💔 De galán de telenovela al olvido total: así vive Guillermo Capetillo a casi 70 años… y es desgarrador
Durante los años 80 y 90, Guillermo Capetillo era sinónimo de éxito.
Su participación en telenovelas como “Los ricos también lloran” lo catapultó a la cima de la fama.
Su imagen se convirtió en un estándar del galán mexicano: elegante, sensible, varonil.
Compartió pantalla con las figuras más grandes del momento, y su apellido —Capetillo— se consolidó como uno de los más prestigiosos del entretenimiento mexicano, gracias también a su linaje taurino.
Pero con el paso del tiempo, esa imagen de perfección comenzó a desdibujarse.
Los papeles en televisión se volvieron escasos, las oportunidades disminuyeron y, de a poco, Guillermo fue desapareciendo del radar del público.
Aunque muchos creyeron que simplemente había decidido alejarse, la realidad detrás de su retiro ha resultado ser mucho más amarga.
A días de llegar a los 70 años, la vida de Guillermo Capetillo está marcada por la soledad, los problemas económicos y el olvido.
Fuentes cercanas revelaron que el actor vive en una residencia modesta en las afueras de Ciudad de México, apartado del bullicio del medio artístico.
Sin pareja estable, sin hijos, y con muy pocos amigos que le frecuenten, Capetillo transita sus días entre recuerdos de glorias pasadas y la dura rutina del presente.
Uno de los factores que más ha afectado su situación ha sido su salud.
En los últimos años, ha enfrentado complicaciones físicas relacionadas con la edad y con antiguos accidentes ocurridos durante su etapa como torero.
Aunque evitó hablar del tema públicamente durante mucho tiempo, finalmente reconoció en una entrevista que “el cuerpo le estaba pasando factura por tantos años de exigencia y dolor silencioso”.
Las visitas al médico son frecuentes, y los tratamientos —muchos de ellos costosos— han golpeado duramente su bolsillo.
Pero no solo la salud lo ha llevado a este punto.
Guillermo también ha sido víctima de malas decisiones financieras.
Inversiones fallidas, contratos mal negociados y una mala administración de los ingresos que alguna vez fueron abundantes lo dejaron en una situación precaria.
No se encuentra en la indigencia, pero vive con lo justo.
Su estilo de vida actual dista completamente de aquel glamour que lo rodeaba en la televisión.
A pesar de todo, lo que más duele no es el dinero, sino el olvido.
“Hay personas que ni se acuerdan que sigo vivo”, habría dicho en una conversación informal.
Las redes sociales lo mencionan cada tanto, generalmente para recordar sus telenovelas más famosas, pero casi nadie se interesa por su presente.
Los medios ya no lo buscan, los productores no lo llaman, y sus antiguos compañeros de elenco han tomado caminos completamente distintos.
Incluso su vínculo con el mundo del toro —una de sus grandes pasiones— se ha ido apagando.
La actividad en las plazas se ha reducido y él, que alguna vez soñó con formar nuevos talentos, no cuenta con los recursos para mantener una escuela ni para viajar como antes.
La pandemia terminó por sepultar los pocos proyectos que tenía en pie.
Sin embargo, entre la tristeza y la resignación, Capetillo mantiene cierta dignidad.
Aún con sus limitaciones, trata de mantenerse activo.
Realiza esporádicos talleres de actuación, asesorías privadas para jóvenes actores y ocasionales apariciones en eventos culturales.
Pero el flujo de trabajo es mínimo, y el reconocimiento, escaso.
“La fama es como una paloma.
Un día se posa en tu hombro y al siguiente vuela sin mirar atrás”, dijo alguna vez… y parece que hablaba desde el dolor más profundo.
Su historia ha empezado a circular nuevamente en redes, especialmente entre quienes crecieron viéndolo en la pantalla.
Muchos fans exigen que se le rinda homenaje en vida, que los medios recuerden su legado y que no lo dejen en el abandono.
Porque si algo queda claro tras conocer su realidad actual, es que Guillermo Capetillo no merece caer en el olvido.
La pregunta que queda es: ¿hasta cuándo vamos a esperar para valorar a nuestros ídolos? Porque la fama pasa, pero el talento y el corazón de quienes lo dieron todo por entretener a generaciones, no deberían desaparecer así… en silencio, en la sombra, y con el alma rota.
Guillermo Capetillo aún está aquí.
Y su historia, aunque marcada por el olvido, aún puede reescribirse con respeto, memoria y justicia.