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La actriz que cautivó en El Zorro junto a Antonio Banderas se esfumó en la cima de su fama.

A los 63 años, Rosen rompe el silencio y revela la verdad: no se fue por capricho, sino por el profundo trauma y la inseguridad tras el trágico asesinato de su chófer y amigo, Pérez. Hoy vive en paz, lejos de una industria que la acusó de “diva”.

Julieta Rosen fue, por un instante, la esperanza de la Vega en Hollywood, elegante, inolvidable y destinada a convertirse en la próxima gran estrella latina del cine estadounidense.

Sin embargo, tras su aclamado papel en La Máscara del Zorro (1998) junto a Antonio Banderas y Anthony Hopkins, la actriz desapareció sin previo aviso del foco público.

Durante años, los rumores llenaron el silencio, especulando sobre las razones de su abrupto retiro de México y la televisión en la cima de su fama.

No fue hasta 2017 que, en una entrevista profundamente emotiva, Julieta Rosen finalmente reveló la trágica verdad que la impulsó a alejarse: fue víctima de un intento de asalto, durante el cual su chófer y compañero, un hombre llamado Pérez, fue asesinado.

EL MISTERIO Y LA AMENAZA DE HOLLYWOOD

En 1998, el público global quedó cautivado por Julieta Rosen como Esperanza de la Vega.

Los críticos la señalaron como la estrella latina que Hollywood estaba esperando, y por un momento, su carrera internacional parecía imparable.

Pero tan rápido como apareció, se esfumó, generando el misterio de “¿Qué pasó con Julieta Rosen?”.

Ella reapareció brevemente en la televisión mexicana, protagonizando telenovelas como Infierno en el Paraíso (1999) y Amor de Barrio (2015), pero nunca volvió a alcanzar la exposición que tuvo con El Zorro.

La vida de Julieta, incluso antes de Hollywood, estuvo marcada por desafíos.

Su primer protagónico en la telenovela Un solo corazón (1983) fracasó tras ser degradada de horario.

La razón, según se susurraba en la industria, fue la “falta de química” con su coprotagonista, Daniel Martín, cuyos afectos “estaban dirigidos hacia los hombres”.

A pesar del fracaso, Julieta demostró una resiliencia inquebrantable, volviéndose una actriz disciplinada y respetada en producciones de figuras influyentes como Ernesto Alonso.

EL DRAMA OCULTO: ASALTO Y DESAPARICIÓN

El verdadero motivo de su desaparición y posterior retiro lo reveló en 2017: fue el trauma de un evento violento.

Julieta Rosen confesó que un intento de asalto en México terminó con el asesinato de su chófer, Pérez, a quien consideraba mucho más que un empleado.

“Era la persona más maravillosa y noble que te puedas imaginar.

Y aún ese día, no sé por qué no fui yo.

Pero esa noche él murió.

¿Crees que tenía alguna razón para seguir viviendo en esa ciudad?”, dijo con el corazón roto.

Esa tragedia y la consecuente inseguridad fueron la razón por la que supo que nunca podría regresar por completo a México.

Su retiro se hizo oficial en 2018, cuando anunció en Twitter que dedicaría su tiempo a su familia, específicamente al cuidado de su madre, Ingrid, quien se encontraba en delicado estado de salud.

LA ACUSACIÓN DE “DIVA” Y LA VIDA EN PAZ

Antes de su retiro, la actriz fue blanco de rumores por su comportamiento detrás de cámaras.

Durante la producción de Amor de Barrio, un miembro del staff la acusó de exigir “trato de diva”.

Supuestamente, Rosen insistía en que no la estaban tratando con el respeto que merecía una actriz de su “estatura internacional”, recordándole al equipo que había trabajado en Hollywood junto a Anthony Hopkins.

Se negó a subir a la camioneta de transporte del elenco, exigiéndoles un vehículo más lujoso solo para ella, e incluso se quejó de que su compañera, Renata Notni, “se movía demasiado en su propio camper”.

Estas supuestas exigencias, que la producción calificó de “insoportable”, marcaron el inicio de su retiro lento de la industria.

Hoy, a los 63 años, Julieta Rosen lleva una vida tranquila, casi invisible, en Miami, junto a su esposo, Grey Sain Jr..

Ha cambiado los sets por la meditación y las artes visuales, encontrando en la pintura de acuarelas una nueva pasión.

Su patrimonio actual se estima entre $1 y $3 millones, acumulado a través de décadas de actuación e inversiones.

Sus últimas palabras públicas resumen su estado actual: “Vivo día a día y hoy soy feliz.

El pasado se queda en el pasado”.

La actriz que Hollywood prometió ha encontrado la paz en el silencio y la autenticidad, lejos del trauma y las luces.

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