🔥 ¡ESCÁNDALO TOTAL! Imelda Tuñón finalmente confiesa su rol en el drama que destrozó a Maribel Guardia ✅

Todo comenzó con una muerte inesperada que paralizó al mundo del espectáculo: Julián Figueroa, hijo de la icónica Maribel Guardia y del inolvidable Joan Sebastian, fue hallado sin vida en su hogar en abril de

2023.

Aunque la causa oficial fue un infarto al miocardio, las redes sociales, los medios y la opinión pública no tardaron en buscar culpables, y las miradas apuntaron directo a la mujer que compartía su vida con él:

Imelda Tuñón.

La viuda, madre de su único hijo, fue señalada, juzgada y finalmente acorralada.

Durante meses, las acusaciones cruzadas entre Maribel e Imelda llenaron titulares.

Por un lado, la actriz costarricense aseguraba que su nuera no estaba capacitada para criar a su nieto, José Julián.

Por el otro, Imelda se defendía entre lágrimas, denunciando una campaña mediática en su contra.

Las cosas alcanzaron un punto crítico cuando Maribel Guardia presentó una denuncia formal ante la Fiscalía General de la Ciudad de México solicitando la custodia del niño.

Lo que parecía ser un simple trámite judicial, terminó desatando una guerra total.

La escena más dramática ocurrió cuando Imelda fue a recoger a su hijo a la escuela y se topó con policías y personal del DIF.

José Julián había sido retirado del plantel sin su autorización y entregado temporalmente a Maribel.

Las cámaras lo captaron todo: el grito desgarrador de una madre separada de su hijo, los reclamos, la rabia, el caos.

Pero entonces, lo impensable sucedió.

Imelda Tuñón rompió el silencio y confirmó, ante medios nacionales, que sí tuvo responsabilidad en el deterioro emocional de Julián Figueroa antes de su muerte.

Lo dijo con voz baja, quebrada, pero firme: “No supe cómo ayudarlo.

Estaba roto por dentro y yo también.

Nos lastimamos sin querer, pero también por no saber amar bien.

Y por eso me culpo”.

Sus palabras sacudieron al país.

Lo que parecía una negación constante se transformó en una aceptación brutal de que, quizás, su relación con Julián no fue lo que aparentaba.

Pero su declaración no terminó ahí.

Imelda confesó que durante los últimos meses de vida de Julián, él se encontraba en una profunda depresión, marcada por el sentimiento de fracaso profesional, el peso del legado paterno y conflictos constantes

en casa.

“Discutíamos mucho.

A veces no quería hablar con nadie.

Y yo, en vez de calmarlo, me alejaba.

Quería hacerlo reaccionar, pero solo lo empujé más hacia la oscuridad”.

Estas declaraciones, aunque no constituyen una confesión de delito, sí reavivaron el debate sobre lo que realmente ocurrió detrás de las puertas cerradas del hogar Figueroa Tuñón.

Y lo más estremecedor llegó después, cuando se reveló un video que mostraba a Julián en una de sus últimas presentaciones, claramente afectado emocionalmente, con una mirada perdida que ahora cobra un

nuevo significado.

Maribel Guardia, al conocer estas declaraciones, respondió en una entrevista exclusiva: “Yo sabía que algo no estaba bien.

Lo sentía.

Pero él no me contaba nada.

Y ahora, después de su partida, entender que sufrió en silencio, que hubo señales que no vi… me rompe”.

Para ella, la confesión de Imelda fue una mezcla de alivio y tormento: por un lado, la verdad comienza a salir a la luz; por el otro, confirma que su hijo vivió momentos de profunda tristeza que nadie supo cómo

manejar.

Mientras tanto, la batalla por la custodia de José Julián sigue escalando.

Con estas nuevas revelaciones, el juez del caso decidió reabrir varias líneas de investigación para determinar si el entorno en el que vivía el niño antes de la muerte de su padre era verdaderamente adecuado.

La fiscalía solicitó pruebas psicológicas tanto para Imelda como para el menor, lo que ha generado un mar de especulaciones.

Por si fuera poco, un audio filtrado en redes sociales, presuntamente entre Imelda y una amiga, levantó aún más sospechas.

En él, se escucha a Imelda decir: “A veces me dan ganas de salir corriendo.

No sabía que ser madre y esposa era tan pesado.

Julián me reclamaba todo.

Y yo… yo solo quería respirar”.

Aunque muchos interpretan estas palabras como un grito desesperado de auxilio, otros las ven como una señal de que algo no andaba bien en el ambiente familiar.

Imelda ha declarado estar dispuesta a someterse a cualquier prueba, incluso toxicológica, para demostrar que nunca puso en riesgo a su hijo.

Pero Maribel insiste en que no se trata solo de sustancias o fiestas, sino de estabilidad emocional, de saber cuándo pedir ayuda y de entender que el bienestar de un niño no puede depender de una madre

emocionalmente inestable.

Y mientras los medios continúan analizando cada palabra, cada gesto y cada nuevo testimonio, el pequeño José Julián sigue en medio de una tormenta mediática que no pidió, pero que marcará su vida para

siempre.

¿Podrá esta familia encontrar la paz? ¿Habrá redención para Imelda Tuñón? ¿Y qué más nos queda por saber sobre la muerte de Julián Figueroa?

Lo que es seguro es que esta historia aún está lejos de terminar.

Las piezas siguen moviéndose y cada nueva revelación podría cambiar el destino de una familia que, a pesar de los reflectores, vive un drama más real y doloroso que cualquier telenovela.