Melissa Paredes, la exreina de belleza y modelo, ha vuelto a acaparar la atención de los medios no solo por su renovada vida personal, sino por la abierta exhibición de un estilo de vida de lujo y una nueva polémica que toca las fibras más sensibles de su vida familiar: el apellido de su hija con Rodrigo Cuba.
Tras celebrar por todo lo alto el cumpleaños de su hija, Paredes decidió utilizar sus plataformas digitales para mostrar, sin tapujos, la opulencia de su nuevo hogar, una mansión que se ha convertido en el telón de fondo de su vida con el bailarín Anthony Aranda.

La modelo, que se mudó hace tan solo unas semanas, ahora reside en una vivienda que cumple con todos los estándares de la exclusividad: amplios jardines, una espectacular piscina y un diseño que sugiere una vida de comodidad y alto poder adquisitivo.
Se estima que el alquiler mensual de esta lujosa propiedad “debe de pagar más de 2,000 a $3,000 mensuales”, una cifra que subraya la estabilidad económica que Paredes disfruta actualmente.
El paseo virtual por la mansión no fue solo para exhibir el lujo, sino que Paredes lo mezcló con momentos de intimidad familiar, buscando un tono de humor y cotidianidad.
Un video mostró a su pareja, Anthony Aranda, divirtiéndose en el amplio espacio, con un comentario humorístico de la modelo.
“Buscando a mi esposo y él haciendo las paredes de.
Uy, se tiró mi puerta, amor.”
Pero la escena que realmente se viralizó fue el momento en que Paredes “trolea” a su propia hija en un juego sobre quién es el “amor de su vida”, un intento de inyectar humor que terminó reflejando, involuntariamente, la tensión de la nueva dinámica familiar.
La hija, lejos de molestarse, tomó el juego con humor, pero el diálogo de la niña fue utilizado por Paredes para reforzar la figura de Aranda.
“El amor de mi vida CASI.
No importa.
Entonces acá tenemos que tener mucho cuidado al.
mentira mi amor, mi corazón y casa así como yo.
¿Estás segura?
Humana.
No lo creo.
No lo creo.
No mientas.
Humana.
¿Quién es el amor de mi vida?
Y yo.
No, tú, mi amor.
Solo tú, mi vida.
Mi casito.
No, tú.”
Este troleo o broma sutil, aunque aparentemente inocuo, preparó el escenario para la controversia más grande, que no tardaría en estallar en el ámbito digital.

El verdadero vendaval de críticas se desató a raíz de la celebración del cumpleaños de su hija.
La modelo, en un emotivo gesto por la mañana, decidió sorprender a la niña apenas despertara cantándole una canción de cumpleaños.
Este momento íntimo, que Paredes describió como una “tradición familiar Aranda Paredes”, fue el detonante.
La inclusión del apellido “Aranda Paredes” en referencia a su nueva unidad familiar fue interpretada por una seguidora como un intento de “cambiarle el apellido” a la hija o de posicionar a Anthony Aranda como una figura paterna sustituta, olvidando el vínculo biológico con Rodrigo Cuba.
“Se olvidó de Rodrigo Cuba.
La actriz Melisa Paredes decidió sorprender a su hija por su cumpleaños con una emotiva celebración en casa.
Pero un detalle que no pasó desapercibido fue que colocara Aranda Paredes, lo que un usuario tomó como un intento de poner al bailarín Antony Aranda como figura paterna.”
La reacción de Melissa Paredes ante esta crítica fue inmediata, contundente y enfurecida, demostrando que este es un punto extremadamente sensible para ella.
En lugar de responder con calma, la modelo arremetió con dureza contra la usuaria de TikTok, poniendo en duda su capacidad de comprensión lectora.
“¿Por qué le cambias el apellido a tu hija?
Ella tiene un padre”, le cuestionó una seguidora de TikTok, a lo que Melisa Paredes decidió no responderle, pero sí reaccionar a estos comentarios.
“Ay, Dios, qué animal eres!
¿Aún estás a tiempo de comprar un coquito?
¿Sabes leer?
¿Tienes comprensión, lectora?
¿En qué momento le cambió?
¿Estás mal?”
Los comentarios de Paredes, cargados de ira y sarcasmo, buscaban dejar claro que ella solo se refería a la familia que ha formado junto a Aranda y su hija, no a una alteración legal del apellido.
Paredes intentó defender su posición explicando que la “tradición familiar Aranda Paredes” es algo que hacen desde que está en su relación con el bailarín.
La modelo enfatizó que son una familia porque ella está casada con Aranda, y que su familia es ahora su hija y su esposo.
“Fueron los comentarios a lo que Melisa Paredes le dio la claro que son familia porque ella es casada y su familia es su hija y su esposo.
Lo que Melisa Paredes decidió contestar con estos emoticones.”

El análisis de esta controversia revela una dinámica compleja y recurrente en la vida de Melissa Paredes: la constante tensión entre su necesidad de exponer públicamente su felicidad y la delicada situación de la crianza de su hija con un padre biológico, Rodrigo Cuba.
La exhibición de la “exclusiva mansión” puede ser interpretada como un signo de estabilidad y éxito, una manera de demostrar al público que, a pesar de los escándalos de su divorcio, su vida está ahora en una posición envidiable.
El lujo se convierte en una armadura mediática.
Sin embargo, la ostentación contrasta con la sensibilidad requerida en los temas de paternidad.
La controversia del apellido “Aranda Paredes” es una línea delgada que la modelo parece haber cruzado imprudentemente.
Aunque su intención pudo haber sido simplemente nombrar a su nueva unidad familiar, el uso de ambos apellidos en ese contexto se percibe como un borrado, o al menos, una minimización de la figura de Rodrigo Cuba.
En el Perú, donde la figura paterna es un tema de alta sensibilidad social, la reacción de los usuarios es comprensible.
El intento de Paredes de imponer una nueva identidad familiar a través de un nombre compuesto genera sospechas sobre la intención de reemplazar, en el ámbito afectivo, al padre biológico con el padrastro.
La respuesta enfurecida de Melissa Paredes solo sirvió para avivar las llamas.
En lugar de clarificar serenamente la diferencia entre una “tradición familiar” y un cambio legal de apellido, sus insultos y su tono agresivo desviaron la atención de su explicación hacia su propia intolerancia a la crítica.
El uso de un lenguaje tan ofensivo (“qué animal eres”, “¿aún estás a tiempo de comprar un coquito?”) es un error de comunicación para una figura pública que busca limpiar su imagen y construir una nueva narrativa de felicidad.
Este episodio, que mezcla la exhibición de una lujosa mansión con un drama familiar expuesto en TikTok, demuestra que Melissa Paredes sigue siendo una maestra en generar titulares.
El problema radica en que, en su afán por defender su nuevo hogar y su nueva relación, corre el riesgo de dañar la percepción de su rol como madre y de reavivar una guerra fría con el “Gato” Cuba.
La hija de la modelo, lamentablemente, se encuentra en el centro de esta disputa digital.
Por el momento, la familia Aranda Paredes reside en la opulencia, pero su paz se ve constantemente amenazada por los comentarios y las críticas que se generan cada vez que Melissa Paredes comparte un fragmento de su vida privada con el mundo.
La modelo ha exhibido su mansión, pero ha revelado, sin querer, la fragilidad de su paciencia y la intensidad de las emociones que aún la persiguen.