo de Huachipa, marcan una serie de días de intensa pena y exposición.
La exconductora de televisión ha sido una figura muy unida a su familia, y la muerte de su progenitora es una herida profunda que tardará en sanar.
El contraste entre el dolor de Mantilla y la fría y calculada aparición de su esposo en el velorio subraya la soledad emocional en la que se encuentra la ex Miss Mundo en este momento.
“Sin duda alguna, Maju Mantilla no la está pasando nada bien en estos momentos.
Tras el escándalo, este acontecimiento es un golpe muy bajo para ella.
Esperemos pronto se recupere,” es el deseo unánime de quienes siguen su carrera y su vida.
Análisis de la Imagen Pública y la Redención

El intento de redención pública de Gustavo Salcedo en el velorio de su suegra es una táctica de alto riesgo.
Por un lado, la sociedad peruana valora el gesto de acompañamiento en el luto, lo que le otorga un punto a favor.
Por otro lado, el daño que supuestamente infligió a la familia Mantilla con el escándalo matrimonial es demasiado reciente para ser ignorado.
Su aparición es vista como un intento de utilizar la tragedia familiar para forzar una reconciliación o, al menos, para demostrar que “sigue pensando que es el esposo de Maju Mantilla” y que la crisis no ha destruido por completo el vínculo familiar.
La presencia de los hijos, en este contexto, es la herramienta más poderosa para disipar la hostilidad.
Los nietos tienen derecho a despedirse de su abuela, y su presencia garantiza la de su padre.
Este episodio, capturado por las cámaras de farándula, demuestra cómo las figuras públicas utilizan cada momento, incluso los más íntimos y dolorosos, como un escenario para negociar su imagen y su estatus dentro del círculo social y mediático.
La verdadera prueba para Gustavo Salcedo no fue asistir al velorio, sino la calidad y sinceridad de su apoyo a Maju Mantilla en la privacidad de su dolor, lejos de los flashes y las especulaciones.
El luto de Maju Mantilla es real, y el dolor por la pérdida de su madre, Elvia Elizabeth García Linares, es un duelo que merece todo el respeto y la privacidad.
La esperanza es que este trágico evento sirva para recordar a la pareja el valor de la familia y, quizás, para encontrar un camino hacia la paz, sea juntos o separados.
La vida de Maju Mantilla ha sido golpeada fuertemente, y la recuperación será un camino largo y difícil.