Benny Andersson de ABBA finalmente confiesa: “¿Amor o ruina? La verdad que nadie quiso escuchar”
Durante años, los fans de ABBA solo podían imaginar qué fue lo que realmente llevó a la separación de Benny Andersson y Frida Lyngstad, la pareja que parecía encarnar el amor perfecto dentro del grupo.
¿Fue la presión de la fama?
¿Conflictos personales?
¿O acaso había secretos ocultos tras el telón?
Ahora, Benny ha decidido hablar con sinceridad y revelar una verdad que ha conmocionado a quienes creían conocer la historia completa.
En los años 70, cuando ABBA dominaba la escena musical mundial, Benny y Frida parecían la pareja ideal, al igual que Björn y Agnetha.
Su historia de amor creció al compás del éxito, pero bajo el brillo de los escenarios y las melodías pegajosas, las tensiones comenzaron a acumularse lentamente.
La relación, que empezó con una chispa inmediata cuando se conocieron en 1969, se fue desgastando con el tiempo.
Frida, con su voz intensa y su espíritu libre, y Benny, perfeccionista y obsesivo con cada detalle musical, tenían enfoques muy distintos.
Mientras Benny pasaba horas encerrado en el estudio, obsesionado con la perfección, Frida se guiaba más por la emoción y la espontaneidad.
Estas diferencias creativas, que inicialmente los complementaban, se transformaron en una fuente constante de conflicto.
Además, la fama y la vida pública añadieron presión a su relación.
Benny prefería la discreción y la tranquilidad lejos de los reflectores, mientras que Frida disfrutaba de la atención y las oportunidades sociales que la celebridad le brindaba.
Durante las giras mundiales, amigos cercanos comenzaron a notar la pérdida de esa chispa que los había unido, y la distancia emocional entre ellos se hizo insalvable.
El punto de quiebre llegó a finales de los años 70.
Benny se refugió aún más en su trabajo y comenzó una relación con Mona Nörklit, una presentadora de televisión.
Cuando Benny confesó a Frida sus sentimientos por Mona, la decepción fue profunda.
A pesar de sus esfuerzos por mantener una fachada profesional, la tristeza y el resentimiento eran evidentes para todos.
En una entrevista memorable de 1981, Benny, visiblemente afectado y nervioso, habló por primera vez con franqueza sobre la ruptura.
Admitió que la fama no era tan idílica como parecía y que la banda, aunque seguía creando música, ya no era la misma.
Las canciones comenzaron a reflejar el dolor y la desilusión que vivían sus miembros, con temas como “The Winner Takes It All” y “When All Is Said and Done” que resonaban con la amarga realidad tras bambalinas.
Pero la historia de Frida es aún más compleja y conmovedora.
Nacida en Noruega en 1945, hija de una mujer noruega y un soldado alemán durante la Segunda Guerra Mundial, Frida enfrentó desde pequeña el rechazo y la marginación.
Su condición de “niña de la guerra” la convirtió en una paria en su propio país, y su infancia estuvo marcada por la soledad y el estigma.
Su madre decidió emigrar a Suecia para protegerla de ese cruel destino, y allí Frida encontró en la música un refugio y una vía de escape.
Desde muy joven, su voz profunda y emotiva capturó la atención de quienes la escuchaban, y su talento la llevó a convertirse en una de las voces más queridas del pop mundial.
A pesar de su éxito, Frida nunca pudo escapar completamente de las heridas del pasado.
En 1977, tras años de creer que su padre había muerto en la guerra, descubrió que aún vivía en Alemania.
Un encuentro incómodo y distante marcó ese reencuentro, dejando abiertas muchas preguntas sin resolver.
En 1992, Frida dio un giro inesperado a su vida al casarse con el príncipe Heinrich Ruzzo Reuss von Plauen, entrando en la aristocracia y dejando atrás el mundo del espectáculo.
Pero la vida en la nobleza no fue tan idílica como parecía.
La rigidez de las normas y las expectativas le resultaron opresivas, y la libertad que había disfrutado en el escenario se vio reemplazada por un papel mucho más restringido.
La tragedia golpeó con fuerza en 1998 cuando su hija Anni-Frid Lyngstad Fredriksson murió en un accidente de tráfico.
Esta pérdida devastadora sumió a Frida en un profundo aislamiento, alejándola de los focos y del mundo que una vez la adoró.
A pesar de todo, la conexión especial entre Benny y Frida nunca desapareció del todo.
En momentos de soledad y dolor, encontraron consuelo en su historia compartida, entendiendo la presión y el peso de la fama como nadie más.
En 2021, ABBA sorprendió al mundo con su regreso después de casi 40 años, lanzando el álbum “Voyage” y presentando un espectáculo revolucionario con avatares digitales que trajeron a la vida a la banda como nunca antes.
Frida participó activamente en este renacer, demostrando que, a pesar de las heridas y el paso del tiempo, su voz y legado siguen vivos.
Hoy, a sus 78 años, Frida lleva una vida tranquila en Suiza, dedicada a causas benéficas y a la conservación del medio ambiente, manteniendo un vínculo especial con sus fans y sus antiguos compañeros.
Benny, por su parte, continúa siendo un pilar fundamental en la historia de la música sueca y mundial.
Esta confesión de Benny Andersson nos recuerda que detrás del brillo y el éxito hay historias humanas complejas, llenas de amor, dolor, traiciones y redenciones.
La leyenda de ABBA no solo es música, sino también un drama real que ha marcado a sus protagonistas para siempre.
¿Creías que la fama era solo brillo y alegría?
Ahora sabes que también puede ser ruina y desamor.
¿Qué opinas de esta verdad revelada por Benny?
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