A veces las revelaciones más grandes llegan cuando las cámaras ya se han apagado.
Neida Sandoval, tras una vida entera frente a millones de personas, habla ahora con una claridad que solo el tiempo y la distancia pueden brindar.
“Ya superé el impacto de una separación abrupta de toda una vida haciendo televisión y estando frente a las cámaras”, confesó.
“Fue una separación abrupta que no tenía sentido para mí.
Pero lo que vino después podría sorprenderte”.
Después de pasar esa etapa de duelo, Neida se dio cuenta de que tenía que sacarle provecho a una situación que le era adversa.
No porque quisiera seguir pegada a una pantalla y siendo famosa, porque esa etapa ya la había superado hace mucho tiempo.
Lo que dice a continuación lo cambia todo.
Hay periodistas que simplemente informan, y hay otros que se convierten en parte de la historia.
No por escándalos o controversias, sino por el peso de su presencia, su legado y la fuerza silenciosa con la que ejercen su oficio.
Neida Sandoval es una de esas figuras excepcionales.
Nacida en Honduras, no solo estaba abriéndose camino en el periodismo, estaba rompiendo barreras.
Su recorrido desde su país natal hasta convertirse en un rostro reconocido en todos los Estados Unidos es una historia de perseverancia, talento y un profesionalismo que solo puede sostenerse con una profunda pasión.
Durante 25 años, Neida fue una figura constante y respetada en Univisión, la cadena en español que se convirtió en un vínculo esencial de noticias y conexión para millones de familias latinas.
Día tras día, historia tras historia, se ganó su lugar no con exhibicionismo o ego, sino con confianza.
Se volvió un punto de referencia, una mujer a la que se veía no solo por los titulares sino por la claridad, el contexto y, sobre todo, la verdad.
Lo más admirable es que Neida nunca necesitó del espectáculo.
Su sola presencia bastaba para captar la atención, no porque alzara la voz, sino porque sabía de lo que hablaba.
Su traslado a Telemundo en 2014 marcó un nuevo capítulo en una carrera ya distinguida.
Fue un cambio importante, sí, pero tenía todo el sentido del mundo.
Una periodista con la experiencia de Neida aportaba credibilidad, serenidad y trayectoria a cualquier sala de redacción.
En “Un Nuevo Día”, el programa matutino de Telemundo, continuó informando a la audiencia con su calidez y autoridad características.
Durante casi dos años, ayudó a moldear el tono y la dirección de la cobertura informativa del programa.
Y lo hizo con la misma elegancia y compromiso que habían definido su carrera durante décadas.
Cuando se celebraron los 20 años de “Despierta América”, era lógico que Neida, una de las pioneras del programa, fuera invitada como invitada especial.
Ella no solo formaba parte de la historia del programa: ella hizo esa historia.
Sus cinco premios profesionales eran apenas una muestra del reconocimiento que realmente merece.
Pero la televisión, como bien sabemos, es un mundo lleno de sorpresas y no siempre agradables.
En mayo de 2016 ocurrió algo que dejó a muchos de sus seguidores atónitos.
Sin previo aviso, y en medio de lo que parecía un día laboral normal, a Neida le informaron que su contrato no sería renovado.
No hubo despedida al aire ni señales previas, ni una transición, solo un adiós silencioso y repentino.
Fue el nuevo presidente de noticias de Telemundo quien le dio la noticia después de las 9:30 de la mañana, mientras el programa aún estaba en vivo.
Neida preguntó por qué.
La respuesta: una frase fría y vaga, “reestructuración”.
Eso fue todo.
Sin explicaciones detalladas, sin reconocimiento a su trabajo, solo un término corporativo estéril que borró dos años de esfuerzo y décadas de entrega.
Para quienes han seguido la carrera de Neida, fue un momento doloroso.
No porque no pudiera levantarse, por supuesto que sí, sino por la forma en que se manejó.
Porque cuando alguien entrega su corazón y alma a una profesión, a una audiencia y a un equipo, merece algo más que el silencio.
Neida no tuvo la oportunidad de dirigirse directamente a sus televidentes.
Así que hizo lo que cualquier periodista de verdad haría: tomó su pluma.
En Facebook, escribió una carta sentida a sus seguidores.
No con rencor, sino con claridad.
Explicó que la noticia había sido tan sorpresiva para ella como para nosotros.
Expresó orgullo por el trabajo que había realizado, especialmente en la cobertura matutina en vivo que la llevaba cada día a tantos hogares.
Hoy, en el verano de 2025, Neida Sandoval se prepara para un nuevo capítulo en su vida profesional.
Su regreso a la televisión con “Enfoque”, un programa semanal de investigación en HITN, marca un renacimiento en su carrera.
Con el estreno programado para el 24 de agosto, Neida promete explorar historias que importan, con la profundidad y el rigor que siempre han caracterizado su trabajo.
Entre la alegría y el dolor, entre las cámaras y el silencio, Neida Sandoval nunca ha dejado de contar historias.
Y quizás la historia más grande que ha contado sea la suya propia: una de amor, de coraje, de pérdida y de volver a empezar.
No desde cero, sino desde la experiencia.
¿Crees que su regreso marcará una nueva era en el periodismo? Cuéntanos en los comentarios y no olvides compartir esta historia que va más allá de los titulares.