Eduardo Manzano, mejor conocido como “El Polivoz”, fue una figura emblemática de la comedia mexicana, cuyo talento y carisma marcaron generaciones enteras.
Su partida reciente ha dejado un vacío profundo en la cultura popular de México, pues no solo fue un comediante, sino un ícono que acompañó a muchas familias con su humor blanco, inocente y lleno de ingenio.
La carrera de Eduardo Manzano comenzó hace varias décadas, en una época donde la televisión apenas se consolidaba como el medio principal de entretenimiento en los hogares mexicanos.
Junto a Enrique Cuenca, formó el famoso dueto “Los Polivoces”, que se convirtió en un símbolo de la comedia nacional durante los años 60 y 70.
Los Polivoces se destacaron por un humor fresco, observador y lleno de personajes memorables que reflejaban la vida cotidiana de México.
Entre sus creaciones más icónicas están el comandante Agallón Mafafas, Gordolfo Gelatino, Don Teofilito y Washan, personajes que no solo hicieron reír, sino que se volvieron parte del vocabulario y la cultura popular del país.
Su programa semanal era un ritual familiar: las familias se reunían frente a la televisión para disfrutar de las ocurrencias de Manzano y Cuenca, quienes con su química y timing impecable lograban un humor universal, limpio y atemporal.
Su influencia trascendió fronteras, llegando a otros países de Latinoamérica donde también fueron muy queridos.
A pesar del éxito, en 1977, justo en el punto más alto de su fama, Los Polivoces decidieron separarse.
Las razones detrás de esta decisión han sido objeto de diversas especulaciones: desde diferencias personales entre sus esposas, hasta discrepancias creativas y profesionales.
Sin embargo, Eduardo Manzano ha señalado que la separación fue una decisión tomada sin mala intención, un receso que nunca se volvió a revertir formalmente.
Tras la ruptura del dueto, Manzano decidió demostrar que su talento no dependía de una pareja.
Inició su carrera en solitario con “El show de Eduardo Manzano”, que aunque no alcanzó la magnitud de Los Polivoces, reafirmó su capacidad para reinventarse y seguir siendo relevante en la comedia mexicana.
Durante años, se mantuvo activo, adaptándose a los cambios en la televisión y en el humor, siempre fiel a su estilo directo y blanco.
En 2007, Eduardo Manzano volvió a conquistar al público con su papel de don Arnoldo López Conejo, el abuelo gruñón pero entrañable en la serie “Una familia de 10”.
Este personaje le permitió conectar con nuevas generaciones y reafirmar su lugar en el corazón de los mexicanos.
La serie fue un éxito rotundo, convirtiéndose en un clásico moderno que combinaba el humor tradicional con situaciones contemporáneas.
Manzano, con su característico carisma y talento camaleónico, logró que don Arnoldo fuera un personaje querido y recordado por jóvenes y adultos por igual.
Los últimos años de Eduardo Manzano estuvieron marcados por una dura lucha contra problemas de salud.
Desde 2021, enfrentó una infección biliar que, aunque inicialmente parecía controlada, se complicó y reapareció con fuerza, afectando seriamente su bienestar.
Su esposa, Susana López Parra, fue un pilar fundamental en estos momentos difíciles, aclarando rumores y acompañándolo hasta el final.
A pesar de las recaídas y hospitalizaciones, Manzano mantuvo su espíritu luchador y su sentido del humor, aunque el desgaste físico y emocional era evidente.
Finalmente, en 2025, Eduardo Manzano falleció por causas naturales relacionadas con su edad y las complicaciones de su enfermedad.
Su partida fue confirmada por su hijo Lalo Manzano, quien expresó con orgullo y tristeza que el telón de la vida de su padre había caído, pero que su legado permanecería intacto.
Eduardo Manzano no solo dejó un legado de personajes y frases inolvidables, sino también una huella profunda en la cultura mexicana.
Su humor fue un bálsamo en tiempos difíciles, un puente entre generaciones y una escuela para muchos comediantes que lo consideran una influencia directa.
Los Polivoces, con su estilo único, lograron que el público mexicano se riera de sí mismo, de sus costumbres y de la vida diaria, sin recurrir a la grosería ni a la vulgaridad.
Esa pureza y creatividad es lo que ha hecho que su trabajo siga vigente décadas después.
Su familia, amigos y seguidores lo recuerdan con cariño y respeto.
En redes sociales y medios, miles de mensajes y anécdotas han surgido para celebrar su vida y agradecerle por tantas risas y momentos compartidos.
Eduardo Manzano tuvo una vida personal llena de etapas y experiencias.
Fue padre de tres hijos con su primera esposa, Lourdes Martínez: Eduardo, Ariel y Mariela.
Más tarde, encontró el amor y la estabilidad con Susana López Parra, quien estuvo a su lado en sus últimos años.
Aunque hubo momentos de distancia y diferencias familiares, especialmente con su hijo Ariel, la familia logró acercarse en los últimos tiempos, compartiendo momentos y recuerdos que fortalecieron sus lazos.
La historia de Eduardo Manzano es la de un hombre que supo hacer reír a México con talento, humildad y dedicación.
Su trayectoria, desde Los Polivoces hasta “Una familia de 10”, pasando por su lucha personal contra la enfermedad, es un testimonio de perseverancia y amor por el arte.
Hoy, aunque su voz ya no resuena en los escenarios, su legado sigue vivo en cada carcajada, en cada frase que se repite y en el corazón de quienes disfrutaron su humor.
Eduardo Manzano, “El Polivoz”, será siempre una leyenda de la comedia mexicana, un genio que hizo historia y que ahora descansa en paz, dejando un camino lleno de alegría y recuerdos imborrables.
