A sus 61 años, Adela Micha sigue siendo una de las figuras más influyentes y polémicas del periodismo mexicano.
Nunca soñó con ser periodista, pero su pasión, determinación y valentía la llevaron a convertirse en una comunicadora destacada.
Desde sus inicios en Televisa en los años ochenta, Micha supo imponerse con un estilo audaz, incisivo y auténtico.
Influenciada profundamente por su madre, Teresa Saga, una mujer adelantada a su tiempo, Adela aprendió el valor de enfrentar la vida sin miedo.
“Mi madre me enseñó a superar obstáculos como quien pela una cebolla, capa por capa,” comentó en una ocasión Micha, destacando la resiliencia como una clave en su trayectoria.
Con esa misma actitud sin disculpas, Adela ha realizado entrevistas memorables a figuras políticas y celebridades, quienes terminan revelando más de lo esperado ante su incisiva forma de preguntar.
Su método, en ocasiones acompañado por un trago de tequila, ha generado tanto admiración como críticas, pero para Micha siempre ha sido mejor pedir perdón que permiso.
La transición de la televisión tradicional a medios digitales marcó un nuevo capítulo en su carrera con el lanzamiento de “La Saga,” una plataforma donde continúa abordando temas polémicos y entretenidos.
Sin embargo, esta nueva etapa no ha estado exenta de controversias, especialmente relacionadas con su relación profesional con Maca Carriedo.
Carriedo, reconocida periodista y activista por los derechos LGBTQ+, se convirtió en una colaboradora cercana en “La Saga,” hasta que su abrupta salida generó un torbellino de especulaciones.
Aunque Carriedo afirmó que se fue por una oportunidad laboral en El Heraldo, la versión de Adela sugirió posibles tensiones entre ambas.
Un supuesto audio filtrado complicó más las cosas, revelando lo que parecía una conversación incómoda en la que Micha daba por terminada la relación laboral.
Aunque ambas partes negaron públicamente algún conflicto personal, los rumores persistieron, alimentados por medios y seguidores que debatían quién decía la verdad.
Paralelamente, Micha enfrentó problemas financieros en “La Saga,” relacionados con una colaboradora llamada Susan Faugier, lo cual generó aún más especulación.
Adela aclaró rápidamente que la propiedad de “La Saga” seguía perteneciendo exclusivamente a ella y su hija Teres, aunque reconoció haber sufrido pérdidas económicas significativas.
Pese a estos desafíos, Micha continúa firme en su posición, rechazando cualquier acusación de discriminación o abuso hacia sus colaboradores.
A nivel personal, Adela sigue desafiando estereotipos sobre cómo debe comportarse una mujer de su edad.
No teme aparecer en bikini ni realizar actividades que otros podrían considerar inapropiadas, ignorando las críticas sobre lo “adecuado”.
“La edad es solo un número,” insiste, viviendo intensamente cada día y abrazando la vida con pasión renovada tras la pandemia.
Además, Micha sigue comprometida con la representación femenina en los medios, consciente de las barreras que aún enfrentan muchas mujeres.
Su espíritu emprendedor la ha llevado a explorar diversos proyectos, desde la producción de eventos hasta el desarrollo de contenido digital independiente.
Actualmente cuenta con un espacio de cuatro estudios, donde produce podcasts y otros contenidos que reflejan su estilo único y atrevido.
Adela afirma que gran parte de su patrimonio está invertido en estos proyectos, un sueño que persiguió durante años y que ahora se ha convertido en realidad.
A sus 61 años, Micha admite sentirse más cerca del final que nunca, pero lejos de preocuparse, esto la impulsa a vivir con más intensidad y determinación.
“Siempre he vivido intensamente, pero ahora lo hago más que nunca,” comenta, reflejando una profunda conciencia de la fragilidad de la vida.
Esta perspectiva no solo la mantiene relevante, sino que le otorga mayor peso a su voz, especialmente en un momento en que las mujeres están ganando terreno en la esfera pública.
Más allá de cualquier polémica o controversia, el legado de Adela Micha es claro: una mujer que rompió barreras, reinventó su carrera y siempre habló con franqueza.
Su capacidad de adaptación y su negativa a ser limitada por convencionalismos la han convertido en un referente para generaciones de periodistas y mujeres mexicanas.
Y aunque muchos sigan debatiendo sobre sus decisiones personales y profesionales, lo indudable es que Micha seguirá hablando alto y claro, manteniéndose fiel a sí misma hasta el final.