A sus 66 años, Debbie Rowe, exesposa de Michael Jackson y madre de sus dos primeros hijos, finalmente rompió el silencio después de años alejada del ojo público, generando conmoción al revelar detalles desconocidos sobre su controvertida relación con el rey del pop.
Su historia con Jackson comenzó discretamente en 1986 en la consulta del dermatólogo Arnold Klein, donde ella trabajaba y él recibía tratamiento por lupus y vitíligo.
Rápidamente desarrollaron una amistad cercana que, según Rowe, estuvo marcada desde el inicio por un profundo afecto mutuo.
Debbie Rowe siempre defendió que sus sentimientos por Jackson eran genuinos, incluso cuando se especulaba que su matrimonio en 1996 había sido puramente transaccional.
Aunque ambos negaron inicialmente cualquier acuerdo financiero o inseminación artificial, años más tarde Rowe admitió públicamente que sus hijos fueron concebidos clínicamente.
Incluso llegó a compararse con una yegua pura sangre destinada a criar.
La relación, si bien poco convencional, parecía satisfacer inicialmente las necesidades emocionales de Jackson, especialmente tras su difícil divorcio de Lisa Marie Presley, quien rechazaba tener hijos con él.
Rowe, profundamente enamorada, ofreció voluntariamente cumplir el sueño de Michael de ser padre, lo que complicó aún más la ya deteriorada relación de Jackson con Presley.
En 1996, poco después de la separación oficial de Jackson y Presley, Rowe sufrió un aborto espontáneo que devastó a ambos.
Sin embargo, poco después quedó nuevamente embarazada mediante inseminación artificial, generando gran atención mediática y críticas hacia Jackson, especialmente por parte de su familia.
Bajo presión familiar y mediática, Jackson decidió casarse apresuradamente con Rowe en noviembre de 1996, una decisión que provocó aún más controversia y escepticismo público.
La boda tuvo lugar en Australia ante solo quince invitados, un evento íntimo que muchos interpretaron como un movimiento estratégico para apaciguar las críticas sobre el nacimiento de un hijo fuera del matrimonio.
Jackson insistió públicamente en que la relación era auténtica, pero el arreglo era mucho más complejo detrás de cámaras.
Tras el nacimiento de Prince Michael Jackson en 1997, Debbie Rowe fue casi inmediatamente relegada a un segundo plano.
Nunca vivió con Michael y su participación en la vida de sus hijos fue mínima y estrictamente controlada.
Seis semanas después del nacimiento de Prince, Rowe posó brevemente junto a Jackson para una sesión de fotos preparada para la prensa, tras lo cual se retiró discretamente, consciente de que apegarse emocionalmente a su hijo dificultaría la situación.
Cuando nació Paris Jackson en 1998, la distancia emocional ya era evidente, y poco después, en 1999, la pareja se divorció formalmente.
Rowe recibió cerca de 10 millones de dólares en compensación, renunciando voluntariamente a sus derechos parentales.
La muerte inesperada de Michael Jackson en 2009 volvió a poner a Rowe bajo los reflectores, enfrentándola a rumores dolorosos sobre la verdadera maternidad de sus hijos.
TMZ alegó que Rowe había actuado únicamente como madre subrogada y no era la madre biológica de los niños, una acusación que ella negó vehementemente a través de sus abogados.
La polémica también salpicó al dermatólogo Arnold Klein, sugerido como posible padre biológico, aunque esto jamás fue confirmado oficialmente.
La relación de Rowe con sus hijos fue compleja, especialmente con Paris, con quien apenas tuvo contacto hasta después del fallecimiento de Jackson.
En 2013, durante un dramático juicio contra AEG Live por la muerte de Jackson, Rowe testificó entre lágrimas, revelando detalles conmovedores sobre el intento de suicidio de Paris, lo que las acercó profundamente.
A partir de ese momento, su vínculo evolucionó hacia una amistad adulta, llena de apoyo mutuo en momentos difíciles, como cuando Rowe fue diagnosticada con cáncer de mama en 2016.
Durante su tratamiento, Paris permaneció firmemente a su lado, fortaleciendo aún más su renovada relación.
Debbie Rowe logró superar el cáncer en 2017 y actualmente lleva una vida tranquila y alejada del bullicio de Hollywood, residiendo en su rancho de caballos en el desierto californiano.
Está completamente dedicada a su vida personal y a la relación reconstruida con sus hijos, especialmente con Paris, a quien apoya fervientemente en su carrera musical.
Su actual pareja, Marc Schaffel, también generó titulares por su pasado en la industria del cine para adultos y por haber formado parte del círculo íntimo de Michael Jackson años atrás, lo que nuevamente la situó en medio de la polémica.
A pesar de los numerosos altibajos, Debbie Rowe ha logrado finalmente encontrar la paz, convirtiéndose en un ejemplo de resiliencia frente a los juicios públicos y privados.
Su testimonio reciente ha causado gran conmoción, pero también ha permitido comprender con más claridad las complejas circunstancias que rodearon su vida junto a Michael Jackson y sus hijos.
Hoy, a los 66 años, sigue siendo una figura fascinante y controvertida, cuyo legado está profundamente entrelazado con la historia personal del rey del pop.