Karen Carpenter, considerada por muchos como la mejor voz femenina de la historia, tuvo una vida marcada por la tragedia.
Nacida el 2 de marzo de 1950 en New Haven, Connecticut, era la hermana menor de Richard Carpenter, quien nacería cuatro años antes. Sus padres, Agnes y Harold, no solían demostrar afecto entre ellos ni hacia sus hijos, lo que generó una atmósfera fría en el hogar.
Aunque Richard era el hijo favorito de su madre, Karen siempre estuvo a su lado, y ambos hermanos eran muy unidos, aunque con algunas rivalidades, como cuando Karen destacaba en el béisbol y era elegida antes que Richard, lo que solía molestar a él.
Desde pequeños, la influencia musical de su padre, quien tenía una extensa colección de discos de varios géneros, se hizo sentir en sus vidas. Richard mostró desde muy temprano su habilidad musical, y a los tres años ya tocaba el acordeón, pasando luego al piano.
Karen, por su parte, desarrolló su amor por la música en su adolescencia, inicialmente tocando la batería en la banda escolar.
A medida que crecía, también se fue interesando por el canto, lo que eventualmente llevaría a su participación en la formación de un trío musical con su hermano en 1965.
El trío, que más tarde se conocería como The Carpenters, tuvo dificultades al principio, pero la perseverancia de los hermanos Carpenter comenzó a dar frutos.
A mediados de 1969, firmaron un contrato con la discográfica A&M, gracias al apoyo de Herb Alpert, quien quedó impresionado por la voz de Karen. Fue entonces cuando comenzaron a trabajar en su primer álbum, Offering.
Aunque el disco no tuvo éxito, su carrera cambiaría con la grabación de “Close to You” en 1970, una canción que, a pesar de las dudas de los hermanos, se convirtió en un éxito rotundo. Esto les permitió alcanzar la fama mundial, vendiendo millones de copias y ganando premios Grammy.
A pesar del éxito, los problemas personales de Karen se agudizaron. En su búsqueda constante por cumplir con los estándares de belleza de la época, comenzó a hacer dieta excesiva, perdiendo peso de manera alarmante.
En 1975, su delgadez extrema y los rumores sobre su salud provocaron inquietudes, y fue diagnosticada con anorexia nerviosa, una enfermedad mental poco comprendida en ese entonces.
Mientras tanto, su vida amorosa no fue menos problemática. En 1980, Karen conoció a Thomas James Burris, un hombre que resultó ser un oportunista.
Aunque la cantante deseaba tener una familia y encontrar estabilidad, se vio presionada a casarse con Burris, quien más tarde le causaría sufrimiento emocional.
La relación deterioró aún más su salud mental y física, ya que Burris la humillaba constantemente, agravando su trastorno alimentario.
En 1981, Karen finalmente aceptó recibir ayuda profesional para tratar su anorexia, pero las relaciones familiares seguían siendo complicadas.
Su madre, Agnes, no fue capaz de darle el apoyo emocional que tanto necesitaba, y Karen nunca escuchó las palabras de afecto que anhelaba de ella. En febrero de 1983, a los 32 años, Karen Carpenter falleció a causa de complicaciones relacionadas con su trastorno alimentario.
Su muerte dejó un vacío inmenso en la música y un legado de grandes éxitos, pero también una historia de sufrimiento no reconocido.
Años después, en 1989, se realizó una película para televisión sobre la vida de Karen, pero muchos aspectos de su vida personal fueron modificados o suprimidos debido a la negativa de su familia a mostrar la verdad completa.
La película concluyó con una escena ficticia de reconciliación con su madre, una despedida que nunca ocurrió en la vida real.
A pesar de todo, Karen Carpenter sigue siendo recordada como una de las voces más queridas y talentosas de la música, y su legado perdura en las canciones que dejó al mundo.
