El Papa se encuentra en estado crítico tras haber sufrido una crisis respiratoria prolongada.
Los médicos han manifestado una profunda preocupación por su salud, describiendo su condición como reservada y crítica.
Según el último boletín médico, el Pontífice experimentó esta mañana una crisis respiratoria de tipo asmático que requirió la administración inmediata de oxígeno.
Este episodio ha sido calificado como grave, ya que la crisis se prolongó durante un tiempo considerable, lo que obligó a los especialistas a tomar medidas urgentes para estabilizar su salud.
Además, los análisis de sangre realizados al Papa revelaron una marcada caída en el recuento de trombocitos, lo que sugiere un deterioro en su capacidad de coagulación.
Junto con esta anomalía, se detectó la presencia de anemia, lo que agrava aún más la situación al reducir la capacidad del organismo para transportar oxígeno a los tejidos.
Ante estos hallazgos, los médicos han decidido realizarle una transfusión para contrarrestar la baja en los trombocitos y mejorar su nivel de hemoglobina.
A pesar de estos desafíos, desde el Vaticano se informa que el Papa se mantiene despierto y consciente, lo que se considera una señal positiva en medio de la crisis.
Durante el día, el Pontífice ha pasado varias horas en el sofá, dedicándose a trabajar y atendiendo algunas de sus responsabilidades, lo que demuestra su compromiso y fortaleza pese a su delicado estado.
Asimismo, se ha observado que ha realizado algunos nombramientos oficiales, lo que indica que continúa cumpliendo con ciertas funciones a pesar de las adversidades.
No obstante, el portavoz de la Santa Sede destacó que el Papa tuvo un día particularmente duro, y que su semblante reflejaba la tensión y el desgaste acumulados.
Las condiciones del Pontífice siguen siendo críticas, un pronóstico que ya había sido señalado por los médicos el día anterior.
Aunque los informes iniciales indicaban que el Papa no estaba fuera de peligro, la evolución de los síntomas y los nuevos resultados de laboratorio han llevado a mantener un pronóstico reservado.
Las autoridades vaticanas están monitoreando de cerca su situación, y se espera que en las próximas horas se brinde información adicional sobre cualquier cambio en su estado de salud.
En este contexto, la comunidad internacional y los fieles han expresado su preocupación y esperanza, aguardando noticias que confirmen una estabilización en la salud del Papa.
El entorno cercano al Pontífice continúa trabajando para asegurar que reciba el mejor cuidado posible, tomando todas las medidas necesarias para favorecer su recuperación.
A pesar de la gravedad de la crisis respiratoria y de los desafíos adicionales derivados de las alteraciones en los análisis de sangre, se mantiene la esperanza de que el Papa pueda superar este difícil episodio y retomar sus labores pastorales.
