A punto de cumplir 90 años, Marco Antonio Vázquez vive lejos del aplauso, rodeado de silencio y recuerdos: así terminó el autor de la canción que hizo llorar a todo México 🎶🕯️💔

Marco Antonio Vázquez | Spotify

Marco Antonio Vázquez Barreiro nació el 17 de febrero de 1938 en la Ciudad de México, en un hogar donde la música no era lujo, sino costumbre.

Su padre amaba la poesía; su madre reunía a la familia después de la comida para cantar tangos de Carlos Gardel.

Entre esas voces domésticas, Marco Antonio aprendió que la música no solo se escucha: se vive.

Su infancia fue errante.

Vivió en distintos puntos de México y Estados Unidos: Los Ángeles, San Francisco, Chicago, Nueva York, Texas.

Cada mudanza dejó una cicatriz emocional que más tarde se convertiría en canción.

Esos viajes, esas despedidas, ese constante volver a empezar, moldearon al compositor sensible que más tarde escribiría letras que parecían salidas del alma colectiva.

Intentó estudiar música formalmente, pero las huelgas y los problemas económicos lo alejaron de las aulas.

En lugar de eso, se formó en lo que él mismo llamó “la verdadera universidad”: la calle.

Cantó en plazas, bares y restaurantes.

Aprendió a dominar la guitarra, el requinto, las armonías, las voces múltiples.

De noche era trovador; de día, sobreviviente.

Su primera composición nació en 1959, inspirada en su gran amor: Lolita, quien más tarde sería su esposa y la madre de sus cinco hijos.

Aquella canción se llamó Creo, y escondía un acróstico con su nombre.

Marco Antonio le prometió que algún día sonaría en la radio.

En ese momento parecía un sueño presuntuoso.

El tiempo demostraría que no lo era.

[Imagen sugerida: Marco Antonio Vázquez en estudio de grabación, años 60]

SACM Biografía Sociedad de Autores y Compositores de México

Durante años interpretó sus propias canciones fingiendo que eran de compositores extranjeros.

No era estrategia: era modestia.

Así de grande era su talento y así de pequeño se sentía él.

Trabajó en tríos, dúos y como solista.

Traducía canciones del inglés al español para sobrevivir mientras la industria comenzaba a fijarse en su pluma.

En 1966 lanzó su primer LP con su nombre real, por insistencia de la disquera.

A partir de ahí, todo cambió.

Marco Antonio Vázquez se convirtió en una referencia de la canción romántica.

Grabó más de 50 discos y compuso más de 600 canciones.

Sus temas fueron interpretados por gigantes como Vicente Fernández, Flor Silvestre, Estela Núñez, Los Freddy’s, Bienvenido Granda, Los Caminantes y Los Temerarios.

Tu sonrisa inolvidable, Sin que tú lo sepas, Para olvidar que me olvides, La mejor de las mujeres.

Cada canción era una herida abierta convertida en melodía.

No gritaba.

No escandalizaba.

Simplemente tocaba fibras profundas.

Llegaron los premios: discos de oro, micrófonos de oro, palmas de oro, calendarios azteca.

En 2015, la Sociedad de Autores y Compositores de México lo reconoció por 50 años de trayectoria.

Pero mientras su obra se multiplicaba en voces ajenas, su figura comenzaba a desvanecerse.

La industria cambió.

Las baladas dejaron de ser prioridad.

Las nuevas generaciones no conocían su rostro, solo sus canciones… y a veces ni eso.

Marco Antonio nunca se adaptó al ruido moderno.

Eligió la discreción.

[Imagen sugerida: Marco Antonio Vázquez en su hogar, guitarra apoyada, ambiente íntimo]

Hoy, cerca de los 90 años, su vida es tranquila, casi silenciosa.

Vive con modestia, sin lujos, acompañado por su familia y sus recuerdos.

Ya no llena aeropuertos como aquella vez en Torreón, cuando creyó que la multitud esperaba a un político y descubrió, con asombro, que era por él.

Hoy no hay multitudes.

Noche, boleros y son - Marco Antonio Vázquez (11/08/2023)

Hay calma.

Sigue componiendo.

Sigue escribiendo en libretas, servilletas, márgenes de papel.

Graba de manera independiente desde casa o pequeños estudios.

Sus redes sociales, administradas con ayuda de su familia, son el único puente con un público fiel pero reducido.

No hay grandes campañas.

No hay reflectores.

Solo canciones nuevas naciendo en silencio.

Económicamente vive de regalías modestas.

Su patrimonio nunca fue descomunal.

Marco Antonio jamás persiguió el dinero.

Persiguió la emoción.

Para él, el verdadero éxito siempre fue que alguien llorara, recordara, amara a través de su música.

En casa es descrito como un esposo y padre devoto.

Lolita, la mujer que inspiró su primera gran canción, sigue siendo su compañera.

Sus hijos crecieron viendo al artista admirado y al padre disciplinado, amante de las comidas sencillas, del tenis, del squash, de los viajes sin ostentación.

Y sin embargo, hay tristeza.

No una tristeza ruidosa, sino la más dura: la del olvido.

La de saber que tus canciones siguen sonando, pero tu nombre ya no se pronuncia.

La de haber sido fundamental y, aun así, volverte invisible.

Marco Antonio Vázquez no vive en la miseria.

Vive en algo peor para un artista: en la periferia de la memoria colectiva.

Mientras nuevas voces ocupan el espacio, él permanece como un eco lejano de una época en la que el amor se cantaba despacio.

Hoy, su historia es un recordatorio doloroso.

En México, las canciones sobreviven más que quienes las escriben.

Y mientras Tu sonrisa inolvidable sigue haciendo llorar a desconocidos, su autor envejece en silencio, con dignidad, con gratitud… y con una tristeza que no se canta, pero se siente.

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