💥 ¡Imperdonables! Yaki nombra a cinco personas que lo hundieron cuando más los necesitaba
Yaki, quien alcanzó la fama nacional como una de las voces más queridas de La Trakalosa de Monterrey, ha demostrado ser mucho más que un cantante: es un sobreviviente de la traición, del abandono y de los juegos sucios del mundo del espectáculo.
Su carisma en el escenario contrasta con una historia personal cargada de decepciones que por años guardó bajo llave.
Sin embargo, en una reciente entrevista, decidió hablar sin filtros.
A sus 35 años, dijo lo que muchos no se atreven: “Hay cinco personas que jamás podrán recibir mi perdón.
Me marcaron para siempre”.
El primer nombre en su lista es el de un exmánager que lo acompañó en la transición de La Trakalosa a su carrera como solista.
Según Yaki, esta persona lo manipuló emocionalmente, prometiéndole contratos que nunca llegaron, robándole oportunidades y llevándose parte de sus ingresos sin rendir cuentas.
“Confié en él como en un hermano.
Hoy sé que solo me usó para su beneficio.
Cuando más lo necesitaba, me dejó en la ruina”, expresó con amargura.
El segundo fue un excompañero de agrupación, con quien compartió años de giras, escenarios y amistad aparente.
Pero esa hermandad era solo fachada.
Según Yaki, este individuo comenzó a hablar mal de él con productores y empresarios justo cuando anunciaba su salida de la banda.
“Inventó que era conflictivo, que no cumplía, que no servía como solista.
Me cerró puertas que todavía sigo intentando abrir”, confesó, visiblemente afectado.
El tercero fue un promotor que lo hizo firmar un contrato para una gira falsa.
Yaki asegura que el acuerdo parecía legítimo, pero resultó ser una trampa: lugares que no existían, fechas que nunca se confirmaron y dinero que desapareció sin dejar rastro.
“Ese tipo jugó con mi carrera y con mi reputación.
Cuando la gente cree que tú cancelas por capricho, no saben que detrás hay estafadores que se aprovechan de tu nombre”, explicó con dolor.
El cuarto nombre es más personal: un amigo de infancia al que consideraba su hermano.
Cuando Yaki empezó a tener fama, esa amistad se transformó en envidia y resentimiento.
“No soportó verme crecer.
Empezó a criticarme en redes, a decir que me había vendido, que me creía más que los demás.
Lo que más me dolió no fue lo que dijo, sino que viniera de alguien que conocía mi historia desde abajo”, contó con la voz quebrada.
Finalmente, el quinto fue un productor musical con el que Yaki intentó trabajar en su primer álbum como solista.
Según él, ese hombre se robó varias composiciones, vendió los temas a otros artistas y luego se hizo el desentendido.
“Le entregué mi arte, mi corazón, mis letras.
Él las vendió como si fueran suyas.
Me quitó lo más sagrado que tiene un cantante: su identidad musical”, relató, con una mezcla de rabia y decepción.
Estas confesiones no solo sorprendieron a sus fans, sino que también generaron una ola de apoyo en redes sociales.
Muchos artistas del regional mexicano, algunos incluso de bandas rivales, le enviaron mensajes de solidaridad.
Otros, en cambio, intentaron identificar a los responsables detrás de las historias.
Yaki, por su parte, dejó claro que no busca venganza, pero tampoco olvido.
“Hay cosas que no se superan con el tiempo.
Se entienden, se aceptan, pero no se perdonan”, afirmó con firmeza.
Esta explosiva revelación marca un antes y un después en su carrera.
Ya no es solo el chico simpático con buena voz; ahora es un artista con cicatrices, que no teme mostrar su lado más humano.
Su sinceridad ha conectado con miles de seguidores que también han vivido traiciones similares, fuera del mundo del espectáculo.
Yaki dejó claro que su corazón sigue abierto para lo bueno, pero cerrado para quienes lo destruyeron en el camino.
“No todos los aplausos vienen del alma, y no todas las sonrisas son honestas.
Aprendí eso a golpes, pero ya no me vuelven a engañar”, sentenció.
Así, a sus 35 años, el exvocalista de La Trakalosa se sacude los fantasmas del pasado y escribe un nuevo capítulo en su vida artística.
Uno donde la verdad, aunque duela, es el único camino para sanar.
Porque hay errores que se olvidan, pero hay traiciones que se recuerdan para siempre.