🎤 “Te prometí”… y cumplió: El último adiós de Leo Dan contado por quien más lo amó
El primero de enero de 2025, el mundo se despertó con una noticia que heló el corazón de millones: Leo Dan, el eterno romántico, el compositor que puso en palabras los suspiros de generaciones, había muerto a
los 82 años.
Su partida fue tranquila, según relataron sus seres queridos.
Ocurrió mientras dormía, con Marieta Tévez, su compañera de toda la vida, a su lado.
Pero lo que pocos sabían, y que ahora su viuda se atrevió a contar, es que su vida había estado marcada por silenciosas batallas que lo persiguieron hasta el final.
Marieta confesó que el estado de salud de Leo Dan se deterioró principalmente debido al abuso de alcohol durante su juventud.
Lo que parecía una vida llena de gloria y música, escondía años de decadencia silenciosa.
Leo sufría de hipertensión, diabetes y problemas hepáticos tan graves que tuvo que someterse repetidamente a paracentesis, un procedimiento médico para extraer líquido del abdomen.
Apenas unas semanas antes de morir, fue internado de nuevo.
Y aunque intentó mantener en secreto su fragilidad, el deterioro era evidente para quienes lo conocían de cerca.
En una entrevista pasada, Leo había dicho con humor sombrío: “No quiero contarles sobre mi salud porque van a decir que soy un gánster”.
Pero el público ya sospechaba que algo no iba bien.
En 2018 canceló un concierto en Puebla por complicaciones médicas, y en 2020 confesó haber estado dos meses en el hospital.
La razón era clara: su cuerpo estaba pagando las consecuencias de una juventud intensa, y aunque su alma seguía viva en cada escenario, su salud ya no podía seguirle el ritmo.
Sin embargo, detrás del ídolo que llenó estadios y conquistó países, había un hombre profundamente enamorado.
Marieta fue su musa, su compañera, su sostén.
La conoció cuando ella era Miss Mar del Plata en 1966.
Veinte días después de conocerse, se casaron.
Un gesto impulsivo para algunos, pero para ellos fue el inicio de una historia de amor inquebrantable.
Renunciaron a todo, incluso al sueño de Marieta de competir en Miss Universo, para caminar juntos un destino incierto, pero compartido.
Leo Dan no solo escribió “Mari es mi amor” pensando en ella, sino que toda su obra estuvo salpicada por su devoción a Marieta.
A lo largo de 59 años, formaron una familia, enfrentaron crisis, se mudaron a España, México, Estados Unidos.
Su historia era una novela que él mismo musicalizó en más de 2000 canciones registradas.
Mientras él construía un legado en la música latina, ella lo apoyaba incondicionalmente, incluso cuando enfrentaban la bancarrota total durante la crisis del Rodrigazo en los años 70.
El Leo Dan que el mundo veía en “Siempre en Domingo”, que compartía escenario con José José y Vicente Fernández, también era el hombre que luchaba por mantener a su familia unida y a flote.
En privado, sus batallas eran silenciosas, profundas.
Y su fe en Cristo fue el refugio que encontró cuando pensó en retirarse de todo.
“El milagro sucede cuando pides con fe”, repetía.
Fue esa fe la que lo ayudó a resurgir cuando había perdido casi todo.
En sus últimos años, Leo Dan no se detuvo.
Aunque el cuerpo ya no respondía con la misma fuerza, su voz y su pasión por la música seguían vivas.
En 2020 lanzó “Celebrando una leyenda”, un disco tributo con artistas como Rubén Albarrán, Ricardo Montaner y Vicente Fernández.
A pesar de estar retirado, Vicente grabó “Esa pared” en honor a Leo, lo que demuestra el respeto que la industria le tenía.
El álbum vendió 150 mil copias, una hazaña en la era digital.
Aunque vivía en Miami, nunca se desconectó de sus raíces.
Su música traspasó fronteras, idiomas, generaciones.
Desde cumbias hasta tangos, desde boleros hasta mariachi, Leo Dan fue un puente entre culturas.
Y aunque alguna vez bromeó con probar el reguetón para conquistar a las nuevas generaciones, jamás abandonó su esencia: las baladas melancólicas que le daban voz al corazón roto de millones.
Pero más allá del artista, el hombre que se fue era esposo, padre y creyente.
Junto a Marieta tuvo tres hijos: Nicolás, Mariana y Vanessa.
Nicolás intentó seguir sus pasos en la música, pero eventualmente encontró su lugar detrás del escenario como manager de artistas.
Y Marieta, quien lo acompañó hasta el último aliento, ahora revela que su esposo no murió en silencio, sino con paz.
La última imagen pública de Leo Dan fue en redes sociales, sonriendo en familia, agradeciendo a sus seguidores.
“Gracias a la música, he mantenido unida a mi familia”, dijo.
Y hoy, tras su partida, queda claro que no fue solo un cantante: fue el arquitecto emocional de la memoria de América Latina.
Marieta cerró su testimonio con una frase que dejó al mundo en lágrimas: “Se fue dormido, tranquilo, con su rosario en la mano.
Y con la satisfacción de haber amado y sido amado como pocos”.
La historia de Leo Dan no terminó con su muerte.
Su legado sigue vivo en cada canción, en cada letra que escribió para quienes alguna vez creyeron en el amor.
Porque si hay algo que Leo Dan enseñó, es que el verdadero romanticismo no se apaga con el tiempo.
Solo cambia de forma… y se convierte en inmortal.