La reciente muerte de Rubby Pérez, un ícono del merengue, ha dejado una profunda huella en el corazón de sus seguidores y en la industria musical.
El 8 de abril de 2025, durante un concierto en la discoteca Jetset en Santo Domingo, un trágico colapso estructural llevó a la muerte de más de 27 personas, incluido el artista.
Su manager, Fernando Soto, rompió el silencio días después del desastre, ofreciendo un relato conmovedor y escalofriante sobre los eventos que llevaron a esta tragedia.
La noche del 8 de abril comenzó con gran expectativa.
Más de 1000 personas se reunieron para disfrutar de la música de Rubby, quien, a pesar de estar agotado, decidió no cancelar su presentación.
Según su manager, Rubby sentía que el público merecía su actuación.
Sin embargo, lo que comenzó como una celebración se convirtió en una pesadilla cuando, alrededor de las 3:30 a.m., el techo de la discoteca colapsó.
Los testimonios de sobrevivientes describen un ambiente festivo que se tornó en caos en cuestión de segundos.
Gritos, polvo y escombros llenaron el aire, y la incertidumbre sobre el paradero de Rubby se convirtió en un grito desesperado entre los asistentes.
Algunos aseguraron haberlo visto corriendo hacia una salida, mientras otros afirmaban que continuaba cantando en el escenario.
Fernando Soto, quien había trabajado con Rubby durante más de 20 años, compartió detalles impactantes sobre los últimos días del artista.
Reveló que Rubby había sufrido una caída en el baño días antes del concierto, y aunque los médicos le habían recomendado reposo absoluto, él decidió ignorar las advertencias.
“Ruby sabía que algo iba a pasar, lo sentía”, confesó Soto.
A pesar de su intuición, Rubby subió al escenario, llevando consigo la carga de su espíritu indomable.
Soto se mostró devastado por no haber insistido más en que Rubby cancelara la presentación.
“Yo debía haberlo detenido, pero ¿cómo se detiene a alguien como Rubby cuando ya tomó una decisión?”, reflexionó con lágrimas en los ojos.
Tras el colapso, la búsqueda de Rubby se convirtió en una odisea.
Las ambulancias llegaban mientras los rescatistas intentaban contener el pánico.
La confusión reinaba en el lugar, y las redes sociales se inundaron de rumores sobre su estado.
Finalmente, se confirmó que Rubby había sido rescatado, pero las noticias pronto se tornaron sombrías cuando se supo que había fallecido en la ambulancia debido a heridas graves.
La noticia de su muerte fue un golpe devastador para sus fanáticos y seres queridos.
En las horas y días siguientes, el país entero se unió en duelo, recordando no solo a Rubby como un artista, sino como un símbolo de la música dominicana.
La tragedia no solo dejó un vacío en la música, sino que también desató una ola de indignación.
Se reveló que la discoteca Jetset había recibido advertencias sobre fallas estructurales semanas antes del colapso.
La falta de acción por parte de los administradores generó preguntas sobre la negligencia y la responsabilidad en la seguridad de los espacios públicos.
El gobierno dominicano, liderado por el presidente Luis Abinader, prometió investigar a fondo las causas del colapso y asegurar que se implementaran medidas para evitar que algo así volviera a ocurrir.
Se creó una comisión independiente para investigar y se propuso una nueva ley, conocida como la Ley Rubby Pérez, que exigiría inspecciones de seguridad regulares en lugares de entretenimiento.
A pesar de la tragedia, el legado de Rubby Pérez sigue vivo.
Su música continúa resonando en los corazones de quienes lo admiraban.
La comunidad musical se ha unido para rendir homenaje al artista, recordando sus contribuciones al merengue y su impacto en la cultura dominicana.
La historia de Rubby Pérez es un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de la seguridad en los eventos públicos.
Mientras su voz siga sonando, su legado perdurará, y su memoria vivirá en cada nota de merengue que resuene en el aire.
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