¡Miriam Cruz Lo Confiesa Todo! A los 56 Años Revela Su Amor Oculto por Rubby Pérez y la Verdad Detrás de la Tragedia del Jetset
La reciente confesión de Miriam Cruz ha estremecido a los fanáticos del merengue y a quienes han seguido de cerca la vida de Rubby Pérez.
A sus 56 años, la merenguera decidió romper el silencio y compartir una verdad que por años había guardado en lo más profundo de su corazón: sí, amó a Rubby, no como pareja, pero sí con una intensidad emocional que aún perdura.
En medio del luto nacional que ha dejado la trágica muerte del icónico artista, su testimonio ha abierto una nueva dimensión sobre el legado, la humanidad y las relaciones que marcaron a Rubby en vida.
Entre lágrimas, Miriam narró cómo su vínculo con Rubby trascendía la música.
No se trataba solo de colaboraciones ni de compartir escenarios, sino de una conexión espiritual que solo se da una vez en la vida.
Él fue un hombre que, según ella, supo amar, perder y volver a amar.
La muerte de su esposa Inés Lizardo en 2022 lo dejó devastado, una tristeza que solo quienes lo conocían de verdad podían notar.
Sin embargo, en medio de esa oscuridad, apareció Lady Altagracia Rosario, la mujer que devolvió la luz a sus días.
Y aunque esa relación sorprendió a muchos, Miriam dejó claro que fue un amor verdadero, que lo revitalizó y le dio esperanza en sus últimos años.
La tragedia del Jetset marcó un antes y un después en la historia de la música dominicana.
Aquel 8 de abril de 2025, cuando Rubby ofreció su última presentación, nadie imaginó que sería la última vez que lo verían con vida.
Lo que pocos sabían, y que luego confirmó su hija Sulinca, fue que ese concierto se adelantó por una razón poderosa: el amor.
Rubby reorganizó su agenda para poder estar con Lady en Houston, movió vuelos, cambió fechas, todo por una decisión tomada desde el corazón.
Esa elección, tan humana y tan honesta, lo llevó sin saberlo hacia su destino final.
Las palabras de Miriam también pusieron en evidencia un tema doloroso: la negligencia.
El colapso del local que acabó con la vida de más de 220 personas no fue solo un accidente.
Se habla de fallos estructurales, de permisos irregulares, de omisiones graves.
Miriam lo dijo con claridad: no podemos seguir celebrando la vida en lugares que no garantizan la seguridad de quienes asisten.
La tragedia de Jetset debe ser un punto de inflexión, una lección dura que cambie la forma en que se organiza el espectáculo en el país.
No se puede permitir que el show siga a costa de vidas humanas.
En medio del dolor, también hubo espacio para la admiración.
Miriam Cruz no solo habló como artista, habló como amiga, como testigo de una vida dedicada al arte.
Recordó cómo Rubby inspiraba a los jóvenes, cómo su música sigue viva en TikTok, en bares, en radios, cruzando fronteras y generaciones.
Lo que comenzó como una despedida, se convirtió en un homenaje colectivo.
En el funeral, Lady fue abrazada por la familia, sostenida por Sulinca, comprendida por quienes entendieron que su amor con Rubby fue breve pero auténtico.
Esa unidad, en medio del dolor, demostró que el verdadero amor no se mide en tiempo, sino en profundidad.
Para Miriam, la pérdida de Rubby llega en un momento crucial para el merengue.
El género ya venía luchando por mantener su lugar frente al auge de la música urbana, y Rubby era uno de los pocos artistas que seguía defendiendo sus raíces con orgullo.
Su muerte, dice ella, no debe ser solo motivo de tristeza, sino un llamado a la acción.
Un llamado a los nuevos talentos a tomar el relevo, a reinterpretar el merengue, a mantenerlo vivo y relevante.
Y aunque el futuro sin Rubby será distinto, su voz, su legado y su ejemplo seguirán guiando a quienes creen que la música es más que un ritmo: es identidad, es cultura, es historia viva.