💥 Shakira fracasa en su intento legal: ¿Fue un error exponer tanto a sus hijos en redes?
La reina del pop latino, Shakira, se encuentra nuevamente en el ojo del huracán.
Esta vez, no por una canción, ni por su vida amorosa, sino por una decisión legal que terminó costándole caro.
La cantante colombiana ha perdido una demanda interpuesta contra un influencer mexicano llamado Temash, quien hizo comentarios sobre el comportamiento del hijo menor de la artista,
durante una de sus múltiples presentaciones.
Todo comenzó con un simple video viral.
En él, el hijo de Shakira aparece bailando con energía sobre un escenario, emulando movimientos que muchos consideraron típicos de bailarinas profesionales.
Esto encendió las redes sociales, pero lo que realmente desató el escándalo fue el comentario de Temash, quien opinó públicamente que al niño “le hacía falta la figura paterna”, que “Shakira
estaba floja” en su rol como madre, y que esos movimientos eran “grotescos” para un niño de su edad.
El término encendió la mecha.
Molesta por la insinuación y por lo que interpretó como una falta de respeto hacia su hijo, Shakira tomó acciones legales.
Su equipo legal la respaldó con fuerza.
Sin embargo, lo que parecía un caso cerrado resultó ser una derrota inesperada: el tribunal desestimó la demanda, argumentando que los comentarios emitidos por el influencer eran una opinión
protegida por el derecho a la libertad de expresión, especialmente cuando se trata de figuras públicas y sus entornos.
La decisión sorprendió a muchos, pero también levantó una pregunta importante: ¿hasta qué punto Shakira ha expuesto innecesariamente a sus hijos? Porque aunque es madre y tiene derecho a
compartir su vida, no se puede ignorar que llevar a los niños a giras, permitir que aparezcan en videos y presentaciones públicas, también los convierte —como dijo la defensa de Temash— en
“figuras de interés público”.
Y ahí está la ironía más dura para la cantante.
La misma mujer que ha luchado por el control de su narrativa, terminó enfrentando una realidad que ella misma ayudó a construir.
La sobreexposición de sus hijos la ha dejado sin herramientas legales para frenar los comentarios.
Porque, tal como dictaminó el tribunal, si los niños están en el escenario, el público tiene derecho a opinar.
Las redes, por supuesto, se dividieron.
Algunos criticaron duramente al influencer por meterse con un menor.
Otros defendieron su derecho a opinar sobre lo que se muestra públicamente.
Incluso hubo quienes señalaron que Shakira, por más que sea una superestrella, no puede controlar todo lo que se dice de ella o de su familia.
La opinión general es clara: la artista se dejó llevar por la emoción, y eso la llevó a perder una batalla que tal vez nunca debió iniciar.
Pero el tema va más allá del ámbito legal.
Se ha abierto un debate mucho más profundo: ¿deberían los hijos de los famosos estar expuestos a los medios? ¿Es justo que se les critique por comportamientos naturales cuando ellos no han
decidido ser figuras públicas? ¿O es culpa de los propios padres que los ponen bajo los reflectores?
Mientras tanto, el influencer Temash no se calló.
Tras ganar el caso, agradeció a sus seguidores y aseguró que nunca tuvo intención de dañar al niño, solo emitir una opinión sobre algo que fue compartido al mundo entero.
Pero el daño ya está hecho.
Shakira ha sido públicamente derrotada en algo tan sensible como la defensa de su hijo, y aunque muchos la siguen apoyando, el caso ha dejado una grieta difícil de ignorar.
Para colmo, las críticas hacia su rol de madre comenzaron a multiplicarse.
Se le cuestiona que sus hijos duermen tarde por asistir a conciertos, que no van al colegio regularmente, que los expone a una vida de adultos desde muy pequeños.
Aunque sus fans más fieles la defienden con uñas y dientes, hay una verdad que pesa: cuando haces de tu vida un espectáculo, el precio de la fama lo paga toda tu familia.
Este episodio debe servir de lección, no solo para Shakira, sino para todos los artistas que involucran a sus hijos en el mundo del entretenimiento.
La fama no tiene filtros, y una vez que los niños pisan el escenario, ya no hay marcha atrás.
El juicio fue claro: si están en el ojo público, la opinión viene incluida.
El caso está cerrado, pero la conversación apenas comienza.
Y aunque Shakira no se ha pronunciado tras perder la demanda, el silencio dice mucho.
¿Volverá a exponer a sus hijos como antes? ¿O entenderá que la privacidad, en este negocio, vale más que cualquier show? El tiempo lo dirá.
Por ahora, lo cierto es que Shakira perdió algo más que una demanda: perdió el control sobre lo que se dice de su propia familia.