Guillermo Capetillo a punto de cumplir 70: ¿Qué pasó con la estrella que conquistó México?
Guillermo Capetillo, nacido el 30 de abril de 1958 en la Ciudad de México, proviene de una familia legendaria que combinaba dos mundos muy distintos: la tauromaquia y el espectáculo.
Su padre, Manuel Capetillo Villaseñor, fue un torero reconocido, actor y cantante, y desde pequeño Guillermo estuvo inmerso en esta tradición que marcó su juventud.
A los 7 años, Capetillo ya pisaba el ruedo y fue reconocido por su talento y aplomo.
En 1977 recibió la alternativa, un rito que lo convirtió en matador de toros profesional.
Sin embargo, su destino cambió radicalmente en 1979 cuando fue elegido para interpretar a Beto en Los ricos también lloran, una de las telenovelas más emblemáticas de México.
Aunque inicialmente no tenía planes de actuar, su carisma y presencia natural frente a la cámara lo llevaron a convertirse en una estrella televisiva.
Su abuela, la actriz Marilu Elisaga, fue quien recomendó a Guillermo para ese papel, que terminó siendo el inicio de una carrera exitosa en la actuación.
Durante los años 80 y 90, Capetillo se consolidó como uno de los galanes más queridos del país, protagonizando telenovelas como Colorina, La fiera, y la icónica Rosa Salvaje, donde interpretó a dos hermanos gemelos con personalidades opuestas.
Su versatilidad y atractivo conquistaron al público, y también incursionó en la música con un álbum que, aunque no fue un éxito comercial, mostró su deseo de explorar nuevos horizontes.
Sin embargo, su pasión por la tauromaquia nunca desapareció.
A pesar de que Televisa, la cadena que lo contrataba, le prohibió torear para proteger su imagen, Guillermo mantuvo su amor por el ruedo.
Cuando aceptó un papel en una telenovela filmada en Colombia sin permiso, fue vetado por Televisa durante tres años, lo que frenó su carrera televisiva y lo llevó a dedicarse más intensamente al toreo.
En 1994, ofreció una de sus faenas más memorables en la Plaza México, cortando el rabo a un toro, un honor reservado a los mejores matadores.
Continuó toreando hasta después de los 50 años, antes de retirarse silenciosamente.
Su última aparición en televisión fue en 2015, en la telenovela Lo imperdonable, tras lo cual decidió alejarse de los reflectores para llevar una vida más tranquila.
Actualmente, Guillermo se dedica al negocio inmobiliario, invirtiendo en propiedades y proyectos que le brindan estabilidad y paz mental.
A lo largo de su vida, Capetillo ha enfrentado también desafíos personales profundos.
En 2006 se casó con la modelo Tania Amescua, pero nunca pudieron tener hijos debido a problemas de fertilidad.
Esta realidad fue una fuente de tristeza para él, quien en entrevistas ha confesado que la esterilidad le “partió el alma”.
A pesar de los tratamientos y esfuerzos, la pareja se separó, y Guillermo expresó su anhelo de formar una familia, ya sea biológica o mediante adopción, aunque siempre ha insistido en que desea hacerlo en un hogar estable y compartido con una mujer que lo ame y respete.
Su vida amorosa también fue objeto de atención pública.
Durante los años 90 tuvo una relación con la cantante y actriz Lucero, quien confesó que estuvo enamorada de él desde niña.
Su romance fue breve pero intenso, y aunque terminaron, ambos mantuvieron una conexión especial que se reflejó en posteriores encuentros profesionales.
Además, su química en pantalla con actrices como Verónica Castro y Victoria Rufo marcó algunas de las historias románticas más recordadas de la televisión mexicana.
La pareja con Rufo en La fiera se convirtió en un clásico, y su reencuentro con Castro en Pueblo chico, infierno grande fue muy bien recibido por los fans.
Hoy, a sus casi 70 años, Guillermo Capetillo ha encontrado un nuevo propósito lejos del glamour y la fama.
Su vida gira en torno a la familia, los negocios y la tranquilidad que no siempre pudo tener durante sus años en el ojo público.
Aunque su historia está marcada por la nostalgia de la fama pasada y los sueños no cumplidos, Capetillo mantiene una actitud positiva y agradecida por la salud y la estabilidad que disfruta ahora.
Su legado en la televisión y el toreo sigue vivo en la memoria de millones, pero su vida actual refleja la realidad de muchos artistas que, tras años de brillo, buscan paz y sentido en nuevas etapas.
La historia de Guillermo Capetillo es un recordatorio de que detrás de la fama y el éxito hay personas con sueños, luchas y decisiones que moldean su camino.
Su transición de galán a empresario inmobiliario muestra que nunca es tarde para reinventarse y encontrar felicidad en lo sencillo.
¿Cómo imaginas la vida de una estrella que decidió dejar atrás el estrellato para vivir con tranquilidad?
¿Crees que su historia inspira a quienes enfrentan cambios inesperados?
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