El mundo del entretenimiento mexicano está de luto tras la partida de Fernando Arau, un ícono de la comedia y la televisión, quien falleció a los 71 años.
Su legado como actor, comediante, productor, director y músico ha dejado una huella imborrable en la industria, y su ausencia marca el fin de una era para sus seguidores y colegas.
Nacido el 2 de noviembre de 1953 en la Ciudad de México, Fernando Arau creció en una familia artística.
Su padre, Alfonso Arau, reconocido director, y su madre, Magdalena Corona, destacada bailarina y coreógrafa, le inculcaron desde pequeño el amor por las artes.
Este entorno lo moldeó como un artista versátil y apasionado, capaz de conectar con el público a través de diversas formas de expresión.
Una carrera cargada de éxitos y desafíos
Fernando comenzó su carrera a una edad temprana, mostrando su talento en la danza y la pantomima.
A los 6 años, debutó en la banda infantil Los Sony Boys, y poco después se unió a su hermano Sergio en el programa “La media hora de Chabelo”, formando el dúo “Los hermanitos Arau”.
Su habilidad para conectar con el público lo llevó a representar a México en el Festival Internacional de Mimo en Guanajuato en 1979, donde ganó el primer premio, superando a competidores internacionales.
Uno de sus mayores éxitos llegó en 1981 con su papel de Chicho en la comedia “Cachún Cachún Ra Ra”, un fenómeno cultural que conquistó a millones de espectadores.
Más tarde, se convirtió en presentador del programa matutino “Despierta América” de Univisión, donde aportó humor y energía positiva durante más de una década.
Su contribución a la televisión en español le valió un Emmy honorario en 2006.
Sin embargo, su carrera también estuvo marcada por fracasos que lo llevaron a reflexionar sobre su camino.
En 1996, su programa “Riatatán”, aunque exitoso comercialmente, fue criticado por su falta de organización.
En 2012, “Buenas noches América” fue cancelado tras una temporada debido a bajos índices de audiencia.
Estos momentos difíciles lo hicieron cuestionar su lugar en la industria, pero también lo impulsaron a aprender y crecer.
Una vida personal llena de amor y tristeza
Fernando Arau no solo enfrentó desafíos en su carrera, sino también en su vida personal.
La pérdida de su madre, Magdalena Corona, en 1995, fue uno de los momentos más dolorosos de su vida.
Magdalena, quien fue su mayor inspiración, le enseñó resiliencia y amor por las artes.
Su fallecimiento dejó una herida profunda en Fernando, quien a menudo visitaba su tumba, dejando claveles blancos y llorando en silencio.
Su matrimonio con Rosalinda, productora de televisión, también enfrentó altibajos.
Aunque los primeros años estuvieron llenos de felicidad, las exigencias de su carrera comenzaron a afectar su relación.
Rosalinda expresó su tristeza por la distancia emocional que se había formado entre ellos, lo que llevó a Fernando a reflexionar sobre su papel como esposo y padre.
Un legado que trasciende generaciones
A pesar de los desafíos, Fernando Arau siempre encontró formas de reinventarse y dejar un impacto positivo en quienes lo rodeaban.
Su programa “Tenga pa’ que se entretenga”, lanzado en 2010, fue pionero en integrar redes sociales para conectar con la audiencia.
Además, su competencia “Riatatán” ayudó a descubrir talentos cómicos como La Chupitos y Edson Zúñiga.
Fernando también se enorgullecía de su hijo Ademar Arau, quien siguió sus pasos artísticos y ganó un premio Ariel.
Para Fernando, su mayor logro no fueron los premios ni la fama, sino la capacidad de hacer reír y conectar con el público, ayudándolos a olvidar sus problemas, aunque fuera por un instante.
Despedida en su funeral
El funeral de Fernando Arau fue un evento emotivo, donde familiares, amigos y colegas se reunieron para rendir homenaje a su vida y legado.
Su partida deja un vacío en la industria del entretenimiento, pero su impacto perdurará en las generaciones futuras.
Fernando Arau nos deja con una lección importante: incluso quienes llevan alegría a millones de personas tienen sus propias luchas y momentos de vulnerabilidad.
Su historia nos recuerda que la familia, el amor y la conexión con los seres queridos son lo que realmente importa en la vida.
Descansa en paz, Fernando Arau.
Tu luz y tu legado vivirán para siempre en los corazones de quienes te amaron y admiraron.