La figura de Julio Iglesias trasciende la música.
Es un icono global, sinónimo de baladas románticas y uno de los artistas latinos más exitosos de todos los tiempos.
A sus 81 años, con una carrera que abarca décadas y millones de discos vendidos, Julio ha decidido abrir un nuevo capítulo, uno de revelación y sinceridad sin precedentes.
La confirmación de un acuerdo con Netflix para producir una serie documental sobre su vida marca un hito: por primera vez, el legendario cantante participará activamente en la narración de su propia historia, prometiendo desvelar secretos y ofrecer su perspectiva sobre un viaje extraordinario, marcado por la perseverancia y la reinvención.
Nacido el 23 de septiembre de 1943 en Madrid, en el seno de una familia acomodada liderada por el Dr.
Julio Iglesias Puga, el joven Julio no soñaba inicialmente con los escenarios, sino con el césped.
Destacado en estudios y deportes, su ambición era convertirse en futbolista profesional.
Firmó con el equipo juvenil B del Real Madrid, compartiendo vestuario con futuras estrellas, y llegó a formar parte del primer equipo como portero.
Mientras perseguía su sueño deportivo, también estudiaba derecho, demostrando una versatilidad notable.
Sin embargo, el destino tenía otros planes, y un trágico accidente automovilístico en septiembre de 1962, en la carretera de Majadahonda, truncó abruptamente su prometedora carrera futbolística y lo dejó semiparalizado, con escasas esperanzas de volver a caminar.
Durante un año y medio, Julio se sometió a una ardua recuperación, marcada por la terapia y los ejercicios constantes.
Este difícil periodo no solo le costó su lugar en el Real Madrid y lo obligó a abandonar sus estudios de derecho (que retomaría y culminaría años después), sino que también lo llevó por un camino inesperado.
Un joven enfermero, Eladio Madaleno, le regaló una guitarra para ayudarlo a ejercitar los dedos y a sobrellevar el tiempo en el hospital.
Al tocar y musicalizar sus poemas, Julio descubrió una nueva pasión.
El dolor y la tristeza de su situación se convirtieron en la chispa que encendió su creatividad musical, transformando radicalmente el rumbo de su vida.
Su conexión con la música se profundizó.
Parte de su recuperación transcurrió en Peñíscola, donde comenzó a tocar en locales, realizando duetos y componiendo canciones que resonarían con el público.
Tras recuperar fuerzas, se trasladó a Londres y luego a Cambridge para perfeccionar su inglés, actuando en pubs locales y conociendo a personas que, como Gwendolyn Boll, inspirarían algunas de sus baladas más emblemáticas.
Su vida dio otro giro significativo con su matrimonio con Isabel Preysler en 1971.
Juntos tuvieron tres hijos: Chábeli, Julio Jr. y Enrique.
Sin embargo, la pareja se separó en 1979, formalizando su divorcio al año siguiente.
Isabel permaneció en España con los niños, mientras Julio se estableció en Miami, marcando el inicio de una nueva etapa profesional y personal.
El amor volvió a llamar a su puerta de manera inesperada en diciembre de 1990, cuando conoció a Miranda Rijnsburger en el aeropuerto de Yakarta.
A pesar de la diferencia de edad y la rapidez con la que se dio su conexión, Miranda aceptó la audaz invitación de Julio para unirse a su gira.
Lo que comenzó como un romance inesperado floreció en una relación profunda.
Miranda se mudó a su residencia en Miami y se convirtió en su confidente, su fuerza estabilizadora y la madrastra de sus hijos mayores.
Con Miranda, Julio construyó una nueva familia, dando la bienvenida a cinco hijos: Miguel Alejandro, Rodrigo, las gemelas Victoria y Cristina, y Guillermo.
Tras dos décadas de compañerismo y una sólida familia, Julio y Miranda formalizaron su unión en agosto de 2010 en una ceremonia íntima en su vasta finca de Marbella, “Las Cuatro Lunas”.
Julio explicó que no habían esperado 20 años por el tiempo, sino porque “simplemente era el momento adecuado”.
Esta propiedad, adquirida en 2000, abarca más de 400 hectáreas y sirve como un santuario privado para la familia, equipada con lujos como múltiples piscinas, gimnasio, bodega y helipuertos, garantizando privacidad y comodidad.
Es un lugar cargado de recuerdos familiares y el escenario de su boda, un testimonio de su profundo amor por España y su hogar en Marbella.
A pesar de que Miranda reside principalmente en Miami con los hijos menores y Julio pasa más tiempo en la República Dominicana, su conexión emocional se mantiene fuerte, facilitada por su avión privado.
Julio se refiere a menudo a Miranda como “la mujer de mi vida”, reconociendo cómo ella lo ayuda a mirar hacia el futuro.
A lo largo de su extensa carrera, Julio Iglesias no ha estado exento de controversias.
Una de las más persistentes es la batalla legal por la paternidad con Javier Santos.
A pesar de que Julio nunca ha confirmado ni negado públicamente la relación, Santos ha buscado reconocimiento legal durante años.
La situación se intensificó con la revelación de pruebas de ADN que mostraban una coincidencia del 99.9% entre Javier Santos y Julio José Iglesias, el segundo hijo de Julio.
El periodista Fermín Cabanillas detalló en su libro el minucioso método de vigilancia utilizado por detectives privados para obtener muestras de ADN de Julio José en Miami, un proceso que duró más de 20 días y que culminó con el análisis en un laboratorio español que confirmó el parentesco.
A pesar de las pruebas, Julio Iglesias ha utilizado diversas tácticas legales durante más de 30 años para retrasar el caso, instruyendo a su personal para evitar la recepción de notificaciones judiciales.
La persistencia de Santos y las acciones legales de su abogado mantienen el tema en la atención mediática.
A sus 81 años, Julio Iglesias celebra la vida, agradecido por el apoyo de sus seguidores, el amor de su familia y el éxito de su carrera.
Aunque ha enfrentado algunos problemas de salud, desmintiendo rumores infundados sobre su estado, se mantiene activo y conectado con su arte y su legado.
La próxima serie de Netflix representa su decisión de tomar el control de su narrativa, contando su verdad por primera vez, incluyendo los desafíos de salud y otros aspectos de su extraordinario viaje.
Esta iniciativa surge tras un intento fallido de un documental anterior, que no prosperó debido a la reticencia de Julio y las altas tarifas por los derechos de sus canciones.
La historia de Julio Iglesias es un testimonio de resiliencia: cómo un accidente devastador lo llevó a descubrir una pasión que lo convertiría en una superestrella mundial.
Es una saga de amor familiar, tanto con su primera esposa e hijos como con Miranda y la familia que construyeron juntos, encontrando estabilidad y apoyo en medio de la fama.
También es una historia de persistencia, no solo en su carrera musical, sino también en las batallas personales y legales que ha enfrentado.
A medida que se prepara para compartir su historia más íntima a través de Netflix, el mundo espera conocer la perspectiva del hombre detrás del mito, el “médico del pueblo” que se convirtió en el rey de la balada, un icono cultural cuyo legado perdura.
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