🌹👁 Entre lágrimas y verdades enterradas: el día que La Prieta Linda expuso la cara oculta de Flor Silvestre
Guillermina Jiménez Chabolla, conocida por generaciones como La Prieta Linda, no solo fue una de las grandes voces del México ranchero: fue también un ícono de la lucha, la dignidad y el talento femenino en una industria dominada por hombres.
Pero también fue testigo y protagonista de una rivalidad silenciosa que marcó a toda una época: su relación con Flor Silvestre.
Durante décadas, los medios especularon sobre una tensión nunca confirmada entre ambas.
Dos voces inigualables, dos estilos distintos, pero con un mismo público, un mismo tiempo… y un pasado compartido más íntimo de lo que muchos sabían.
Y aunque ninguna lo declaró abiertamente, las miradas esquivas en los homenajes y los aplausos sin emoción hablaban por sí solos.
Pero el silencio terminó justo cuando nadie lo esperaba.
En los últimos días de su vida, ya debilitada y consciente de que su tiempo estaba llegando a su fin, La Prieta Linda pidió ver a una periodista de confianza.
No quería cámaras.
No quería espectáculo.
Solo una grabadora encendida y alguien dispuesto a escuchar lo que nunca se atrevió a decir frente a un micrófono.
“Antes de irme, quiero limpiar mi alma.
Y si esta verdad molesta, que moleste.
Ya no me importa.
La grabación, mantenida bajo resguardo por la familia de la periodista, fue filtrada por un allegado tras la muerte de la cantante.
En ella, La Prieta Linda habla con voz frágil, pero con una claridad que corta como navaja.
“El público nunca supo todo lo que Flor hizo para que yo desapareciera del mapa.
Era dulce en cámara, pero detrás, tenía estrategias frías.
Se llevaba con todos, pero siempre terminaba quedándose con los contratos, con los discos, con los espacios que eran míos.
Y yo… yo me callé por respeto.
La confesión continuaba: “Una vez, su mánager —que también manejaba mi agenda— me canceló una gira entera en Texas.
¿Y quién apareció en mi lugar? Ella.
Cuando pregunté por qué, me dijeron que fue decisión de la disquera.
Nunca supe si ella lo pidió… pero tampoco lo negó.
Pero lo más impactante fue lo que vino después.
“Yo la quise mucho.La admiré.
Era parte de mi historia.
Pero ella sabía que entre nosotras había una competencia feroz.
Y lo alimentó.Y me dolió.
Nunca me dio la cara cuando más la necesité.
La voz de La Prieta Linda se quiebra por momentos en la grabación.
No es rabia.Es tristeza.
Es decepción que nunca se fue.
“Nos llamaban las ‘reinas del ranchero’, pero solo había una corona.
Y ella hizo todo para quedársela.
También habló de cómo las disqueras usaban su imagen en comparación directa con la de Flor: “Siempre me decían que no fuera tan seria, que aprendiera a sonreír como ella.
Que mi voz era potente, sí, pero que ella ‘vendía más’ porque era ‘más mujer’.
Nunca lo entendí.
¿Qué querían decir? ¿Que yo no era suficiente?”
Estas palabras resonaron como un eco amargo entre los fanáticos de ambas.
Porque si bien Flor Silvestre era adorada por su dulzura y carisma, La Prieta Linda siempre fue más reservada, más discreta, más.
.
.
introspectiva.
Y quizás, allí estuvo el origen de todo: dos mujeres brillantes obligadas a competir en un mismo terreno que no les dio espacio para coexistir con justicia.
Cuando se le preguntó si alguna vez intentaron reconciliarse, la respuesta fue devastadora.
“No.
Nunca.
Ella no lo quiso.
Yo sí.
Una vez la busqué, en un evento privado.
Me acerqué con respeto.
Le dije: ‘Flor, lo que sea que pasó, dejémoslo atrás’.
Y me respondió con una sonrisa.
.
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de las que no llegan a los ojos.
Y se fue.
Nunca más volvimos a hablar.
”
Esa noche, según el testimonio de la periodista, La Prieta Linda rompió en llanto.
No por rabia.
Por todo lo que se perdió.
Por los años de distancia innecesaria.
Por los momentos que el ego les robó a ambas.
Por una amistad que nunca fue.
Tras su muerte, la familia de La Prieta Linda decidió no desmentir ni confirmar lo dicho.
“Mi mamá habló desde el corazón.
Que el público escuche y saque sus propias conclusiones”, dijo uno de sus hijos en una breve declaración.
Del lado de la familia de Flor Silvestre, no hubo reacción.
Silencio absoluto.
Pero el impacto ya estaba hecho.
Las redes sociales estallaron.
Algunos defendieron a Flor, alegando que toda carrera en el espectáculo es dura y competitiva.
Otros, en cambio, sintieron empatía por La Prieta Linda, reconociendo que el talento no siempre recibe el trato justo y que muchas veces, el sistema favorece al más carismático, no al más sincero.
Hoy, ambas están en la eternidad.
Pero entre los pasillos de la música mexicana, entre las notas de un mariachi y el eco de dos voces inconfundibles, quedará para siempre el misterio de lo que pudo haber sido si esas dos mujeres se hubieran abrazado… en lugar de competir.
Porque a veces, el verdadero duelo no es entre rivales… sino entre el silencio y la verdad.
Y esta vez, fue La Prieta Linda quien habló primero.
Y por última vez.