😡 ¡Increíble! Joan Manuel Serrat Revela A Los 81 Años Los 5 Cantantes Que No Soporta Y Nadie Lo Esperaba
Durante años, Joan Manuel Serrat fue la voz de la poesía hecha canción, el símbolo de la sensibilidad artística, el hombre que puso en palabras las emociones de varias generaciones.
Pero a sus 81 años, con una carrera ya cerrada y sin nada que perder, el trovador catalán se desmarcó de su perfil diplomático para hacer algo que nunca había hecho antes: hablar con total franqueza sobre lo que realmente piensa de ciertos colegas de la industria musical.
En una entrevista que rápidamente se volvió viral, Serrat fue consultado sobre los artistas actuales y aquellos con los que nunca logró conectar.
El periodista, entre risas, le preguntó: “¿Hay alguien que no pueda ni escuchar?”.
Lo que parecía una pregunta inocente activó una respuesta que nadie esperaba.
Serrat sonrió, hizo una pausa… y soltó los nombres sin pestañear.
“Sí, claro que hay.
Cinco, para ser exactos”.
El primero en su lista fue un nombre que causó un terremoto en redes sociales: Maluma.
“No entiendo cómo alguien puede convertir la vulgaridad en espectáculo y ser premiado por eso.
Lo lamento, pero no me entra”.
Las redes se incendiaron.
Fanáticos del reggaetón y defensores de la música urbana salieron en defensa del colombiano, mientras otros aplaudían el valor de Serrat al decir lo que muchos piensan en voz baja.
El segundo fue Enrique Iglesias.
Serrat lo calificó como “una fábrica de canciones vacías”.
Y añadió: “Nunca logró transmitir nada.
Todo parece un producto, no una emoción”.
Las declaraciones dejaron atónitos a quienes veían en Enrique a uno de los herederos del pop latino.
Pero Serrat fue tajante: “No basta con ser hijo de alguien importante.
Hay que tener alma”.
El tercer nombre en su lista fue Rosalía.
Sí, la misma Rosalía que ha conquistado al mundo con su mezcla de flamenco y pop experimental.
Serrat no cuestionó su talento, pero sí su respeto por las raíces.
“No todo se puede reinventar como si nada importara.
Hay que tener memoria antes de convertir el arte en show”.
La crítica encendió el debate sobre hasta qué punto la fusión musical es evolución o simple oportunismo.
En cuarto lugar apareció un clásico inesperado: Alejandro Sanz.
“Siempre me pareció una voz impostada.
No siento verdad en lo que canta”.
Muchos no podían creer que Serrat atacara a uno de los ídolos románticos de España, pero el trovador fue claro: “El corazón no se fuerza.
Se transmite.
Y a mí, él nunca me llegó”.
Y por último, un nombre que partió en dos a sus seguidores: Shakira.
Sí, la superestrella global también fue blanco de su desdén.
“Admiro su inteligencia para el negocio.
Pero como cantante… nunca entendí su estilo ni su transformación.
Pasó de tener una identidad a ser una copia de todo lo que triunfa”.
La crítica fue tan directa que muchos dudaron si realmente venía de él.
Pero sí, Joan Manuel Serrat, con voz serena y sin rencores, lo dijo todo frente a cámaras.
Lo más sorprendente no fue solo la lista, sino el tono.
Serrat no buscó escándalo, ni fue ofensivo.
Habló con la seguridad de quien ha visto pasar generaciones de artistas, de quien sabe lo que cuesta mantenerse fiel a un estilo, y de quien entiende la música como algo sagrado, no como una moda pasajera.
Pero esa sinceridad, en un mundo donde todos cuidan su imagen, fue como dinamita pura.
Las reacciones no tardaron.
Mientras unos artistas optaron por no responder, otros enviaron mensajes indirectos en sus redes.
Los medios recogieron sus declaraciones como una declaración de guerra generacional.
Los fanáticos de Serrat lo defendieron como un símbolo de autenticidad, mientras que sus detractores lo acusaron de arrogancia y desconexión con la actualidad.
En cualquier caso, Joan Manuel Serrat volvió a hacer historia.
No por una nueva canción, sino por su valentía al nombrar lo innombrable.
En un mundo lleno de halagos fingidos, su honestidad brutal fue como un balde de agua fría.
Y aunque muchos quisieran olvidarlo, sus palabras quedarán grabadas para siempre.
Porque cuando una leyenda habla sin miedo, el eco resuena más allá del aplauso… y del odio.
