La doble vida de “El Negro” Durazo: romances, excesos y las famosas que cayeron a sus pies 💔⚡

Arturo “El Negro” Durazo fue mucho más que un jefe de policía.

Fue un símbolo de una época de excesos, corrupción sin límites y una vida personal que se asemejaba más a una telenovela que a la de un funcionario público.

Mientras dirigía con mano de hierro la temida Dirección de Policía y Tránsito del entonces Distrito Federal, también mantenía una vida privada repleta de lujos extravagantes y romances con actrices, vedettes y

estrellas de televisión.

Y no estamos hablando de rumores, sino de vínculos que en su momento hicieron arder a la prensa del corazón.

Uno de los nombres más resonantes fue el de Verónica Castro, la Reina de las telenovelas, quien en su juventud habría tenido un acercamiento muy especial con Durazo.

Aunque ella jamás lo confirmó abiertamente, diversos periodistas de la época aseguraron que la relación fue real, breve pero intensa.

Se decía que Durazo le enviaba flores costosas, relojes importados y que incluso trató de abrirle camino en la televisión utilizando su influencia con directores y productores de Televisa.

Verónica, sin embargo, habría puesto límites muy claros, algo que, según versiones, despertó en Durazo una mezcla de respeto y obsesión.

Hilda Aguirre, por su parte, fue una de las actrices que más tiempo estuvo vinculada sentimentalmente con el jefe policial.

La actriz, conocida por su belleza y carácter fuerte, habría mantenido una relación más formal y duradera con Durazo.

Incluso hubo rumores de que él quería casarse con ella, aunque nunca llegó a concretarse.

Fuentes cercanas a la actriz afirman que Hilda fue una de las pocas mujeres que realmente llegó a influir en las decisiones personales del temido jefe, aunque también se habla de celos enfermizos y escenas

dramáticas en público.

Pero ninguna relación causó tanto escándalo como la que tuvo con la legendaria vedette Olga Breeskin.

La química entre ambos era imposible de ocultar.

Se les veía juntos en fiestas privadas, clubes exclusivos y mansiones repletas de extravagancia.

Olga, con su estilo sensual y desinhibido, parecía encajar perfectamente en el mundo ostentoso y caótico de Durazo.

Se dice que él le regaló un automóvil de lujo y que incluso intervino para que ella tuviera un trato preferencial en ciertos teatros de revista.

Sin embargo, la relación terminó en medio de un escándalo cuando Olga decidió alejarse por miedo a las consecuencias legales que ya se cernían sobre él.

Y eso no es todo.

A lo largo de los años, también se ha hablado de otras mujeres del medio artístico que habrían tenido algún tipo de relación con Durazo, algunas en silencio, otras negándolo todo públicamente.

Lo cierto es que su figura imponía: no solo por su poder político, sino por el aura peligrosa y seductora que lo rodeaba.

En un país donde el miedo era una herramienta de control, él supo usarlo también como forma de atracción.

Para algunas, era una vía a la fama.

Para otras, una historia de la que nunca quisieron volver a hablar.

Mientras acumulaba escándalos amorosos, Durazo también construía mansiones faraónicas, como su infame “Partenón” en Zihuatanejo, donde se decía que organizaba fiestas privadas con personajes del

espectáculo y la política.

El nivel de lujo era tan obsceno que hasta los mismos funcionarios del gobierno lo consideraban excesivo.

Todo financiado, según los múltiples expedientes judiciales, con fondos públicos desviados durante su gestión.

Fue el retrato perfecto del poder desbordado y sin control.

El final de su historia fue tan dramático como su vida.

Tras ser acusado de múltiples delitos, incluido enriquecimiento ilícito y abuso de poder, Durazo huyó del país, fue capturado en Puerto Rico y extraditado a México, donde pasó años tras las rejas.

Ninguna de las mujeres famosas que estuvieron a su lado lo defendió públicamente.

Todas optaron por el silencio… tal vez para evitar el escándalo, o quizás porque sabían que el precio de hablar sería muy alto.

Hoy, décadas después, la figura de “El Negro” Durazo sigue generando fascinación y rechazo a partes iguales.

Su vida fue una mezcla de poder, corrupción, lujo y pasiones desbordadas, enmarcada por nombres de mujeres que, sin quererlo, quedaron atadas a una de las historias más escandalosas de la política y el

espectáculo mexicano.

Porque detrás de cada uniforme, siempre hay una historia que nadie se atreve a contar… hasta ahora.