José Luis Rodríguez, mejor conocido como El Puma, reapareció en sus redes sociales para ofrecer un extenso y sentido descargo luego de haber sido retirado de un vuelo de American Airlines en Quito, Ecuador, en un episodio que él mismo calificó como humillante, injusto y profundamente doloroso.

El cantante venezolano, con más de seis décadas de trayectoria artística y una vida pública que él describe como “un libro abierto”, decidió aclarar personalmente lo sucedido para evitar confusiones y poner fin a los rumores que comenzaron a circular apenas se filtró la noticia de su expulsión del avión.
Con la serenidad que lo caracteriza, pero también con visible indignación, Rodríguez agradeció primero a la prensa de Argentina, España, México y otros países por la preocupación manifestada en torno a su caso.
Para él, la transparencia es esencial cuando se es una figura pública, por lo que consideró necesario relatar cada detalle del incidente desde su propia perspectiva.
La situación se produjo tras su presentación en Quito, un concierto que, según relató, disfrutó profundamente gracias a la energía y el cariño del público.
Sin embargo, como suele ocurrir con los artistas que viajan constantemente, El Puma terminó la noche sin dormir y debió dirigirse al aeropuerto a las cinco de la mañana para tomar un vuelo temprano.
Explicó que su rutina de viajes es exigente y que los trasplantes y tratamientos médicos que ha atravesado a lo largo de los años requieren una logística delicada.
Por esta razón, siempre lleva un bolso pequeño con medicamentos esenciales, incluidas las pastillas antirrechazo, que debe consumir a horas determinadas, sin excepción.
Rodríguez relató que, al abordar el avión, colocó su bolso debajo del asiento, como acostumbra hacer cuando viaja en los primeros asientos, aun sabiendo que en esos lugares existe la regla de no llevar objetos en el piso.

Fue entonces cuando intervino el jefe de cabina, identificado como Ángel Coronado, quien le indicó que debía colocar el bolso en el compartimento superior.
El cantante accedió de inmediato, explicando su situación médica, pero aun así entregó el bolso sin problema.
Según su versión, el malentendido se desató cuando él, ya aliviado porque la situación se había resuelto, comentó que lo ocurrido había sido “una pendejada”, término que en gran parte de Hispanoamérica significa simplemente “tontería”.
Una asistente de vuelo escuchó el comentario y se lo comunicó al jefe de cabina como si se tratara de un insulto grave, lo que agravó la tensión en cuestión de segundos.
Acto seguido, Coronado le informó que consultaría con el capitán para decidir si Rodríguez permanecería en el avión o sería retirado.
Sorprendido y confundido ante lo que consideraba una reacción desproporcionada, el cantante intentó explicar nuevamente que no había tenido intención de ofender a nadie y que solo estaba extremadamente cansado por no haber dormido.
Incluso relató que pidió disculpas en tres ocasiones tanto al jefe de cabina como a la asistente, rogándoles que reconsideraran su decisión debido a su estado de salud y al gran esfuerzo físico que representaba para él desplazarse nuevamente fuera del aeropuerto.
Sin embargo, según su relato, la decisión ya estaba tomada.
Cuando el jefe de cabina habló con el capitán, El Puma pidió la oportunidad de explicarse directamente, pero el piloto —a quien describió como un hombre mayor, posiblemente próximo a su jubilación— se negó a escucharlo y afirmó que toda la autoridad recaía en la tripulación de cabina.
Para Rodríguez, esto significó que se otorgó un poder absoluto a una sola persona que, en su opinión, no supo manejar la situación con criterio ni empatía.
El cantante asegura que el capitán llegó a gritarle con tal fuerza que incluso le dejó un zumbido en el oído derecho, un momento que definió como especialmente ofensivo y que lo hizo sentir tratado como “un delincuente”.

Finalmente, Rodríguez fue obligado a abandonar el avión, un hecho que no solo lo afectó emocionalmente, sino que también le generó dificultades logísticas, pues el aeropuerto de Quito está ubicado a una considerable distancia de la ciudad.
Debió llamar a su empresario, Ramiro Córdoba, quien se trasladó para acompañarlo y asistirlo en su regreso a un hotel, donde intentó descansar sin éxito debido al estrés y al cansancio acumulado.
Más tarde, logró abordar un vuelo nocturno, pero el mal momento quedó marcado en su memoria.
El Puma resaltó que no considera justo juzgar a toda la aerolínea por el comportamiento de un solo empleado, pues ha sido fiel a American Airlines durante sesenta años, utilizando sus conexiones para viajar a gran parte del mundo.
Sin embargo, dejó claro que espera una disculpa formal por el trato recibido y por la falta de sensibilidad hacia su condición de paciente trasplantado, recordando que millones de personas en el mundo viajan con medicamentos esenciales que requieren acceso inmediato.
Su descargo también incluyó una reflexión más amplia sobre las condiciones actuales de la aviación comercial, mencionando que los asientos son cada vez más pequeños y los aviones más grandes, lo que genera incomodidad extrema, especialmente para personas de mayor edad, pasajeros corpulentos o quienes tienen condiciones médicas especiales.
Rodríguez afirmó que, en muchas ocasiones, los pasajeros son tratados como “ganado”, sin que las aerolíneas tomen en cuenta la dignidad humana ni las necesidades básicas de quienes pasan horas en espacios reducidos.
Para él, la experiencia reciente no solo revela un problema individual, sino una falla estructural en la industria aérea que merece ser discutida y revisada.
Se comprometió incluso a hablar más adelante sobre otras situaciones que ha enfrentado en sus viajes y sobre las mejoras que considera necesarias para que los pasajeros del mundo se sientan más respetados y cómodos.
El mensaje concluyó con un agradecimiento sincero hacia quienes mostraron preocupación por su situación, desde colegas del medio artístico hasta fanáticos y periodistas de varios países.
También expresó su solidaridad con todas las personas trasplantadas que, como él, dependen de sus medicamentos para mantenerse con vida.
Su intención, según dijo, no es generar polémica, sino visibilizar un trato injusto que podría repetirse con otros pasajeros en condiciones similares.