Jorge Rivero, uno de los actores más emblemáticos del cine mexicano y hollywoodense, es considerado un símbolo de la belleza masculina y la sensualidad en las décadas de los 70 y 80.

Con una carrera llena de éxitos, rivalidades y romances, su historia también está marcada por momentos de dificultad, enfermedad y aislamiento.
En este artículo, exploraremos su vida, su carrera y los desafíos que ha enfrentado en los últimos años, así como las historias que rodean a otros artistas que, como él, vivieron momentos trágicos y llenos de incertidumbre.
Nacido en Guadalajara, Jalisco, en 1938, Jorge Paul Rivero destacó desde joven por su físico atlético y su espíritu deportista.
Practicó natación, waterpolo y atletismo, logrando representar a México en competencias internacionales, como los Juegos Panamericanos.
Su pasión por el mar y su físico imponente llamaron la atención de productores cinematográficos, quienes lo descubrieron en sus primeros años de carrera.
Antes de su incursión en el cine, Rivero estudió ingeniería química y también ingresó en una escuela militar, buscando disciplina y formación integral.
Sin embargo, su destino lo llevó a las cámaras, donde rápidamente se convirtió en uno de los galanes más cotizados de México y Estados Unidos.
Su belleza, combinada con su talento y presencia escénica, le permitió protagonizar películas de diversos géneros, desde las luchas libres hasta las comedias románticas y el cine de sexicomedias.
A mediados de los años 60, Jorge Rivero debutó en el cine con papeles en películas como *El asesino invisible* y *Jinetes de la llanura*.
Su físico de atleta y su carisma lo convirtieron en un símbolo sexual, ganando el corazón de muchas fanáticas.
En Hollywood, fue descubierto por Howard Hawks, quien le ofreció papeles en producciones internacionales, consolidando su fama en ambos países.

Su participación en películas italianas y españolas amplió su alcance, y su rostro se convirtió en sinónimo de atractivo y masculinidad.
Además, fue el único actor que besó a la famosa María Félix en una fotonovela, lo que alimentó rumores de una posible atracción entre ambos, aunque Rivero siempre negó cualquier romance con la diva.
En la pantalla, Rivero también se destacó en el cine de sexicomedias, donde su figura y su actitud atrevida le permitieron explorar papeles más audaces.
Sin embargo, no todo fue éxito; algunos proyectos no tuvieron buena acogida, y su carrera en México empezó a disminuir con la llegada de nuevas estrellas y cambios en la industria cinematográfica.
La vida privada de Jorge Rivero estuvo marcada por romances y matrimonios.
Se casó con Irene Hammer, una alemana, con quien tuvo dos hijos, Roberto y Jorge.
También mantuvo relaciones con famosas como Amparo Grisales, con quien confesó haber estado embarazada en una ocasión, aunque sufrió una pérdida.
Sus amoríos y relaciones sentimentales siempre fueron objeto de rumores en los medios, alimentando su imagen de galán romántico y apasionado.
A lo largo de los años, Rivero también tuvo conflictos con otros actores, como Andrés García, con quien se rumoró una rivalidad amistosa por la competencia en el corazón del público y en las pantallas.
Sin embargo, ambos actores expresaron respeto mutuo y, con el tiempo, parecieron haber superado esas rivalidades.

A partir de los años 80, la presencia de Jorge Rivero en la pantalla comenzó a disminuir.
La llegada de nuevas estrellas y el cambio en las tendencias del cine mexicano redujeron su participación en producciones nacionales.
En los años 2000, decidió abandonar México y mudarse a Los Ángeles, donde encontró un nuevo hogar y una vida más tranquila.
Aunque su fama fue inmensa, la realidad es que en el mundo del espectáculo, el paso del tiempo es implacable.
La historia de muchos artistas, incluso los más famosos, está marcada por altibajos, y en su caso, por el olvido mediático.
Sin embargo, Rivero siempre ha mantenido una actitud digna y ha tratado de vivir con dignidad, cuidando su salud y alejándose de los escándalos.
En los últimos años, Jorge Rivero ha enfrentado problemas de salud y vejez.
En 2025, a los 84 años, apareció en un video desde su hogar en Hollywood, luciendo una figura demacrada y con cabello canoso, reflejo de su avanzada edad.
A pesar de ello, afirmó que se encontraba bien de salud y que seguía cuidando su alimentación y haciendo ejercicio.
Sin embargo, los rumores de su estado de salud y la posible existencia de enfermedades propias de su edad han circulado en los medios.
En 2025, se reportó que su cuerpo fue encontrado en una sala de teatro en Los Ángeles, víctima de un infarto, en un hecho que generó conmoción y tristeza entre sus admiradores y colegas.

Rivero ha declarado en varias entrevistas que no le interesa volver a la actuación ni a las producciones mexicanas, considerando que el cine en su país ya no es lo que fue.
Prefiere vivir en silencio, lejos del bullicio y las cámaras, en un ambiente de tranquilidad en las montañas de Hollywood junto a su esposa, con quien lleva más de 30 años de matrimonio.
A pesar de su retiro, su legado permanece vivo en las más de 200 películas en las que participó y en la memoria de sus fans.
La historia de Jorge Rivero nos recuerda que la belleza y la fama son pasajeras, y que la verdadera fortaleza está en aceptar el paso del tiempo con dignidad.
La historia de Jorge Rivero es un ejemplo de cómo la vida de los artistas puede ser llena de éxitos, amores y tragedias.
Aunque en sus últimos años ha enfrentado dificultades y el olvido, su legado como uno de los galanes más icónicos del cine mexicano y hollywoodense permanece intacto.
La historia de su vida invita a reflexionar sobre la fugacidad de la belleza y la importancia de valorar cada etapa de nuestra existencia con humildad y gratitud.