🎤 El final más triste del sonero del mundo: la vida secreta de Óscar de León revelada por su propia familia
Óscar Emilio León Simosa, mejor conocido como Óscar de León, nació en Caracas en 1943 sin saber que su vida sería un torbellino de gloria, excesos y dolor.
Desde joven, su conexión con la música fue evidente, aunque sus orígenes ocultaban un secreto que cambiaría su percepción de sí mismo para siempre.
Años más tarde descubriría que no era hijo del hombre que lo crió, sino del fruto de un fugaz romance con un músico talentoso.
Ese ADN rebelde y apasionado lo llevó a conquistar el mundo de la salsa.
Antes de brillar sobre los escenarios, fue taxista, albañil y chofer escolar.
La música fue una llama que nunca se apagó, y aunque inició su carrera a los 28 años, lo hizo con una fuerza arrolladora.
Primero bajista autodidacta, luego vocalista por accidente, y finalmente líder indiscutible.
En 1972 fundó La Dimensión Latina, una agrupación que arrasó desde su debut y que marcaría su ascenso meteórico.
Con hits como Llorarás, que originalmente se consideraba un simple relleno, Óscar tocó el alma del público latino.
Pero la gloria tiene un precio.
Su creciente fama trajo consigo conflictos legales, comenzando con la disputa por el nombre de la agrupación.
Su salida dio paso a su carrera como solista, una etapa aún más explosiva en todos los sentidos.
Exigente, perfeccionista y arrogante, Óscar comenzó a cobrar cifras descomunales por sus presentaciones.
No toleraba que su nombre no apareciera en primer lugar, y rechazó una oferta de la Fania All-Stars porque no le ofrecieron acciones dentro del sello.
Un error que él mismo reconocería más tarde.
En lo personal, su vida fue igual de descontrolada.
Admitió públicamente haber mantenido a una esposa y tres parejas al mismo tiempo, sin considerar esto como un problema.
Se justificaba diciendo que no tenía otros vicios, como el alcohol o las drogas.
Pero esa visión de la vida lo envolvió en numerosos escándalos.
Entre rumores de hijos no reconocidos y acusaciones graves, uno de los momentos más oscuros llegó cuando fue arrestado por un caso relacionado con una menor de edad.
Pasó 17 días en prisión antes de que los cargos fueran desestimados por falta de pruebas, pero el daño a su imagen ya estaba hecho.
La tensión con Celia Cruz fue otro capítulo polémico.
Su decisión de cantar en Cuba, sin considerar el exilio político de Celia, provocó un quiebre irreparable en su relación con la reina de la salsa.
Él nunca asistió a su homenaje ni a su funeral, y aunque intentó justificarlo, las señales eran claras: algo profundo se había roto entre ellos.
El dolor no solo llegó de afuera.
Óscar tuvo que enfrentar una prueba desgarradora como padre cuando su hijo de 11 años fue diagnosticado con cáncer de colon.
A pesar de sus compromisos, se volcó en acompañarlo durante el tratamiento.
Afortunadamente, el niño logró recuperarse, pero esa experiencia lo marcó profundamente.
Como si la vida no le hubiera golpeado suficiente, sufrió tres infartos en plena presentación.
En uno de ellos, un médico entre el público logró salvarle la vida.
El diagnóstico fue devastador: paro cardíaco.
Estuvo al borde del colapso, y aunque sobrevivió, su cuerpo jamás volvió a ser el mismo.
Lo más impactante llegaría después.
En un aparente accidente doméstico, al guardar un baúl, este le cayó en el rostro, causándole una grave lesión en el ojo izquierdo.
La caída lo hizo resbalar por las escaleras de su casa en Miami, y terminó en estado crítico.
La junta médica del hospital Bascom Palmer fue contundente: había perdido la visión en ese ojo de forma irreversible.
Fue entonces cuando su hija, con la voz entrecortada y visiblemente afectada, confirmó la noticia al mundo entre lágrimas.
La imagen de Óscar, siempre fuerte, siempre dominante, se quebró de una forma que ningún fanático esperaba.
Sin embargo, como buen guerrero, Óscar no se rindió.
Volvió al escenario, aunque ya no con la misma energía de antes.
Su carrera se convirtió en una oda a la resiliencia.
Pese a todo, su legado siguió creciendo.
Tiene más de 50 discos, decenas de premios y reconocimientos internacionales, y hasta un día oficial en Nueva York y California.
En Francia, una calle lleva su nombre.
Y aunque las sombras nunca lo abandonaron del todo, su música continuó iluminando a generaciones.
Óscar de León ha sido un embajador de la salsa, un artista indomable y también un hombre imperfecto, lleno de contradicciones.
Su historia es la de un genio musical que lo tuvo todo y estuvo a punto de perderlo todo.
Hoy, el “Sonero del Mundo” sigue en pie, pero su hija dejó claro que los años y los golpes han hecho mella.
Porque hasta los gigantes, tarde o temprano, deben enfrentar sus propias batallas.
Y esa es la parte de la historia que nadie se atrevía a contar… hasta ahora.
