Irma Serrano, conocida como “La Tigresa”, fue una de las figuras más polémicas y fascinantes del espectáculo mexicano.
Su vida estuvo marcada por escándalos, amores intensos y relaciones con figuras clave de la política y el entretenimiento.
Pero pocos esperaban que, antes de su muerte, revelara una verdad largamente oculta relacionada con Javier Solís, uno de los íconos más queridos de la música ranchera.
Durante décadas, se especuló mucho sobre la naturaleza de la relación entre ambos.
Si bien ella siempre fue evasiva en entrevistas, en sus últimos días decidió hablar con franqueza y dejar constancia de lo que realmente ocurrió.
Irma confesó que entre ella y Javier Solís hubo más que una simple amistad artística.
Según sus palabras, vivieron un romance apasionado, pero marcado por el secreto y la imposibilidad de hacerlo público.
En aquella época, Solís ya estaba casado y su imagen de hombre de familia era clave para su carrera.
Serrano reveló que ambos se amaban profundamente, pero que las presiones sociales y los compromisos personales los obligaron a mantener su relación en la sombra.
Lo más sorprendente de su testimonio fue cuando admitió que Solís estuvo a punto de dejarlo todo por ella, aunque finalmente eligió mantenerse al lado de su esposa por lealtad y por la tranquilidad de su público.
Serrano también rompió el silencio sobre los últimos días de vida del cantante.
Afirmó que Javier Solís, sabiendo que su salud se deterioraba, quiso despedirse de ella personalmente, lo que ocurrió en un encuentro breve pero emocionalmente cargado.
Según Irma, él le pidió que no revelara nada mientras viviera, temiendo dañar a su familia y su legado.
Ella cumplió esa promesa hasta el final.
Al contar esta verdad en sus últimos años, dijo sentirse en paz, como si finalmente cerrara un ciclo que había guardado en su corazón durante décadas.
La confesión de Irma Serrano añade una capa más a la ya compleja historia del ídolo del pueblo.
Aunque su relato no puede ser confirmado por el propio Solís, quienes conocieron a ambos no dudan de que hubo entre ellos un lazo especial.
Más allá del escándalo o la curiosidad, su historia es una muestra de los sacrificios personales que muchos artistas hicieron en una época donde las apariencias eran más importantes que la autenticidad emocional.
La verdad revelada por “La Tigresa” no cambia el legado de Javier Solís, pero lo humaniza.
Y también le otorga a Irma una última palabra que, quizás, llevaba esperando decir toda su vida.