A los 83 años, Roberto Carlos rompe el silencio y admite la verdad que siempre se intuía: la soledad detrás del mito

A los 83 años, Roberto Carlos confesó en una emotiva entrevista en Río de Janeiro que, pese a una carrera legendaria y décadas de fama mundial, vivió marcado por la soledad tras pérdidas personales y amores truncados, una revelación que conmovió al público y reavivó la comprensión humana detrás del mito.

A los 83 años, Roberto Carlos Finalmente admite lo que todos sospechábamos

Río de Janeiro amaneció con una revelación inesperada el pasado sábado por la noche, cuando Roberto Carlos Braga, el eterno “Rey” de la música romántica latinoamericana, apareció en una entrevista especial transmitida desde los estudios de TV Globo, grabada horas antes en su residencia del barrio de Urca.

A sus 83 años recién cumplidos en abril, el cantante brasileño finalmente puso en palabras algo que durante décadas fue apenas un rumor entre fans y periodistas: la fama absoluta no le evitó una vida marcada por la soledad emocional.

“He estado rodeado de millones de personas, pero muchas noches me he sentido profundamente solo”, confesó con voz serena, mirando directamente a la cámara, en un momento que rápidamente se volvió viral.

La entrevista, pensada originalmente como un balance de su carrera tras más de seis décadas sobre los escenarios, tomó un giro íntimo cuando el periodista le preguntó cómo se sentía realmente al subir al escenario hoy, después de haber vendido más de 140 millones de discos y de haber sido ídolo en Brasil, América Latina, Europa y Asia.

Roberto Carlos guardó silencio unos segundos y luego soltó la frase que desarmó al estudio: “Siempre sospecharon que yo cantaba al amor desde una herida; tenían razón”.

Según explicó, su vida personal nunca logró seguir el ritmo de su éxito artístico, y las pérdidas, especialmente la muerte de su esposa Maria Rita en 1999 y la de su gran amigo y socio musical Erasmo Carlos en 2022, lo marcaron de forma irreversible.

Durante la conversación, el artista recordó que el 19 de julio de 1961 perdió parte de su pierna derecha en un accidente ferroviario en Cachoeiro de Itapemirim, su ciudad natal, un episodio que, aunque conocido, volvió a adquirir un nuevo significado.

“Aprendí muy joven que el dolor puede esconderse detrás de una sonrisa”, dijo.

 

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Esa experiencia, sumada a la presión de convertirse en un símbolo nacional durante los años de la Jovem Guarda, lo empujó a construir una imagen impecable que, según admitió ahora, no siempre reflejaba su mundo interior.

“Todos veían al Rey; pocos veían al hombre”, resumió.

Roberto Carlos detalló que durante años evitó hablar de su vida privada por miedo a decepcionar a su público.

Sin embargo, el paso del tiempo lo llevó a replantearse ese silencio.

“A esta edad ya no tengo que demostrar nada.

Quiero decir lo que siento, aunque no sea cómodo”, afirmó.

En uno de los momentos más comentados de la entrevista, reconoció que muchas de sus canciones más emblemáticas, como Detalhes o Emoções, nacieron de relaciones que no lograron sobrevivir a su agenda, a los viajes constantes y a la imposibilidad de llevar una vida cotidiana normal.

“El amor exige presencia, y yo muchas veces no pude estar”, admitió.

La confesión provocó una ola de reacciones en redes sociales, donde admiradores de varias generaciones expresaron sorpresa, empatía y gratitud por la honestidad del artista.

En São Paulo, frente al Teatro Municipal, un grupo de fans se reunió espontáneamente la mañana siguiente para cantar algunos de sus clásicos.

 

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“Siempre lo supimos, pero escucharlo de su boca duele y al mismo tiempo lo humaniza”, dijo Ana Paula Mendes, seguidora desde los años setenta.

Lejos de sonar a despedida, Roberto Carlos aclaró que no planea retirarse de inmediato.

Confirmó que mantiene en agenda su tradicional especial de fin de año y algunos conciertos selectos en Brasil y el extranjero, aunque reconoció que ha reducido el ritmo por razones de salud y bienestar personal.

“Sigo amando el escenario, pero ahora también quiero aprender a estar conmigo mismo”, explicó, dejando entrever una etapa más introspectiva.

Al cerrar la entrevista, ya entrada la noche carioca, el cantante lanzó una última frase que resumió el espíritu de su confesión: “Si algo quiero dejar, además de mis canciones, es la certeza de que incluso los ídolos sienten miedo, amor y soledad”.

A los 83 años, Roberto Carlos no solo confirmó lo que muchos sospechaban, sino que transformó esa verdad en un nuevo acto de valentía artística, demostrando que, incluso lejos de los aplausos, sigue siendo profundamente humano.

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