Benny Andersson de ABBA al desnudo: “¿Creían que éramos solo brillo y glamour? Pues no, aquí está la verdad que nadie quiso contar”
El telón se levanta y la verdad emerge, cruda y sin filtros.
ABBA, la icónica banda sueca que dominó los años 70 con himnos que aún resuenan en todo el mundo, no fue solo un fenómeno musical y un desfile de lentejuelas y coreografías impecables.
A sus 78 años, Benny Andersson, el cerebro musical detrás de gran parte del éxito del cuarteto, ha decidido romper el silencio y revelar lo que muchos sospechaban pero nadie se atrevía a decir en voz alta.
Lo que parecía una historia de éxito sin fisuras, marcada por melodías eternas y una química inquebrantable, escondía en realidad una compleja red de conflictos personales, traiciones y heridas que marcaron para siempre a sus integrantes.
Andersson confirma que detrás de la fachada brillante y el glamour de la era disco, se gestaba una tormenta emocional que amenazaba con destruirlo todo.
En el centro de este huracán estaban Benny y Frida Lyngstad, la pareja que compartía no solo el escenario sino también una relación llena de pasión, pero también de profundas diferencias y desavenencias.
Mientras el mundo los veía como una pareja poderosa y sin fisuras, la realidad era otra: batallas de voluntades, desacuerdos creativos y una separación marcada por la animosidad y la desconfianza.
Frida, con su voz ronca y su presencia dramática, fue a menudo eclipsada por la imagen angelical y la voz aguda de Agnetha Fältskog, la otra vocalista femenina del grupo.
Aunque ambas negaban cualquier rivalidad, Benny revela que la tensión entre ellas era palpable, alimentada por celos y la lucha por el protagonismo.
Frida sentía que debía pelear por un lugar bajo los reflectores, mientras Agnetha era vista como la “niña de oro” de ABBA.
Pero la historia de Frida va mucho más allá de la música y las peleas internas.
Nacida en Noruega en 1945, hija de una madre noruega y un soldado alemán, su infancia estuvo marcada por el rechazo y la estigmatización social.
En la posguerra, los hijos de relaciones con alemanes eran considerados traidores y repudiados.
Frida creció con la carga de ser vista como una “mancha” en la sociedad, sin conocer a su padre y con un sentimiento de abandono que la acompañaría toda su vida.
Este trauma infantil, sumado a las turbulentas relaciones amorosas y la presión de la fama, moldearon a una mujer fuerte pero vulnerable, que buscó consuelo y estabilidad en el amor, la música y, finalmente, en la realeza alemana cuando en 1992 se casó con el príncipe Heinrich Ruzzo Reuss von Plauen.
Sin embargo, lejos de ser un cuento de hadas, ese matrimonio estuvo marcado por la opresión y el control, una jaula diferente a la que había escapado en su juventud.
La tragedia golpeó con fuerza en 1998 cuando Frida perdió a su hija Anni-Frid Lyngstad Fredriksson en un accidente de tráfico, un golpe devastador que la sumió en un aislamiento casi total.
La mujer que había dominado los escenarios con su voz sensual y poderosa desapareció de la vida pública, enfrentándose a un dolor que ni la fama ni el dinero podían aliviar.
Mientras tanto, Benny Andersson también enfrentaba sus propios demonios.
Su relación con Frida, aunque apasionada, estuvo llena de infidelidades y desencuentros que terminaron por romper el vínculo entre ellos.
Benny describe a Frida como compleja y, en ocasiones, destructiva, y confiesa que la separación fue mucho más amarga y profunda que la que vivieron Björn Ulvaeus y Agnetha Fältskog.
La disolución de ABBA en 1982 no fue solo el fin de una era musical, sino el colapso de un imperio personal para sus miembros.
Frida continuó su carrera en solitario, sorprendiendo al mundo con un giro hacia el rock bajo la producción de Phil Collins, mientras Benny se sumergía en otros proyectos musicales y personales.
Sin embargo, el legado de ABBA no se ha detenido.
En 2021, el grupo lanzó un nuevo álbum tras 40 años de silencio, acompañado del revolucionario espectáculo digital “ABBA Voyage”, que fusiona la nostalgia con tecnología de punta.
Benny Andersson, Agnetha, Björn y Frida volvieron a unir sus voces, pero esta vez con la sabiduría y cicatrices de quienes han vivido mucho más que la fama.
Estas revelaciones no solo humanizan a los íconos del pop, sino que también añaden capas de profundidad a su historia.
Ya no son solo las estrellas brillantes que conquistaron el mundo con sus canciones, sino personas reales, con pasados oscuros, conflictos internos y tragedias personales que el público jamás imaginó.
El relato de Benny Andersson y Frida Lyngstad nos recuerda que detrás del brillo y el glamour, la fama tiene un precio alto, a veces devastador.
Que la música puede ser tanto un refugio como una carga.
Y que, a pesar de todo, la pasión y el talento pueden trascender las heridas para dejar un legado eterno.
¿Cambiará esta nueva perspectiva la forma en que escuchamos a ABBA?
¿Podremos separar el arte de la tragedia?
Lo cierto es que la verdad, como bien dice Benny, a veces es mucho más fascinante y dramática que la ficción.
En definitiva, la historia de ABBA es un drama humano lleno de amor, traición, lucha y resiliencia.
Un recordatorio de que detrás de cada éxito hay una historia que merece ser contada, sin filtros ni máscaras.