Wilfrido Vargas Rompe su silencio

A los 75 años, el maestro Wilfrido Vargas ha decidido romper su silencio sobre su carrera musical y los artistas que han pasado por su orquesta, especialmente Rubby Pérez.

En una reciente entrevista, Vargas reflexionó sobre los momentos más intensos de su trayectoria, revelando secretos, traiciones y éxitos que marcaron la era dorada del merengue.

Wilfrido Vargas, en cuidados intensivos por una neumonía | Ellas
Esta conversación no solo es un viaje por la historia del merengue, sino también un testimonio de las luchas y triunfos de un maestro que ha dejado una huella imborrable en la música latina.

 

La historia comienza cuando Manuel se le acercó a Vargas con una propuesta inesperada: ¿te gustaría cantar en la orquesta de Wilfrido Vargas? A pesar de la complicada relación que había entre ellos, el maestro estaba listo para compartir anécdotas que muchos desconocían.

La música del merengue ha estado de luto recientemente por la pérdida de Davi Pérez, uno de los cantantes más icónicos del género, lo que llevó a Vargas a recordar su propia historia y las vivencias compartidas con sus cantantes.

 

Vargas recordó que a lo largo de su carrera, ha trabajado con 28 cantantes, cada uno dejando su huella en su orquesta.

Entre ellos, destacó a Juancho Viloria, un talento excepcional cuya salida del grupo fue un misterio que aún lo duele.

La relación entre los miembros de la orquesta no siempre fue fácil, y las rivalidades a menudo surgían, pero Vargas siempre supo cómo manejar esas tensiones.

 

Uno de los nombres más resonantes en la historia de la orquesta de Vargas es Rubby Pérez, quien llegó en 1982.

Vargas describió a Rubby como un volcán sobre el escenario, con una voz poderosa que conectaba instantáneamente con el público.

Sin embargo, su salida de la orquesta fue abrupta y estuvo marcada por un momento crítico en el que Rubby interrumpió el proceso creativo de Vargas.

Wilfrido Vargas: «Esta tragedia en Jet Set me sumerge en un dolor que no  conocía» | Unionradio.net
Este incidente llevó a su expulsión, algo que Vargas lamenta, ya que sabía que Rubby tenía un talento excepcional.

 

A pesar de la ruptura, Vargas no se arrepiente de que Rubby haya encontrado su camino como solista, reconociendo que su éxito fue merecido.

“Rubby nació para ser estrella”, afirmó Vargas, mientras recordaba cómo la canción “Volveré” se convirtió en un éxito colosal, originalmente escrita para otro cantante, Jorge Gómez, quien no quiso grabarla por sus convicciones religiosas.

 

La orquesta de Wilfrido Vargas no solo fue un lugar de éxitos, sino también de tensiones.

Vargas admitió que había mucha rivalidad entre los artistas, y a menudo utilizaba estrategias maquiavélicas para mantener la paz.

La llegada de Sandy Reyes generó incomodidad entre algunos miembros, pero Vargas logró convertir el caos en ritmo, creando música que resonaba en todo el país.

 

Uno de los casos más impactantes fue el de Vicente Pacheco, quien se sintió traicionado por Vargas debido a diferencias en los pagos.

La situación dejó una huella profunda en ambos, pero Pacheco ha encontrado su camino en la fe y ha dejado atrás el rencor.

Vargas reflexionó sobre cómo estas experiencias, aunque difíciles, son parte del proceso de crecimiento tanto personal como profesional.

 

Wilfrido Vargas concluyó su relato reflexionando sobre el legado de todos estos artistas.

Wilfrido Vargas in conversation with Camilo Hoyos - Hay Festival - Hay  Festival Anytime Audio & Video
A pesar de las traiciones y los conflictos, cada uno ha contribuido a la rica historia del merengue.

La música, según Vargas, es un reflejo de la vida misma: llena de altibajos, pero siempre vibrante y viva.

 

A medida que la conversación avanzaba, quedó claro que la historia de Vargas y su orquesta es una crónica de pasión, sacrificio y, sobre todo, amor por la música.

Cada artista que pasó por su lado dejó una marca indeleble, y su legado sigue resonando en cada nota de merengue que se escucha hoy en día.

 

Vargas no solo habló de Rubby Pérez como un cantante destacado, sino también como un amigo que dejó una profunda impresión en su vida.

La química entre ellos en el escenario era innegable, y su estilo único ayudó a definir el sonido de la orquesta en los años 80.

Vargas recordó momentos especiales compartidos con Rubby, como sus ensayos y actuaciones, donde la energía y la conexión con el público eran palpables.

 

Sin embargo, también hubo momentos de tensión.

Vargas mencionó que, a veces, la presión del éxito y las expectativas podían ser abrumadoras.

La orquesta no era solo un grupo de músicos; era una familia que enfrentaba desafíos juntos.

A pesar de las dificultades, Vargas siempre intentó mantener un ambiente de respeto y creatividad.

Wilfrido Vargas hospitalized with pneumonia - DR1.com

El legado de Wilfrido Vargas y su orquesta es innegable.

Han influido en generaciones de músicos y han llevado el merengue a nuevas alturas.

Vargas ha sido un mentor para muchos, enseñándoles no solo a tocar y cantar, sino también a trabajar en equipo y a enfrentar los desafíos de la industria musical.

 

Hoy, mientras reflexiona sobre su carrera, Vargas se siente orgulloso de lo que ha logrado.

Su historia es una prueba de que, a pesar de los obstáculos, la pasión por la música puede superar cualquier desafío.

La música de Wilfrido Vargas seguirá resonando en los corazones de quienes aman el merengue, y su legado perdurará por generaciones.

 

La historia de Wilfrido Vargas y su orquesta es un testimonio de la grandeza del merengue y de la resiliencia de los artistas que lo han llevado a la vida.

A través de sus historias, Vargas ha compartido un mensaje de esperanza y perseverancia, recordándonos que, aunque la vida esté llena de altibajos, la música siempre será un refugio y una fuente de alegría.

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