Nacido ciego en la extrema pobreza de Puerto Rico, José Feliciano, a sus 80 años, es una leyenda musical que redefinió géneros y amasó una fortuna de $8 millones.
Hoy, el virtuoso de la guitarra vive en un santuario boscoso en Connecticut, rodeado de autos de lujo que aprecia por el sonido de sus motores y un legado de caridad que supera el millón de dólares.

EL PATRIMONIO DE UNA LEYENDA ETERNA
A sus 80 años en 2025, José Feliciano se consolida como uno de los músicos más influyentes y prestigiosos de su generación.
Su patrimonio neto se estima en 8 millones de dólares.
Esta cifra es impresionante, considerando que nació ciego y en la pobreza, y decidió hacer música a su manera, sin seguir las tendencias del pop comercial.
Feliciano construyó su fortuna a través de varias fuentes importantes de ingresos a lo largo de seis décadas de carrera.
Su catálogo incluye más de 60 álbumes, abarcando boleros, soul, rock, jazz y clásicos navideños.
Su icónica interpretación de Light My Fire y, sobre todo, su éxito mundial Feliz Navidad, generaron y siguen generando millones en regalías.
Feliz Navidad es una de las canciones navideñas más rentables de la historia, produciendo ingresos constantes a través de streaming, radio, comerciales y licencias cinematográficas cada temporada.
Las giras mundiales fueron otra gran fuente de ingresos, con conciertos agotados, especialmente en los años 70 y 80, cuando estaba en la cima de su popularidad.
Incluso con la edad, continuó actuando y obteniendo ingresos significativos de shows en vivo y festivales.
Su carrera también se benefició de regalías como compositor, escribiendo canciones grabadas y reinterpretadas en todo el mundo.
Ganó ingresos importantes con bandas sonoras de cine y presentaciones junto a grandes orquestas.
A pesar de su fortuna, Feliciano nunca fue conocido por el lujo excesivo; gran parte de su riqueza está ligada a inversiones a largo plazo, su catálogo musical y bienes raíces, incluida su mansión en Connecticut.
DE LA POBREZA AL ESTRELLATO GLOBAL
José Feliciano nació el 10 de septiembre de 1945 en una humilde casa de madera en Lares, un pueblo montañoso de Puerto Rico.
Fue el cuarto de 11 hijos, criado en la pobreza y diagnosticado con glaucoma congénito, lo que le impidió ver desde el nacimiento.
A los 5 años, su familia se mudó al Spanish Harlem de Nueva York en busca de mejores oportunidades.
Allí, en un departamento abarrotado, descubrió una nueva sinfonía de sonidos: Rhythm and Blues, Gospel y Soul.
Un ukelele donado y luego una guitarra se convirtieron en el foco de su vida.
A los 17 años, tuvo que abandonar la escuela para cantar en cafés y ayudar a mantener a su familia, ya que los trabajos para ciegos eran limitados a tejer canastas o pintar sillas.
En 1966, su carrera se transformó después de un viaje a Argentina, donde propuso grabar los boleros de su infancia, lo que lo lanzó al estrellato internacional.
Su estilo distintivo de guitarra y su voz tenor lo llevaron a ganar nueve premios Grammy y obtener una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
EL SANTUARIO DE $5 MILLONES EN CONNECTICUT

El éxito financiero de Feliciano se materializa en su hogar principal en Connecticut, un verdadero santuario de tranquilidad.
Oculta en las profundas colinas boscosas del condado de Fairfield, la mansión se asienta sobre varias hectáreas de terreno privado.
Expertos inmobiliarios estiman que la residencia, ubicada en una zona exclusiva, vale entre 3 y 5 millones de dólares.
La casa tiene un diseño clásico de Nueva Inglaterra, con muros de piedra, techos a dos aguas y chimeneas altas.
El corazón de la propiedad es su sala de música insonorizada, un amplio estudio lleno de guitarras, amplificadores y equipo vintage.
Las áreas principales son acogedoras y elegantes, con chimeneas de piedra y sillones de cuero.
La propiedad incluye una cocina moderna con mesones de granito y grandes puertas francesas que dan a un patio con vista al bosque.
En el exterior, cuenta con un césped perfectamente cuidado, un pequeño estanque y una casita de huéspedes cerca del borde del terreno.
Feliciano también tiene un segundo hogar cerca de Viena, Austria, para disfrutar con su familia.
LA COLECCIÓN DE AUTOS (QUE NO PUEDE CONDUCIR)

Aunque es ciego de nacimiento y no puede conducir, José Feliciano tiene una pasión por la ingeniería y el diseño de los autos clásicos y de lujo.
Para él, los autos son experiencias sensoriales que aprecia a través del tacto, la vibración y el rugido de un motor.
Uno de sus vehículos más admirados es un Cadillac Escalade, un modelo que ha mantenido en su colección durante años y que él mandó modificar para mayor comodidad.
También posee un Mercedes-Benz Clase S (valuado entre $50,000 y $90,000), conocido por su andar silencioso y suave, algo que Feliciano aprecia profundamente.
Su historia favorita está ligada a un Ford Mustang de los años 60 completamente restaurado (valuado en casi $70,000).
El Mustang fue elegido no por su aspecto, sino por su sonido inolvidable: el rugido del motor y el retumbar del escape.
VIAJES DE LUJO Y COMPROMISO FAMILIAR
Feliciano, a pesar de su ceguera, ha viajado por el mundo con un nivel de lujo discreto, disfrutando de la comodidad y la tranquilidad.
Prefiere viajar en Primera Clase en vuelos internacionales, especialmente en la ruta entre Estados Unidos y su hogar en Viena, Austria.
Un boleto de ida y vuelta en Primera Clase puede costar entre $8,000 y $15,000.
Cuando está de gira o asistiendo a eventos, opta por vuelos privados (un jet a Los Ángeles puede costar entre $25,000 y $40,000 solo de ida) para mayor privacidad y descanso.
En tierra, prefiere hoteles de lujo con suites amplias y silenciosas, como The Ritz Carlton Viena o The Four Seasons New York Downtown.
Su vida personal está marcada por su duradero matrimonio con Susan Omillan, con quien se casó en 1982 después de un noviazgo de 11 años.
Se conocieron en 1971, poco después de la polémica interpretación de Feliciano del himno nacional en 1968, lo que habla de un vínculo moldeado por la sensibilidad y el valor.
Juntos criaron a tres hijos y son abuelos de la pequeña Emma.
EL LEGADO HUMANITARIO
Más allá de su arte, José Feliciano ha dedicado silenciosamente gran parte de su vida a la caridad, impulsado por su propia experiencia de pobreza y ceguera.
Ha donado más de un millón de dólares de sus ingresos personales a diversas causas, enfocándose en la ceguera, la salud infantil y la ayuda en desastres.
Es un apoyo constante de la American Foundation for the Blind, para la cual ha recaudado aproximadamente $300,000 con conciertos benéficos.
Tras el huracán María en 2017, donó casi $250,000 para los esfuerzos de reconstrucción en Puerto Rico.
También es un ferviente defensor de la fundación Make a Wish, a la que ha contribuido personalmente con alrededor de $150,000, concediendo experiencias musicales a niños con enfermedades potencialmente mortales.
Cuando le preguntan por qué es tan generoso, Feliciano simplemente responde: “Cuando la vida te da un regalo, lo compartes.
Recuerdo de dónde vengo”.
De una infancia vivida en la pobreza a una vida rodeada de comodidad, música y propósito, el viaje de José Feliciano ha sido sencillamente extraordinario.