A los 66 Años, Lourdes Revela TODO: El Infierno con Camilo Sesto y la Autodestrucción de su Hijo Camilín
Todo comenzó en los años 70, detrás de las cámaras de un canal mexicano.
Lourdes Ornelas, apenas con 17 años, trabajaba como asistente de Lucía Méndez cuando se topó con Camilo Sesto.
Él, con 29 años, ya era una estrella en España, aunque aún desconocido en México.
Su presencia era arrolladora: alto, guapo, extravagante, con chaqueta de leopardo y zapatos de plataforma.
Para Lourdes fue amor a primera vista.
“Me impresionó muchísimo”, confesaría años después.
La conexión fue instantánea.
Fueron a cenar, compartieron música, confidencias…
y una relación comenzó a gestarse en las sombras.
Pero tras el deslumbramiento inicial, vino la oscuridad.
En una visita a Los Ángeles, después de una noche romántica, Lourdes quedó embarazada.
Al contárselo a Camilo, recibió una respuesta helada: “Abórtalo”.
Le dio dinero para pagar la clínica.
Lourdes, aún muy joven y vulnerable, obedeció.
El procedimiento se realizó en EE.UU. , y ella regresó a México sumida en una depresión devastadora.
Años después confesaría: “Lo he lamentado toda mi vida”.
Pero el destino volvió a golpear con fuerza.
Volvieron a encontrarse y, esta vez, Lourdes decidió tener al bebé.
Así nació Camilo Blanes Ornelas, conocido como Camilín.
Durante seis meses, el mundo no supo de su existencia.
La prensa decía que Lourdes era una fan obsesiva, mientras Camilo aún mantenía una relación pública con su corista Andrea Bronston.
Sin embargo, cuando vio al bebé, el cantante lloró.
Era idéntico a él.
Lourdes y su hijo se mudaron a la casa de Camilo en Torrelodones, España.
Aparecieron fotos en revistas, sonrisas, paseos familiares…
Pero todo era una ilusión.
Tras las paredes, el ambiente era tóxico.
Lourdes vivía bajo el control emocional de un hombre que mezclaba ternura con agresión verbal.
“Le tuve miedo durante mucho tiempo”, reveló en 2019.
Y es que detrás del ídolo, había un hombre controlador, impulsivo, incapaz de establecer relaciones estables.
Andrea Bronston también supo de Lourdes.
Incluso llegó a perder un embarazo tras una caída, cuando aún estaba vinculada a Camilo.
La situación era insostenible.
Finalmente, Lourdes se fue de España.
Pero cuando Camilo viajó a México, se llevó a Camilín de vuelta sin su consentimiento.
Lourdes perdió a su hijo por segunda vez.
La batalla por la custodia fue feroz, pero desigual.
Lourdes, sin recursos, terminó cediendo legalmente.
Camilo crió al niño entre Miami y Madrid, y Lourdes quedó al margen.
A pesar de todo, su historia con Camilo duró casi dos décadas, entre amor, rabia, arrepentimiento y resignación.
Tras la muerte de Camilo en 2019, el caos se desató.
Camilín heredó la fortuna de su padre, el control de la empresa Torre Peñote SL, y un legado demasiado pesado.
Pero no estaba listo.
Con solo 36 años, cayó en un espiral de autodestrucción: drogas, fiestas clandestinas, desapariciones, altercados con la prensa y una identidad paralela como “Sheila Devil”.
En redes sociales, aparecía irreconocible: pelucas, maquillaje excesivo, cuerpos esqueléticos, y una actitud desafiante hacia el mundo.
En una entrevista, dijo: “No me afectó nada la muerte de mi padre”.
Las palabras congelaron el alma de miles de fans.
El colapso llegó en 2022.
Un accidente en bicicleta lo dejó en coma durante tres semanas.
Lourdes voló desde Madrid para estar con él.
La prensa aprovechó el momento para alimentar rumores de sobredosis y deudas con narcos.
Aunque el juez desestimó cargos de narcotráfico, Camilín fue arrestado por posesión de drogas.
Lourdes, devastada, tomó el control absoluto de Torre Peñote y del cuidado de su hijo.
Lo llevó a rehabilitación, contrató médicos, terapeutas, cocineros especializados en nutrición, un chofer privado, y hasta logró una tutela médica parcial poco común en España.
La lucha fue titánica.
Mientras rescataba las finanzas de la empresa de su ex, también intentaba salvar el alma de su hijo.
Cada factura, cada llamada con contadores, cada reunión con editores musicales era parte de una batalla mayor: impedir que todo se perdiera.
En silencio, Lourdes reconstruyó el imperio musical de Camilo VI, mientras intentaba reconstruir a su hijo pieza por pieza.
Logró estabilizar cuentas, saldar deudas, y relanzar el catálogo musical del artista.
Mientras tanto, Camilín vivía en un pequeño estudio en Madrid, bajo supervisión, con acceso a terapia, nutrición, y un entorno controlado.
Hubo momentos de esperanza.
Una tarde en el huerto de naranjos familiar, madre e hijo compartieron un instante de paz.
“Había olvidado lo tranquilo que es este lugar”, dijo él.
“Es nuestro hogar”, respondió Lourdes con lágrimas.
En 2023, Camilín logró tres meses de sobriedad continua, su mejor récord en años.
Lourdes celebraba en silencio, con pequeños gestos.
Nunca pidió reconocimiento.
“Esto no va de dinero ni fama.
Se trata de rescatar al niño que una vez tuve en mis brazos”, dijo.
La portada de Lecturas en 2024 la consagró como la mujer que salvó el legado de Camilo Sesto.
Pero para ella, eso era solo una parte del camino.
Su verdadero logro no estaba en los discos reeditados ni en los números verdes de una contabilidad resucitada.
Estaba en cada respiración tranquila de su hijo, en cada paso lejos de la adicción, en cada noche sin llamada de emergencia.
Lourdes Ornelas, a sus 66 años, ha demostrado que el amor de una madre puede sobrevivir a la traición, al olvido, a la fama y a la desgracia.
Esta no es solo la historia de la musa de una estrella.
Es la historia de una mujer que se negó a rendirse, que desafió al sistema, que enterró su dolor y transformó cada herida en impulso para seguir luchando.
Lourdes no solo rompió el silencio.
Rompió un ciclo.
Y lo hizo con la misma fuerza con la que, décadas atrás, se enamoró del hombre que la marcó para siempre.