La historia de Alejandro es un relato conmovedor y desgarrador sobre la adopción, la apropiación y la búsqueda incansable de identidad y verdad.
Alejandro creció sabiendo que era adoptado, pero no imaginaba la complejidad y el dolor que su historia escondía.
Nacido en Misiones, Argentina, fue arrebatado de los brazos de su madre biológica apenas nacido, en una trama que involucra a una asistente social, complicidad institucional y un sistema que, durante décadas, facilitó la apropiación ilegal de niños.
Tras 33 años de ausencia, Alejandro logró reencontrarse con su madre, Nelida, en un emotivo reencuentro que cerró un ciclo lleno de preguntas y emociones.
Desde pequeño, Alejandro supo que era adoptado.
Creció en un hogar lleno de amor y apoyo familiar, con sus padres adoptivos y dos hermanos adoptivos.
Su infancia fue normal, rodeado de cariño, aunque siempre sintió una desconexión física con su familia adoptiva, quienes tenían rasgos muy diferentes a los suyos.
A pesar de ello, nunca cuestionó su lugar en esa familia hasta que la llegada de su propia paternidad despertó en él la necesidad de conocer sus raíces biológicas.
A los 18 años, su madre adoptiva le entregó una carpeta con información sobre su adopción.
En ese momento, Alejandro no quiso saber nada, temeroso y no preparado para enfrentar la verdad.
Sin embargo, años después, cuando estaba por convertirse en padre, esa curiosidad y necesidad de entender su origen se volvieron urgentes.
En abril de 2021, Alejandro decidió pedir la carpeta que contenía toda la documentación sobre su adopción.
Al abrirla, encontró no solo papeles legales, sino también denuncias y un artículo periodístico que relataba un juicio por la adopción plena.
Allí descubrió que su madre biológica, Nelida, había luchado por recuperarlo, denunciando a la asistente social que facilitó su apropiación.
La historia que emergió de esos documentos fue aterradora: Nelida, una mujer pobre y vulnerable, había sido engañada y separada de su hijo recién nacido en complicidad con una asistente social y personal de una clínica privada en Posadas.
Se le hizo firmar papeles bajo presión, sin poder leerlos, bajo la mentira de que su hijo había nacido con una malformación y debía ser trasladado para una operación urgente.
En realidad, lo que ocurrió fue un robo sistemático de un bebé, con la complicidad de varias instituciones.
El relato de Alejandro expone cómo funcionaba un sistema oscuro en Argentina, donde la apropiación de bebés era una práctica común en ciertas regiones y épocas.
La asistente social, con la complicidad del personal de la clínica y de autoridades judiciales, facilitaba la entrega ilegal de niños a familias adoptivas, muchas veces a cambio de dinero o favores.
Nelida y su familia enfrentaron una lucha interminable para recuperar a Alejandro.
La justicia les cerraba puertas, la jueza encargada del caso fue hostil y se negó a escuchar sus reclamos.
A pesar de sus esfuerzos diarios, incluyendo acudir a comisarías, juzgados y centros cívicos, la respuesta siempre fue un muro de silencio y obstáculos.
Nelida nunca dejó de buscar a su hijo.
Cada día, antes de las comidas, rezaba para que Dios acortara el camino hacia Alejandro.
Viajaba constantemente a Buenos Aires, visitaba colegios, plazas y cualquier lugar donde pudiera encontrarlo.
Su amor y perseverancia fueron el motor que mantuvo viva la esperanza durante más de tres décadas.
Finalmente, gracias a un policía que le brindó información confidencial, Nelida pudo conocer la dirección donde vivía Alejandro y sus padres adoptivos.
A pesar de que intentaron evitar el contacto, la verdad salió a la luz y comenzó el proceso de reencuentro.
Tras 33 años de separación, Alejandro y Nelida se encontraron por videollamada y poco después en persona.
El momento fue intenso y lleno de emociones.
Alejandro recuerda cómo, al abrazar a su madre, reconoció un olor especial que nunca había percibido antes, una conexión profunda que trascendía el tiempo y la distancia.
Ambos comenzaron a construir un vínculo basado en el amor, la comprensión y el perdón.
Alejandro también mantuvo una relación cercana con sus padres adoptivos, a quienes reconoce como parte fundamental de su vida, aunque entiende que hubo un robo y una apropiación en su historia.
Esta historia no solo es un testimonio personal, sino también una denuncia pública sobre las prácticas ilegales y abusivas que ocurrieron en Argentina y que, lamentablemente, aún persisten en algunos lugares.
Alejandro enfatiza la importancia de conocer la verdad, de buscar la identidad y de no permitir que estas injusticias continúen.
Hoy en día, la adopción en Argentina está regulada por leyes claras que buscan evitar estos abusos, pero la sombra del pasado sigue presente en muchas familias.
Alejandro utiliza su historia para crear conciencia y ayudar a otras personas que están en búsqueda de sus raíces o que han sufrido situaciones similares.
A pesar del dolor y las dificultades, Alejandro muestra un mensaje de esperanza.
Su historia es un ejemplo del poder del amor de una madre, de la fuerza de la búsqueda de la verdad y de la capacidad humana para perdonar y reconstruir vínculos.
Alejandro también es padre y ha decidido transmitir a sus hijas la importancia de conocer sus orígenes y de valorar la identidad.
Su experiencia le ha dado una nueva perspectiva de la vida y un compromiso con la justicia social.
La historia de Alejandro es un llamado a no olvidar las injusticias del pasado y a luchar para que no se repitan.
Es un testimonio de amor, coraje y perseverancia que inspira a quienes buscan respuestas y justicia.
Tras 33 años de ausencia, Alejandro y Nelida lograron reencontrarse, cerrando un capítulo doloroso y abriendo uno nuevo lleno de esperanza y reconciliación.
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