Carlos Reinoso es, sin duda, una de las figuras más emblemáticas y queridas en la historia del Club América y del fútbol mexicano.
Su carrera, marcada por grandes logros deportivos, también ha estado llena de retos personales que ha enfrentado con valentía y humildad.
En una entrevista exclusiva con Matilde Obregón, Reinoso abrió su corazón para compartir detalles inéditos de su vida, desde sus orígenes humildes en Chile hasta su rol como leyenda del América, pasando por sus luchas contra las adicciones y la pérdida de un hijo.
Esta es la historia de un hombre que ha dejado una huella imborrable dentro y fuera de la cancha.
Antes de convertirse en el ídolo americanista, Carlos Reinoso tuvo un inicio de vida muy humilde en Chile.
Hijo de un albañil, Reinoso trabajó desde joven como marmolero y gasolinero, oficios que le enseñaron el valor del trabajo duro y la disciplina.
Su padre, a quien admiraba profundamente, fue una gran influencia en su amor por el fútbol, inculcándole desde pequeño la pasión por este deporte.
Sin embargo, su camino no fue fácil; en su juventud fue fiestero y tuvo problemas con el alcohol y las drogas, una etapa oscura que logró superar gracias al apoyo de su familia y su fe.
En 1970, con apenas 23 años, Carlos Reinoso llegó a México para unirse al Club América, un momento que cambió su vida para siempre.
Aunque inicialmente su intención era jugar con Santos de Brasil, fue el América quien logró ficharlo tras una oferta económica que sorprendió al joven chileno.
Reinoso llegó en una época en que el equipo estaba formado por jóvenes talentos y bajo la dirección del maestro Roca, quien transformó al América en un equipo ganador y consolidó el americanismo que hoy conocemos.
Durante su etapa como jugador, Reinoso se destacó por su habilidad, disciplina y liderazgo.
Fue un mediocampista creativo, con un toque único y una gran capacidad para anotar goles decisivos, como aquel memorable gol contra Boca Juniors que le valió reconocimiento internacional.
Su número 8 se convirtió en un símbolo de su legado y de la historia del club.
A lo largo de su vida, Carlos Reinoso ha tenido relaciones importantes con figuras del mundo del espectáculo, como Lupita D’Alessio y Verónica Castro.
Sin embargo, él prefiere mantener su vida privada con respeto y discreción, evitando hablar demasiado de sus romances pasados para no faltar al respeto a las personas involucradas.
Reconoce que tuvo una relación significativa con Lupita D’Alessio, a quien considera una persona admirable, y también confirma que tuvo una relación con Verónica Castro, aunque con respeto y sin entrar en detalles.
Uno de los capítulos más difíciles en la vida de Reinoso fue su lucha contra las drogas, una batalla que enfrentó durante varios años.
Confiesa que cayó en las adicciones debido a problemas personales, pero que logró salir adelante gracias al amor y la fe, especialmente por su hija Paola, quien lo ayudó a encontrar el camino de la recuperación.
Su testimonio es un mensaje de esperanza para quienes enfrentan situaciones similares: “Sí se puede salir, no se dejen engañar”, afirma con convicción.
El dolor más profundo que ha vivido Carlos Reinoso fue la pérdida de su hijo José, quien falleció a los 40 años tras una larga lucha contra el cáncer.
Este golpe devastador marcó su vida para siempre y es algo que nunca había compartido públicamente hasta esta entrevista.
La pérdida de un hijo es, según él, lo peor que le puede pasar a un padre, y a pesar del sufrimiento, ha encontrado en su familia y en su fe la fuerza para seguir adelante.
Carlos Reinoso no solo dejó huella en el campo de juego, sino también en su familia, donde varios de sus hijos siguieron sus pasos en el fútbol profesional.
Sus hijos Carlitos y José jugaron en primera división, y ahora sus nietos comienzan a mostrar talento en las categorías inferiores, continuando así el legado futbolístico de la familia Reinoso.
Además, Reinoso es un abuelo orgulloso de sus 11 nietos, a quienes llama “lo máximo” y con quienes disfruta de un amor y respeto profundos.
Su familia es para él un pilar fundamental, y su historia de superación personal es un ejemplo de resiliencia y esperanza para las nuevas generaciones.
Para Carlos Reinoso, el Club América es mucho más que un equipo de fútbol; es una pasión que ha definido su vida.
Desde su llegada en los años 70, ha sido un símbolo de americanismo y liderazgo, contribuyendo a la era dorada del club junto al maestro Roca y otros grandes jugadores.
Su amor por el América es tan fuerte que incluso ha declarado que sus cenizas serán esparcidas en el Estadio Azteca, un gesto de eterno compromiso con la institución que lo vio brillar.
A pesar de los años, Reinoso sigue siendo un ferviente seguidor y defensor del América, y aunque acepta las derrotas con humildad, no tolera las críticas infundadas que atribuyen los triunfos del equipo a factores externos como los árbitros.
Para él, el americanismo es una pasión que une a millones y que debe ser respetada con orgullo.
Con 80 años, Carlos Reinoso reflexiona sobre la vida, el paso del tiempo y la importancia de agradecer cada día.
Reconoce las dificultades físicas y emocionales que trae la edad, pero mantiene un espíritu agradecido y optimista.
Se siente afortunado de estar vivo y de haber dejado un legado tanto en el fútbol como en su vida personal.
Su historia es un testimonio de lucha, amor y dedicación, que inspira a quienes lo conocen y a quienes escuchan sus palabras.
En sus propias palabras, el mayor triunfo de su vida ha sido superar las adversidades y seguir adelante con la frente en alto.
Carlos Reinoso no solo es recordado por su talento en la cancha, sino también por su carácter íntegro y su humildad.
A lo largo de su carrera, mantuvo una disciplina ejemplar, dedicando largas horas a la práctica y al perfeccionamiento de su técnica.
Su ética de trabajo y su respeto por el deporte lo convirtieron en un referente para sus compañeros y para las generaciones que lo siguieron.
Su amistad con grandes figuras como Pelé y su relación cercana con el maestro Roca destacan su calidad humana y profesional.
Reinoso es un hombre que valora la amistad, la familia y la fe, pilares que han sostenido su vida en los momentos más difíciles.
La vida de Carlos Reinoso es un ejemplo de superación, pasión y legado.
Desde sus humildes comienzos en Chile hasta convertirse en una leyenda del Club América, ha enfrentado desafíos personales y profesionales con coraje y determinación.
Su historia de lucha contra las adicciones, su amor por su familia y su dedicación al fútbol lo convierten en un modelo a seguir.
Hoy, a sus 80 años, Reinoso sigue siendo un símbolo del americanismo y un testimonio vivo de que con esfuerzo, disciplina y apoyo se pueden superar las adversidades.
Su legado perdurará en el corazón de los aficionados y en la historia del fútbol mexicano para siempre.
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